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"Cualquier cosa menos eso": esto es lo que la gente hace por dinero
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"Cualquier cosa menos eso": esto es lo que la gente hace por dinero

Todos y cada uno de los que contestan a dicha pregunta asumen que quien paga deseará que el que recibe el dinero pase por algún tipo de humillación “indescriptible”

Foto: 'Honeymoon in Vegas', el otro lado de 'Una proposición indecente'.
'Honeymoon in Vegas', el otro lado de 'Una proposición indecente'.

La pregunta de hasta dónde puede llegar una persona por dinero es clásica. “Todos tenemos un precio” es un axioma repetido una y mil veces en nuestro mundo capitalista, hasta el punto que la gente asume que así es, sin discutirlo ni un instante. La pregunta que sigue, lógicamente es “¿cuánto?”. A principios de los noventa, una época bastante naif vista en perspectiva, hubo dos películas consecutivas que escenificaban el dilema en modo romántico.

La más conocida fue “Proposición indecente” (1993), comidilla en todas las tardes de café burguesas por aquel entonces, en la que un millonario (Robert Redford) ofrecía a una pareja en problemas económicos (Demi Moore y Woody Harrelson) un millón de dólares a cambio de pasar un fin de semana con ella. Tan sólo un año antes se había estrenado 'Honeymoon in Vegas'. Con una joven e insulsa Sarah Jessica Parker, un Nicholas Cage sobreactuado, para variar, y un James Caan en sus horas más bajas. La película pasó sin pena ni gloria, pero el planteamiento –aunque humorístico– era prácticamente el mismo, y similares los dilemas morales añadidos.

Un millón no vale por una vida de vergüenza, pero por mil millones puedo permitirme transformar mi existencia

Hace tiempo que esa moralina fue superada en la vida real y que esos juegos de salón dejaron de epatar a la burguesía y quedaron para alimentar canales basura de Youtube en los que tipos trajeados intentan “comprar” a la mujer de otros por 10 o 100 mil dólares. Ahora, en plena cultura de la crueldad y el ridículo “televisados”, la cuestión es ver cuánto hay que subir la apuesta y cuanta degradación se puede obtener a cambio. La mujer (o el marido) del personal ha pasado a ser, más o menos, un chiste inocente.

Tráiler de 'Una proposición indecente'.

Ejemplos sobran. El ultimo, una pregunta en Reddit: “¿Qué cosas no harías por un millón de dólares pero sí por un billón?” (un billón americano, se entiende, es decir, mil millones de dólares). La pregunta va por los 200 comentarios de respuesta. Curiosamente, ninguno de ellos alude a ningún acto que pudiese considerarse lejanamente heroico aunque arriesgado o dañino. No. Todos y cada uno de los que contestan asumen que quien paga deseará específicamente que el que recibe el dinero pase por algún tipo de humillación “indescriptible”. No hay mucha imaginación en los comentarios, en realidad, pero es interesante leer las “mejores” respuestas para hacerse una imagen de lo que hoy consideramos humillante o terrible en el primer mundo. También para ir tanteando nuestro propio umbral de dignidad, si es que esa palabra sigue teniendo algún significado.

En realidad, la respuesta de un usuario, de nombre sing-por, lo resume bastante bien: “Tengo problemas para imaginarme algo que no haría por ese dinero”.

En el fondo del barril

Lefthandedsock afirma, por ejemplo, que se cortaría un dedo: “¿Por un millón? Nones. Puedo tener una vida bastante buena con lo que gano y todos mis dedos, pero ¿por mil millones? Podría tener una vida ALUCINANTE, con dedo o sin él”. A continuación, Brickmack sube la apuesta a un brazo entero: “luego”, explica, astuto él, “le ofrecería 50 millones a un equipo de investigación en prótesis que pudiese hacerme un brazo funcional controlado cerebralmente”.

CDC, por su parte, afirma que, por el simple millón, “sería el juguete sexual de quien fuese durante un mes. Aunque ¿para qué querrían a un tipo de casi 140 kilos y más de metro noventa? Ni idea… pero hay gente metida en cosas más raras… Podrían mancillarme a su gusto, hacerme las cosas más desagradables. Podrían proyectar las inseguridades que ellos quisieran sobre mí. ¿Quieren vestirme de colegiala y hacerme saltar con un cangurín? Vale. Lo haría por un millón. Pero si hablamos de mil millones, entonces es que estoy deseando hacerlo”. Otro usuario afirma que “Dejaría que un montón de tíos se corriesen sobre mí en la televisión nacional. Un millón no vale por una vida de vergüenza, pero por mil puedo permitirme transformar mi existencia”. En su línea, SneakyStalin dice que “honestamente, haría cualquier cosa que no me jodiese la vida de manera permanente: ¿Romperme una pierna? Claro que sí. ¿Qué un montón de tíos peludos me follaran durante una hora? Seguro, ¡estaría feliz de hacerlo!”. Este, sin embargo, es de los pocos que tienen una línea roja, y aunque su dignidad personal no le importa nada, lo que piense el resto del mundo al respecto sí: “No pasaría por que se grabase y se distribuyese. No quiero que esa mierda me siga el resto de mi vida”.

¿Patearías a un cachorrito? ¿Lo golpearías hasta la muerte? ¿Te comerías el brazo de alguien vivo?

Hasta ahí, tenemos amputaciones y humillaciones sexuales, registradas o secretas

El usuario appyCoCo, sin embargo, se salta una hipotética legalidad al asegurar que por ese dinero “mataría a un hombre”. Creo que el chico no ha entendido aún que por eso se cobra mucho, mucho menos, hasta en el país más rico. Pobre.

Quizá el mejor enfoque sea el de flargenhargen, que, “por diversión”, esboza una serie de preguntas añadidas. Un “¿harías usted esto?” al que el lector puede responder o añadir sus propias preguntas, para así engrosar esta patochada universal de la infamia en la que todos, de un modo u otro, estamos inmersos. Ahí van algunas: “¿Patearías a un cachorrito? ¿Lo golpearías hasta la muerte? ¿Te comerías el brazo de alguien vivo? ¿Lo harías contra su voluntad? ¿Te acostarías con tu madre? ¿Te acostaría con tu hermana? ¿te acostarías con la hermana de tu amigo, dos semanas después de que hubiese muerto en un accidente de coche? ¿Pasarías el resto de tu vida desnudo? ¿Pasarías el resto de tu vida sin hablar? ¿Te cortarías una pierna, o las dos? ¿Un brazo, o los dos? ¿Permitirías que aplicaran la eutanasia a tus padres cuando llegaran a los setenta? ¿Te retirarías a una isla desierta, con internet pero sin poder recibir visitas? ¿Tendrías relaciones sexuales de un tipo que odies con alguien del sexo que no te atrae cada día del resto de tu vida? ¿Aceptarías que todas las personas que conocieses dejasen de verte y hablarte seis meses después de conocerlas? ¿Y no poder salir nunca más al aire libre? ¿y no poder vivir de nuevo bajo techo? ¿Y no poder usar nunca más un vehículo? ¿Y no poder lavarte nunca más?”

Las posibilidades son, como apunta el mismo usuario, infinitas, y probablemente casi todos tenemos la suerte de que nadie vaya a poner jamás ese dinero encima de la mesa. Así podemos conformarnos con que nos paguen cincuenta pavos por un artículo, o nada por una colaboración. O lo que sea, y seguir sosteniendo una máscara de dignidad “pobre pero honrada”.

¿Qué harías por cinco dólares?

Si quieren seguir este experimento por los suburbios morales del Occidente de los centros comerciales, basta con rastrear Youtube y otras plataformas para encontrar lo que la gente haría por las cantidades más diversas: por 5 dólares, por 100 dolares o, hipotéticamente (nadie suelta esa pasta, no nos engañemos), por un millón.

También se pueden encontrar sin profundizar demasiado, encuestas caseras en las que la gente responde sobre cosas que sí haría por diversas cantidades. En una de tantas, el que la ideó valora “pintarse el pelo de rojo durante un mes” en 50 euros, “lamer las axilas y los pies de un vagabundo” en 100, “pasearse desnudo por la calle una hora” en 1.000, “donar un trozo de hígado” en 9.000, “jugar a la ruleta rusa” en 22.000 y “matar a alguien en España” en 99.000. Todo en euros, en este caso.

El mensaje es simple. Viene a decir: “asúmelo, eres basura, no tienes un duro y harías prácticamente cualquier cosa por tenerlo”. O como contesta Universal-Cereal-Bus a la pregunta en Reddit “probablemente haría cualquier cosa que Meat Loaf no haría por amor”. Y ya sabemos que Meat Loaf haría “cualquier cosa” por amor. Excepto “eso”.

En todo caso, y eso cierra el debate, la televisión descubrió hace tiempo que era relativamente sencillo conseguir que la gente se humillase a sí misma completamente gratis. Quizá la pregunta que viene no sea “¿por cuánto dinero puedo humillarte?”, sino “¿cuánto me vas a pagar para que lo haga?”.

La pregunta de hasta dónde puede llegar una persona por dinero es clásica. “Todos tenemos un precio” es un axioma repetido una y mil veces en nuestro mundo capitalista, hasta el punto que la gente asume que así es, sin discutirlo ni un instante. La pregunta que sigue, lógicamente es “¿cuánto?”. A principios de los noventa, una época bastante naif vista en perspectiva, hubo dos películas consecutivas que escenificaban el dilema en modo romántico.

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