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Lo que de verdad pasa en Las Vegas, contado por los empleados
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apuestas y desmadre en la ciudad del pecado

Lo que de verdad pasa en Las Vegas, contado por los empleados

En el paraíso del juego y las barras de 'striptease' acabar en la cama con un imitador de Elvis no es lo peor que te puede pasar. Esto es lo que nadie dice cuando vuelve

Foto:  Lo que pasa en Las Vegas, nunca se queda allí. (Wikipedia)
Lo que pasa en Las Vegas, nunca se queda allí. (Wikipedia)

Cuando Hunter. S Thompson desplazó a su alter ego, el periodista Raoul Duke, a Las Vegas en una aventura delirante y psicotrópica en busca del sueño americano, lo hizo precisamente porque la conocida como 'ciudad del pecado', con sus neones luminosos, sus barras de striptease y casinos, simboliza mejor que ninguna otra el exceso más o menos legalizado… Un paraíso para juerguistas, ludópatas e imitadores de Elvis, que esperan que lo que “pase en Las Vegas, se quede en Las Vegas”, como reza el conocido eslogan. ¿O no? No solo los billetes de dólar tienen un ojo dibujado, también la ciudad te mira, aunque no te des cuenta porque vas demasiado alcoholizado. Lo que ocurre en Las Vegas, sí, lo acaban contando los trabajadores de los hoteles en 'Reddit'. Estas son las historias sin tupés, Nicholas Cage ni apuestas ganadoras más locas jamás contadas y lo hacemos recurriendo a sus maravillosos clichés:

Dinero fácil

“Un tipo intentó venderme lencería y tangas de 'strippers' usados; tenía una bolsa de gimnasio llena”, explicaba un usuario en respuesta a un post que recibió 1.400 comentarios. Otras muchas veces el dinero se gana, como dicen nuestros padres, con sudor y lágrimas, como un hombre que cobraba por dejarse golpear los genitales –“kick me in the balls for 10 dollars”, decía el cartel–; o aquel, algo más económico, que en club de 'striptease' permitía a los clientes que le insultasen a cambio de 5 dólares. Aunque en ocasiones la broma puede salirte bastante rentable, como es el caso de una 'stripper' que explicó cómo un cliente le dejó 100 dólares de propina sólo por dejarse besar. Romántico (y algo oscuro), ¿no? Pero ninguna historia tan desesperada como la del tipo, jugador empedernido en la treintena, que se paseaba por las calles de la ciudad con más pecadores por kilómetros cuadrados de América pidiendo dinero para comprar un anillo de bodas.

Encontraba excrementos en las paredes de la habitación y de vez en cuando un billete de diez dólares cubierto de heroína

Trabajo sucio

Y no nos referimos al de los testaferros de la mafia, sino al que tienen que hacer algunos empleados de 'resorts', sobre todo los socorristas de las piscinas. “Tenemos que recoger preservativos, vómitos, botellas vacías, ropa, jeringuillas y todo tipo de basura imaginable que los huéspedes dejan. ¡Es repugnante!”, explicó uno de ellos. Aunque lo peor no es limpiarlo, sino presenciar en directo cómo se produce. Otro usuario contó que había visto cómo una chica vomitaba sobre las manos de su pareja mientras estaban en plena faena y minutos después siguieron a lo suyo. Así que, con un historial semejante, darse un chapuzón en una piscina de hotel es igual de agradable que nadar en aguas fecales, sobre todo, si los clientes no creen necesario ducharse en su cuarto. ¿Será Las Vegas el Varanasi profano de Norteamérica? Gurús, mercachifles y lunáticos los hay por todas partes, como explican estos empleados, aunque la reencarnación para ellos suponga, en el mejor de los casos, un cambio de trabajo.

'Miedo y asco en Las Vegas' (Terry Gilliam, 1998)

Claro que quienes mejor conocen a los turistas que se animan a jugar a la ruleta son los camareros de pisos, cuya abnegación sólo la supera su estómago. Un usuario contaba anécdotas sobre las tareas de su madre no aptas para la hora del almuerzo: “Le ha ocurrido entrar a limpiar una habitación y ver restos de comida en el suelo o las paredes manchadas de excremento”, aunque añadió que en ocasiones le sonríe la suerte: “A veces también encuentra billetes de 100 dólares que han utilizado para aspirar heroína, los limpia y se los queda”.

Sexo y chiflados

En Las Vegas convive los peor y lo mejor de Estados Unidos, es una radiografía reluciente como una moneda de un centavo que uno mete en la ranura de una máquina traga-perras y se multiplica por cien, mil, un millón… (o eso imagina el jugador). Hay, como en la vida, malos padres que llevan a sus hijos a locales de striptease, o peores futuras madres que pasean sus barrigas preñadas por la calle totalmente alcoholizadas blasfemando sobre algún dios que no piensa en ellas. Otro usuario fue testigo de cómo una mujer abortó en una boutique, o del espantoso espectáculo de una chica asiática que “vestía una falda muy corta y se sentó en una silla blanca y de repente empezó a menstruar, o eso creímos. En realidad estaba sufriendo un aborto y tuvimos que llamar a una ambulancia”, continuó.

Una pareja mantuvo sexo en el hall de un hotel, olvidando que hay máquinas de 'vending' que alquilan habitaciones a 11 dólares

Y mientras esto ocurre, en algún lugar de una ciudad que vive de noche, donde uno puede encontrarse a Darth Vader de copas con Jack Sparrow, casarse con Marilyn o hacerse rico para acabar siendo más pobre que antes en cuestión de minutos, una pareja llega a Las Vegas y fruto de la pasión, el alcohol y el polvo acaba practicando sexo en el hall de un hotel, ignorantes de que algunas máquinas de 'vending' proveen de 'pisos de emergencia' a 11 dólares, según cuentan. Una mujer de unos setenta años empezó a cantar a pleno pulmón la canción de Pokemon en mitad de la calle "y yo me uní sin más e hicimos un dueto", confiesa finalmente un anónimo, por supuesto.

Así de extraño es el paraíso del juego, pero al menos a sus protagonistas les queda un consuelo, como escribió Hunter S Thompson en 'Miedo y asco en Las Vegas': “Sentía que la única oportunidad ahora era la posibilidad de que hubiésemos cometido tantos excesos que ninguna persona con el poder de castigarnos pudiera siquiera creerlo”.

Cuando Hunter. S Thompson desplazó a su alter ego, el periodista Raoul Duke, a Las Vegas en una aventura delirante y psicotrópica en busca del sueño americano, lo hizo precisamente porque la conocida como 'ciudad del pecado', con sus neones luminosos, sus barras de striptease y casinos, simboliza mejor que ninguna otra el exceso más o menos legalizado… Un paraíso para juerguistas, ludópatas e imitadores de Elvis, que esperan que lo que “pase en Las Vegas, se quede en Las Vegas”, como reza el conocido eslogan. ¿O no? No solo los billetes de dólar tienen un ojo dibujado, también la ciudad te mira, aunque no te des cuenta porque vas demasiado alcoholizado. Lo que ocurre en Las Vegas, sí, lo acaban contando los trabajadores de los hoteles en 'Reddit'. Estas son las historias sin tupés, Nicholas Cage ni apuestas ganadoras más locas jamás contadas y lo hacemos recurriendo a sus maravillosos clichés:

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