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Las cuatro cosas que hunden la carrera de un ejecutivo, según Harvard
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Las cuatro cosas que hunden la carrera de un ejecutivo, según Harvard

Estos son los principales fallos que cometen los líderes novatos al llegar a las altas esferas y que asfixian sus carreras hasta aniquilarlas, y cómo pueden evitarlo

Foto: Entre el 50 y el 70% de los nuevos empresarios no aguantan más allá de 18 meses desde que les ascienden. Descubre por qué. (iStock)
Entre el 50 y el 70% de los nuevos empresarios no aguantan más allá de 18 meses desde que les ascienden. Descubre por qué. (iStock)

Como se suele decir coloquialmente, todo lo que sube, baja, y acelerar nuestra carrera profesional a toda velocidad sin pararnos a pensar si estamos o no preparados puede acabar en catástrofe, tanto profesional como económica. A menudo, jóvenes emprendedores ponen en marcha pequeños proyectos que sin previo aviso se convierten en el negocio de moda o, de manera imprevisible, nuevos empresarios se convierten en los fichajes estrella de compañías y comienzan a ascender a un ritmo vertiginoso. Sus ingresos, contactos, personas a cargo y responsabilidades se disparan, y con apenas 30 años son considerados ejecutivos de alto nivel.

Según una investigación realizada en la Universidad de Harvard, entre el 50 y el 70% de los nuevos empresarios no aguantan más allá de 18 meses desde que son designados como tales hasta que sus carreras se vienen abajo. Tras analizar más de 2.700 entrevistas en profundidad de profesionales de 148 organizaciones, los expertos fueron capaces de aislar los patrones desestabilizadores que convierten a trabajadores eficaces y preparados en auténticos fracasos.

Cuanto más alto es el cargo del nuevo líder, el resto de la plantilla hace más comentarios que avalan o desprestigian su reputación o valía

“Cuando los montañeros ascienden rápidamente a alturas muy elevadas, a veces sufren una condición conocida como el mal de altura. Las náuseas y los dolores de cabeza severos que sufren son muy parecidos a una horrible resaca y, si no se tratan a tiempo, incluso pueden mortales”, compara Ron Carucci en 'Harvard Business Review', donde expone los cuatro principales fallos que cometen los ejecutivos novatos al llegar a las altas esferas y que ahogan sus carreras hasta la asfixia. Así es como puedes frenarlos antes de que te dé el 'mal de altura'.

1. No asumen su nuevo rol

Cuando un determinado compañero de trabajo comienza a ascender, el resto de la plantilla lo percibe de manera diferente. De la noche a la mañana se convierten en líderes y, ya sea por admiración o miedo, quienes les rodean están fascinados por lo que son capaces de hacer. Y no todos saben adaptarse a su nuevo papel adecuadamente:

“Muchos ejecutivos de alto nivel se sorprenden cuando se dan cuenta de que la gente ahora trabaja para ellos”, explica Carucci, quien cree que uno de los problemas fundamentales es que no son capaces de coger las riendas a tiempo y asumir su nuevo papel de líderes. De pronto se convierten en la cabeza visible de la empresa y deben evitar que los demás les juzguen o traten como a uno más, porque ya no lo son. “Cuanto más alto asciende un líder, más lo hacen los comentarios que avalan o desprestigian su reputación o valía, y esta situación puede acabar fuera de su control si no pone remedio”, continúa el experto. El 42% de los encuestados aseguró que tras adquirir el puesto de líderes percibieron que gran parte de la plantilla les atribuía características falsas para debilitarles, y parece que lo consiguieron.

Pese a que interiormente sientan aquello de 'sigo siendo la misma persona', los ejecutivos tienen que restablecer los límites en las relaciones laborales

Así, cuando los ejecutivos se enteren de que otros hablan mal de ellos, deben tener el valor de enfrentarse directamente a la situación y desmentir las habladurías. También deben tomarse con humildad sus nuevas responsabilidades y asumir que esas percepciones negativas pueden haberse generado antes de que hayan tenido la oportunidad de presentarse y hacerse valer antes la plantilla. En resumen, tienen que hacerse valer bajo hechos que demuestren por qué están ellos al mando.

2. Errores en la comunicación

De pronto, se le da una importancia exagerada a cualquier cosa que dicen. Los empleados tratan de sacar el significado oculto de cualquier pequeño comentario casual que sale por sus bocas, y es fundamental que aprendan a medir sus palabras y sepan comunicarse adecuadamente. De este modo neutralizarán las mentiras que se propagan en torno a su persona, que, a estas alturas, no son pocas.

“Aunque sólo esté intentando mantener una breve charla de ascensor, la gente parece estar buscando en mí al profeta Elías. Cada vez que abro la boca alguien le da cualquier significado a mis palabras. Me atribuyen cosas que no sólo no he dicho nunca, ni siquiera las he pensado”, explicaba Bill, uno de los ejecutivos novatos participantes en la investigación.

Los empleados tratan de sacar el significado oculto de cualquier pequeño comentario casual que sale por sus bocas. Es fundamental que midan sus palabras

“Deben ser claros acerca de sus intenciones y precisos en su comunicación. Cualquier comentario o sugerencia, incluso pausa sonora, tiene mucho más peso y significado ahora. Los nuevos ejecutivos tienen que resistirse ante la tentación de probarse a sí mismos con las palabras y las acciones que se pueden volver en su contra; En su lugar, deben minimizar los riesgos y tomarse el tiempo necesario antes de expresar sus opiniones y pensamientos con precisión y autenticidad”, recomienda Carucci.

3. Demasiadas restricciones

Como se suele decir en el ámbito empresarial, la información es poder, y es un bien fundamental que puede acabar con la reputación e influencia de la organización. Para evitar que se filtren datos, es fundamental contar con medidas de seguridad, pero, cuando el enemigo puede estar dentro de casa, no basta con prohibir y poner barreras. Los nuevos líderes tienen que mantener una buena actitud con la plantilla, estar al frente de sus necesidades, ser conscientes de las preocupaciones que puedan tener las personas a su cargo y, sobre todo, consistentes en sus palabras para evitar enviar mensajes no deseados. Como sentencia el experto investigador, “la incoherencia es lo que crea temores que impulsan a la filtración de datos”.

4. El gran error: el jefe colega

Tampoco tienen que ser unos siesos, pero excederse en confianzas en sus relaciones personales con el resto de la plantilla suele ser uno de los grandes errores que los jóvenes ejecutivos parecen cometer más a menudo, y se la juegan.

Los nuevos ejecutivos tienen que resistirse ante la tentación de probarse a sí mismos con las palabras y las acciones que se pueden volver en su contra

Cuando uno asciende, los ex compañeros se convierten en subordinados directos –o al menos están en rangos más bajos al suyo– y sus antiguos superiores se convierten en sus nuevos colegas de despacho, situación que hizo que al menos el 51% de los encuestados desconfiase del resto de la plantilla. Tienen que saber llevar con cautela para que ni unos ni otros dejen de verles como líderes carismáticos y profesionales válidos además de 'amigos', sea cual sea el nivel de cada uno. “Pese a que interiormente sientan aquello de 'sigo siendo la misma persona', los ejecutivos exitosos tienen que hacer un esfuerzo consciente para restablecer los límites predefinidos en las relaciones laborales”. Ofrecer confianza, no decepcionar a viejos y nuevos compañeros y no dejarse llevar por el 'quedar bien' con antiguas amistades, un control complicado que puede ser el que impulse o frene por completo sus éxitos como líder.

Como se suele decir coloquialmente, todo lo que sube, baja, y acelerar nuestra carrera profesional a toda velocidad sin pararnos a pensar si estamos o no preparados puede acabar en catástrofe, tanto profesional como económica. A menudo, jóvenes emprendedores ponen en marcha pequeños proyectos que sin previo aviso se convierten en el negocio de moda o, de manera imprevisible, nuevos empresarios se convierten en los fichajes estrella de compañías y comienzan a ascender a un ritmo vertiginoso. Sus ingresos, contactos, personas a cargo y responsabilidades se disparan, y con apenas 30 años son considerados ejecutivos de alto nivel.

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