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“El dinero está en las matemáticas”: la élite se prepara para arrasar en los números
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“El dinero está en las matemáticas”: la élite se prepara para arrasar en los números

Cada vez más centros abren sus puertas para ofrecer una formación complementaria y extracurricular en matemáticas, especialmente en lugares claves como Silicon Valley o las grandes capitales

Foto: Disponer de conocimientos matemáticos avanzados a partir de cierta edad es clave si se quiere estudiar una carrera STEM. (iStock)
Disponer de conocimientos matemáticos avanzados a partir de cierta edad es clave si se quiere estudiar una carrera STEM. (iStock)

Basta con echar un vistazo a los últimos ganadores de la Olimpiada Internacional de Matemática para comprobar que algo está cambiando. Durante muchos años, los chinos y los rusos (cuando aún eran la URSS) arrasaron en la competición que reconoce a los estudiantes más habilidosos con los números de todo el mundo. China reúne 19 galardones, la Unión Soviética, 14, Hungría, seis, y Rumanía, cinco. Sin embargo, el pasado año, Estados Unidos se alzó al primer puesto en la edición número 56, celebrada en Chiang Mai (Tailandia). Era la primera vez desde 1994, cuando el legendario equipo entrenado por Paul Zeitz consiguió por primera y única vez una puntuación perfecta.

Es el signo de que algo está ocurriendo en la educación del país americano, asegura en un reportaje de 'The Atlantic' Peg Tyre, algo que no parece que haya llegado aún al resto de países occidentales. “Un ejército de adolescentes americanos están alcanzando registros de récord mundial en matemáticas como nunca antes había ocurrido”, señala. Como coincide Zeitz en dicho reportaje, “algo muy grande está pasando con los estudiantes que tienen un gran apetito de estudiar matemáticas a un alto nivel”.

Las plazas en Silicon Valley o en San Francisco se agotan tan rápidamente como si se tratase de las entradas para un concierto exclusivo

Lo que está ocurriendo, en resumidas cuentas, es que cada vez más centros abren sus puertas para ofrecer una formación complementaria y extracurricular en matemáticas, especialmente en lugares claves como Silicon Valley o las grandes capitales, aunque algunos de ellos pueden curarse de manera 'online'. “En estos lugares, los estudiantes aventajados aprenden más y más rápido que hace 10 años, abordando material más complejo que lo que muchas personas en el mundillo de las matemáticas avanzadas había pensado que fuese posible”, señala la autora.

El 'boom' de la burbuja matemática

MathPath, AwesomeMath, MathIL, SPARC o Epsilon Camp son algunos de los campus que han surgido para proporcionar a los estudiantes más privilegiados –no sólo en cuanto a inteligencia, sino también en cuanto a su capital– una educación matemática de primer orden. Una demanda que en Silicon Valley o en San Francisco se cubre rápidamente como si se tratase de las entradas de un concierto exclusivo y que no resulta, como cabe esperar, asequible para los bolsillos de clase media (unos 3.000 dólares la matrícula anual en la Russian School of Mathematics, uno de los centros más reputados) o los de clase baja (300 dólares un semestre en un círculo matemático).

Vídeo promocional de la Russian School of Mathematics.

Es decir, la clase de inversión que tan sólo unos pocos afrontan, no sólo por su precio, sino porque los padres no consideran que sea demasiado importante. “Aunque la proporción de los estudiantes que obtienen grandes marcas en matemáticas se está elevando, se limita exclusivamente a los hijos de los mejor formados, y excluyen a los de los pobres”, explica la autora. Esto se debe no sólo a una cuestión económica, sino también a una mentalidad diferente: los ricos saben de la importancia de las carreras STEM, y de la relevancia que tienen a la hora de encontrar un buen trabajo. “La mayor parte del crecimiento en nuestra economía doméstica viene de los trabajos relacionados con esas disciplinas”.

Ello se refleja en el dicho común que Tyre recoge en el reportaje: “El dinero viene con las matemáticas” (“Money followes math”), un reclamo para que cada vez más niños (y niñas, que hasta hace no demasiado no solían ser apuntadas a estos cursos) se formen en matemáticas desde muy temprana edad. Se trata de una de esas disciplinas en las que resulta muy difícil recuperar el tiempo perdido y convertirse en una eminencia si no se accede a las matemáticas de nivel avanzado en la primaria y secundaria. De ahí que tantos de los que se han matriculado en carreras de ciencias (hasta un 48% entre 2003 y 2009) terminan cambiando de estudios antes de terminarla.

Una metodología alternativa

Obviamente, la manera de impartir las matemáticas es muy distinta en estos cursos, campamentos o círculos, y tiene mucho que ver con las recientes recomendaciones de la OCDE que se están empezando a implantar en lugares como Singapur. El enfoque crítico de las matemáticas presentado por la organización se refleja en la comprensión conceptual de las matemáticas, “utilizado como una herramienta para predecir, explorar y explicar el mundo que los rodea”.

Este enfoque ha sido básico en la educación matemática de los países de la antigua URSS y en universidades de élite como el MIT o Caltech

Ni falta hace señalar que la velocidad del cálculo no tiene una gran importancia en estos sistemas, como explicábamos en un reciente artículo sobre la paradoja de las matemáticas. Lo que importa es la resolución de problemas que, obviamente, van mucho más allá de los que podemos encontrar en un libro de texto. “Este enfoque ha sido básico en le educación matemática de los países de la antigua Unión Soviética y en universidades de élite como el MIT o Caltech”. Estos problemas se presentan en un pequeño número a los grupos de estudiantes, que deben resolver cuestiones para los que no hay una única solución. Un ejemplo:

Imagina una cuerda que recorre por completo el ecuador de la Tierra, totalmente plana (asumamos que la Tierra es una esfera perfecta, sin ninguna montaña o valle). Cortas la cuerda y atas otra sección de soga que mide 710 pulgadas, o un poco menos de 60 pies. Eso incrementa la longitud total de la cuerda por un poco más de la longitud de un autobús, o la altura de un edificio de cinco plantas. Ahora imagina que la cuerda es elevada en todos sus puntos a la vez, para que pueda flotar alrededor de la Tierra a la misma altura en toda su longitud. ¿Cuál es la cosa más alta que cabría debajo de la cuerda? Respuestas: una bacteria, una mariquita, un perro, Einstein, una jirafa o un transbordador especial.

Difícil, ¿o no tanto? Otros ejemplos de la Russian School muestran a los alumnos añadiendo papeles a una balanza hasta que esta se equilibra, cómo han despejado la “x” en una ecuación o un peculiar ejercicio planteado alrededor de la operación 49+(18-3) y que encantará a los admiradores de los Common core standars: en él, los estudiantes deben contar una historia que señale qué significa la expresión matemática, en plan “Juan tenía 18 manzanas y perdió tres, pero Pedro, que tenía otras 49, le ofreció juntarlas para aunar fuerzas”.

Como señala el reportaje, no se trata simplemente de ejecutar una operación matemática, sino de “investigar, hacer conjeturas, predecir, analizar y finalmente verificar la estrategia matemática”. La mayor parte de docentes provienen de otros campos relacionados con las ciencias, como pueden ser la química, la ingeniería o la meteorología. Sus clases no son azarosas, sino que están revisadas por otros mentores en cada organización. Suena bonito, y probablemente lo sea, pero pone de manifiesto un peligro aún mayor que infravalorar la importancia de las matemáticas: que estas sean sólo coto exclusivo de las élites, los únicos capaces de costearlas, de igual manera que en el pasado la lectura y la escritura se encontraban en manos de unos pocos que, de esa manera, manejaban el acceso a la información.

Basta con echar un vistazo a los últimos ganadores de la Olimpiada Internacional de Matemática para comprobar que algo está cambiando. Durante muchos años, los chinos y los rusos (cuando aún eran la URSS) arrasaron en la competición que reconoce a los estudiantes más habilidosos con los números de todo el mundo. China reúne 19 galardones, la Unión Soviética, 14, Hungría, seis, y Rumanía, cinco. Sin embargo, el pasado año, Estados Unidos se alzó al primer puesto en la edición número 56, celebrada en Chiang Mai (Tailandia). Era la primera vez desde 1994, cuando el legendario equipo entrenado por Paul Zeitz consiguió por primera y única vez una puntuación perfecta.

Matemáticas Silicon Valley Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)
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