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Cada vez es más fácil tener una aventura y sobre todo que te pillen. Este es el motivo
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Cada vez es más fácil tener una aventura y sobre todo que te pillen. Este es el motivo

Estamos a un solo 'clic' de 'cibercoquetear' y a menos de eso de que nuestra pareja se entere. Las nuevas tecnologías del espionaje y la infidelidad compiten por enloquecernos

Foto: Al final todo se acaba sabiendo... (iStock)
Al final todo se acaba sabiendo... (iStock)

Antiguamente, los hombres de cierta posición solían tener sus “queridas” y ellas, no demasiadas, también los tenían, pero presumían bastante menos. Hoy la infidelidad se ha democratizado y cada vez es más fácil echar una cana al aire sin que nadie se entere, ¿o no? Porque paralelamente al auge de apps de contactos como Tinder o websites como Ashley Madison, han surgido otras nuevas tecnologías dedicadas, precisamente, a controlar y 'chivarse' del infiel, y se lo están poniendo difícil a quienes quieren y pueden tener una doble vida. Al menos esto es lo que expone Camilla Turner en 'The Telegraph', quien da buena cuenta de las reflexiones del mayor y más antiguo servicio de información, consejo y apoyo para parejas de Reino Unido: Relate.

“Infidelidad digital, porno online y el uso de internet para pillar desprevenido al otro miembro de la pareja dan buena cuenta del papel que están jugando las nuevas tecnologías en las relaciones. Las usamos tanto para encontrar pareja como para controlar y romper una relación”, declaró a 'The Times' el director de operaciones de Relate, Chris Sherwood. No obstante, apunta que, a pesar de que la empresa no quiere hacer juicios de valor sobre el uso, sí aprecian el profundo impacto que está teniendo en las parejas, como por ejemplo descubrir una aventura utilizando Facebook o contactar a antiguos novios o ligues para revivir el fuego pasado.

Espiar el móvil de tu pareja puede llevarte a la cárcel, pero, a pesar de ello, proliferan las apps de espionaje para perseguir y controlar a supuestos infieles

Sherwood llegó a esta “comunidad-empresa” que presta ayuda en lo relativo a sexo y amor en 2011, tras fracasar su propia relación de pareja. “Cuando empezamos a estar en crisis, mi exnovia insistió en que acudiéramos a Relate, pero a mí me parecía el típico servicio para matrimonios de clase media y me equivoqué”, reconoce.

El lado cotilla de Orwell

Antes, tu pareja, a la mínima que leyera en ti las señales que anuncian una infidelidad –si has cambiado de 'look' bruscamente, o adulas constantemente a una persona en concreto, si de repente aparecen en su agenda comidas o cenas de empresa o viajes inesperados que antes no tenías...– te revisaba el móvil (o los bolsillos de la chaqueta) en busca de indicios de cuernos, ahora lo tiene mucho más fácil. Apps como QOQORIQO (aunque parezca impronunciable, no lo es: 'Kokorico') enlazan a las posibles víctimas de infidelidad con las supuestas novias o novios de tu pareja usando su dirección de correo y el número de teléfono móvil. Y otros programas de espionaje como 'Flexispy' se instalan fácilmente en el teléfono del supuesto mentiroso para darte acceso a sus llamadas, mensajes enviados y correos electrónicos. En fin, si quieres puedes. Ahora bien, ¿es ético y moralmente aceptable?

La pregunta no está exenta de polémica, pues tampoco lo es el engaño en sí mismo. Asimismo, espiar a otra persona y leer sus comunicaciones privadas tiene pena de cárcel, y a los hechos nos remitimos: en 2014 un hombre fue condenado a dos años y medio de prisión y una multa de seis euros diarios durante 19 meses por acceder al correo electrónico de su esposa y descargar un fichero en el que aparecía ella con otro hombre, y ni siquiera lo difundió. Además, este menoscabo en la confianza de la relación, a no ser que seas un celoso patológico, dice mucho de su futuro… ¿Nos sentimos inseguros o lo somos? O bien, ¿por qué hemos dejado de confiar en el otro?, son preguntas que deberíamos hacernos.

Aunque las webs de contactos presuman de su política de confidencialidad, escándalos como el de Ashley Madison señalan otra cosa

Pero si el instinto aprieta más que el anillo de compromiso, la oferta de webs de contactos extramatrimoniales es, cuanto menos, amplia. Pero, aunque presuman de guardar a buen recaudo la identidad del infiel, al final todo se acaba sabiendo. Sin ir más lejos, el escándalo de la web de citas Ashley Madison, amenazada por un equipo de hackers, puso al descubierto el pasado verano las señas reales de muchos clientes infieles. Y hay quien descubrió el engaño de una forma retorcida e incluso cómica, cuando averiguó que tanto él como su esposa se traicionaban mutuamente con la misma mujer.

Estamos ya hechos al 2.0, engañamos virtualmente y bíblicamente; espiamos, 'stalkeamos' y nos hundimos en el drama... Pero puestos a buscarle un rayo de luz a la noche oscura de las nuevas tecnologías pensemos que nunca como ahora ha existido tanta información que te permita poder decir... "ahí te quedas y que te aguante la otra".

Antiguamente, los hombres de cierta posición solían tener sus “queridas” y ellas, no demasiadas, también los tenían, pero presumían bastante menos. Hoy la infidelidad se ha democratizado y cada vez es más fácil echar una cana al aire sin que nadie se entere, ¿o no? Porque paralelamente al auge de apps de contactos como Tinder o websites como Ashley Madison, han surgido otras nuevas tecnologías dedicadas, precisamente, a controlar y 'chivarse' del infiel, y se lo están poniendo difícil a quienes quieren y pueden tener una doble vida. Al menos esto es lo que expone Camilla Turner en 'The Telegraph', quien da buena cuenta de las reflexiones del mayor y más antiguo servicio de información, consejo y apoyo para parejas de Reino Unido: Relate.

Relaciones de pareja Ashley Madison Tinder
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