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La novela sobre drogas y sexo en una gran tecnológica es “99% real”, según su autor
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LOS ENTRESIJOS DE 'THE SHOW'

La novela sobre drogas y sexo en una gran tecnológica es “99% real”, según su autor

Filip Syta tiene experiencia en una de las firmas más importantes y aunque no quiere decirlo de forma explícita, todo lo que cuenta en su primer libro es cierto, y lo ha visto con sus propios ojos

Foto: Como en la universidad, pero pagándote por irte de fiesta. (iStock)
Como en la universidad, pero pagándote por irte de fiesta. (iStock)

Durante dos años, Filip Syta trabajó como ejecutivo de cuentas en Google, uno de los gigantes tecnológicos. En 2014, sin embargo, decidió abandonar el puesto, decepcionado. Uno de los detonantes fue la reacción de sus compañeros después de recibir como regalo de Navidad una tablet Nexus: muchos de ellos se quejaron, puesto que el año anterior habían recibido otra tablet, hasta que consiguieron que el presente fuese sustituido por un teléfono. ¿Qué clase de persona se sentiría tan ofendido por recibir dos años seguidos una tablet como recompensa navideña?

Syta ha empleado el tiempo que ha tenido desde que abandonó la empresa en Ztory, una aplicación de libros y revistas con base en Estocolmo y, sobre todo, en su libro 'The Show' (Inkshares) que fue publicado el pasado mes de enero. La novela huele a mezcla de 'El lobo de Wall Street' con 'American Psycho': la profusión de vicios, superficialidad y excesos en la que vive Victor, el protagonista, en SHOW, su empresa, le lleva a descubrir el vacío de su existencia.

Por supuesto, cualquier parecido con la realidad es pura casualidad… o no. Como explica el propio Syta en 'Business Insider', “el 99% de lo que cuenta en el libro es cierto o está inspirado por hechos reales”. “Más allá de cambiar el mundo a mejor, el autor desvela cómo dentro de estas compañías hay una cultura laboral de una ética de trabajo dudosa y un estilo de vida de 'rock and roll' lleno de fiestas y drogas”, señala una crítica en Amazon. Nos sumergimos de mano del autor en los entresijos de una empresa “llena de veinteañeros que ganan mucho dinero, salen mucho de fiesta, beben mucho alcohol, se acuestan unos con otros indiscriminadamente y toman mucha cocaína” que, obviamente, no es Google.

Drogas

La novela presenta a dos personajes que se montan su propio chiringuito de tráfico de drogas dentro de la empresa. “Proporcionaban drogas a la compañía entera”, señala la historia. “Trabajaban en ventas, así que tenían la habilidad para colocar su producto. Por otra parte, la demanda era alta, así que no necesitaban hacer demasiado. Era como venderle helado a los niños un día caluroso de verano”. Syta explica que, efectivamente, había personas en la empresa dedicadas a vender drogas, sobre todo marihuana y cocaína –la más popular–, y que pasaban muchísimo tiempo en la oficina, “su mercado más importante”. Los dos empresarios ilegales de la empresa habían formado un equipo de hasta cinco personas subcontratadas que se encargaban de distribuir el material.

La edad de los trabajadores y las fiestas son el cóctel perfecto para que todos se hayan liado con todos

Por supuesto, matiza el autor, no todo el mundo tomaba drogas. Sin embargo, eran los suficientes como para considerarlo “algo común”. Los consumidores no eran estigmatizados. Lo que Syta no llega a aclarar, sin embargo, es cuánto hay de cierto en el capítulo en el que miles de empleados son invitados a una convención en Las Vegas, donde los hombres terminan de fiesta con prostitutas y 'strippers'.

Sexo

Suya califica de “exagerado” el capítulo en el que una jefa llamado Nicky se emborracha y droga tanto que no se da cuenta de que hay una pareja haciendo el amor en el sofá de al lado. Sin embargo, lo que no tiene nada de hiperbólico es la descripción de las relaciones personales dentro de la empresa como “una universidad en la que te pagan”. Lo achaca a la edad de los trabajadores –de 25 a 35 años–, un factor que unido a la interminable cantidad de fiestas, es un cóctel perfecto para que hubiese “un montón de sexo dentro de la compañía, donde mucha gente ha compartido pareja con sus compañeros. Un poco como en el campus”.

Datos inventados

Los números, perdón, el 'big data', lo es todo hoy en día. No sólo a la hora de trabajar, sino también a la hora de evaluar el rendimiento. Unos datos que, afirma Syta, son más falsos que un euro de madera: “Como trabajábamos en SHOW, sabíamos que el cliente no los iba a cuestionar”, explica. “Habíamos observado que nuestros jefes inventaban datos para sus superiores a diario. Los mandamases estaban tan obsesionados con los datos que nadie los cuestionaba. Nos dimos cuenta de que podíamos hacer lo mismo”.

Peculiar paradoja: todo en la empresa se medía, lo que ocasionaba que la mayor parte de esos datos se inventasen. “Quieres quedar bien con tu jefe, y tu jefe quedar bien con su jefe, y así sigue la cadena”. El problema es que, a medida que la información circula por la jerarquía, resulta más difícil comprobar la veracidad de los datos. Eso, siempre y cuando alguien tuviese intención de hacerlo. “A nadie le importa”, señala Syta. “Mientras tenga buena pinta todo el mundo está feliz porque se preocupan sólo por que su tarea le guste a su jefe inmediatamente superior”.

Era feliz porque no imaginaba otro empleo donde trabajase tan poco y consiguiese tanto dinero

El compañero vago

Alex, uno de los personajes del libro, desarrolla un particular método para aparentar trabajar mucho más de lo que realmente trabaja: dejar el ordenador y la chaqueta en otra planta diferente a la suya, por lo que, cuando llega tarde, simplemente tiene que pasar a recogerlo y fingir que en realidad viene de una reunión. Hay personas como Alex en la vida real, afirma Syta: “Era muy listo, más que el sistema y los jefes. Sabía qué decir y a quién y cómo estar presente cuando era necesario. Se acabó. Era feliz porque nunca tendría un trabajo donde trabajaría tan poco y conseguiría tanto dinero a cambio”.

Una guardería para adultos

Más allá de los trapos sucios, ¿cómo es trabajar para una de las grandes compañías tecnológicas del mundo? Syta explica que la firma se convierte en la sustituta de tu madre: ofrecen “servicio de lavandería, piscina, dentista, médico, comida, masajes”. No tienes que pensar en nada, “simplemente ir a trabajar y ellos se preocupan de todo”; en definitiva, señala, “una guardería para adultos”. El sueño de la conciliación si no fuese porque –y esta es la moraleja de la novela–, a pesar de todas las ventajas que ofrece, el empleo no es capaz de satisfacer las necesidades vocacionales de los empleados: “Creo que se malgasta un montón de talento porque se contrata a gente inteligente, pero que está sobrecualificada”, explica. Uno se aburre rápido, por lo que, como él, algunos terminan por abandonar para perseguir nuevos objetivos; otros, sin embargo, deciden aprovechar las ventajas de ser un 'jobito' y darse a la buena vida. ¿La mayoría?

Durante dos años, Filip Syta trabajó como ejecutivo de cuentas en Google, uno de los gigantes tecnológicos. En 2014, sin embargo, decidió abandonar el puesto, decepcionado. Uno de los detonantes fue la reacción de sus compañeros después de recibir como regalo de Navidad una tablet Nexus: muchos de ellos se quejaron, puesto que el año anterior habían recibido otra tablet, hasta que consiguieron que el presente fuese sustituido por un teléfono. ¿Qué clase de persona se sentiría tan ofendido por recibir dos años seguidos una tablet como recompensa navideña?

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