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Los diez cosas que jamás deberías hacer cuando viajas en avión
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Los diez cosas que jamás deberías hacer cuando viajas en avión

El reducido espacio de convivencia que supone una aeronave pone a prueba lo mejor y lo peor del ser humano. Esto es lo que se considera inaceptable

Foto: Una pasajera, descalza en pleno vuelo (Istagram/@passengershaming)
Una pasajera, descalza en pleno vuelo (Istagram/@passengershaming)

Viajar en avión es todo un experimento sociológico. Echar un vistazo al pasaje permite contemplar lo más variopinto del ser humano: desde los perfeccionistas que llevan todo organizado hasta los que no pierden los vuelos por minutos, pasando por las familias que 'se mudan' con un sinfín de artefactos a cuestas y los autómatas que se desplazan por negocios con una única camisa en la maleta de mano.

Al margen de lo divertido que pueda resultar intentar descifrar qué tipo de personalidad se oculta detrás de cada pasajero, todos coincidiremos en que si hay algo incómodo es dar con alguien maleducado. Bien sea porque sus hábitos de higiene impiden el correcto disfrute del oxígeno compartido, bien sea porque sus ruidos no permiten el descanso, los viajeros 'poco solidarios' son una auténtica pesadilla a bordo.

A continuación recopilamos algunos de los compartimientos que más perjudican a la convivencia en los vuelos:

Descalzarse

Aunque vayas a pasar 14 horas metido en la cabina de pasaje, es inconcebible que te descalces. Ni que decir tiene que, si además de quitarte los zapatos también te quitas los calcetines, irás al infierno directamente.

Cambio de pañales

Los cuidados a los bebés no son ninguna molestia siempre y cuando se realicen en los lugares adecuados para ello. Puedes pedirle a la azafata que habilite un espacio para ello o cambiarles de pañal en el baño. De hacerlo sentado en tu asiento, tus compañeros de viaje te odiarán por el olor que se esparce.

Auriculares 'para todos'

Aunque seas la persona más generosa del mundo, recuerda que no tienes que compartir el volumen de tus auriculares con todo el pasaje. Sé más discreto y disfruta de tu película o música favorita en la intimidad. Además, no olvides que un volumen excesivo repercute muy negativamente sobre tu capacidad auditiva.

Levantarse como un muelle

A algunos pasajeros les saca de quicio quien salta de su asiento en cuanto se apaga la luz que indica que el cinturón de seguridad debe permanecer abrochado. Por favor, que acabamos de despegar y sólo llevamos quince minutos en el avión… Esta práctica también es extensible a los que, nada más realizarse el aterrizaje, salen al pasillo de la aeronave para coger su maleta.

Usar el asiento delantero como trampolín

Es muy desagradable sentir cómo el pasajero que viaja detrás de ti se impulsa hacia delante cada vez que quiere levantarse utilizando el respaldo de tu asiento. Gracias, pero no he contratado servicio de balancín.

Sorber la nariz

Si has olvidado echar un pañuelo en el bolso es mucho más educado pedir uno a tu compañero que tirarte todo el viaje sorbiendo. Los sonidos nasales son muy molestos.

Masticar con la boca abierta

Todos los pasajeros comen el mismo menú a bordo, por lo que resulta innecesario que te empeñes en mostrarles con la boca abierta lo que estás consumiendo. Haz un esfuerzo y mantén los labios pegados mientras masticas.

Poner los pies en alto

Poner los pies en alto en los huecos que quedan entre asientos delante del propio es una falta de respeto. Si ya es desagradable notar en el codo un pie desconocido, ni que decir tiene si la higiene del mismo no es la adecuada.

Mantener debates en mitad del pasillo

Aunque los vuelos largos se hacen muy pesados y cualquier anécdota es buena para comentarla con tus compañeros de viaje, recuerda que el pasillo es un espacio común. Si te quedas en mitad del avión, el pasaje deberá rodearte como si fueras una isleta.

Levantarse y sentarse constantemente

Si viajas en los asientos de ventanilla tienes que saber que cualquier desplazamiento que hagas –al baño o a realizar estiramientos para mejorar la circulación– repercute sobre tu compañero de fila. Es verdad que él disfruta de más espacio al estar junto al pasillo, pero tú contemplas unas vistas increíbles durante el despegue y aterrizaje. Sé solidario e intenta incordiar lo menos posible.

Viajar en avión es todo un experimento sociológico. Echar un vistazo al pasaje permite contemplar lo más variopinto del ser humano: desde los perfeccionistas que llevan todo organizado hasta los que no pierden los vuelos por minutos, pasando por las familias que 'se mudan' con un sinfín de artefactos a cuestas y los autómatas que se desplazan por negocios con una única camisa en la maleta de mano.

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