Es noticia
"Power couples": el verdadero poder político está en manos de estas personas
  1. Alma, Corazón, Vida
EL AUGE DE LAS PAREJAS DE PODER

"Power couples": el verdadero poder político está en manos de estas personas

Ya no son los hombres los que monopolizan el trono, ni siquiera pasan el mando a sus hijos: cada vez más es habitual que los matrimonios compartan liderazgo y se sucedan en puestos de responsabilidad

Foto: José María Aznar y Ana Botella se besan durante la convención del PP celebrada en enero de 2015. (Efe/Kiko Huesca)
José María Aznar y Ana Botella se besan durante la convención del PP celebrada en enero de 2015. (Efe/Kiko Huesca)

Durante siglos, el poder, al menos el político, ha estado en manos de los hombres. No ha habido ninguna presidenta en el Gobierno español, ni tampoco en el estadounidense. Las mujeres sólo han ocupado puestos del más alto nivel a través del linaje real: de la reina Victoria que marcó los límites de la época de esplendor británico entre 1837 y 1901 a Isabel II, reina de España entre 1833 y 1868 tras la derogación de la ley sálica, sólo la corona refrendaba el poder femenino. Podría pensarse que con la mayor igualdad ente hombres y mujeres, estos empezarían a compartir su lugar de privilegio con ellas. Sin embargo, ello más bien ha propiciado la aparición de un nuevo tropo en la esfera política: la pareja de poder (“power couple”), un término cada vez más empleado en Estados Unidos para referirse a esas parejas que se reparten el bastón de mando a partes iguales.

Según el Urban Dictionary, muy útil para entender los neologismos con un poco de humor, se trata de “una relación entre dos personas que son igual de molonas” ('cool'). “Son individualmente tan maravillosos y divertidos como cuando están juntos”, añade. Ninguno está subordinado al otro. Ambos son guapos, optimistas y talentosos: “Juntos son el epítome de lo que cualquiera desearía en una relación”. El término se ha popularizado hasta tal punto que en el disco que Franz Ferdinand y Sparks grabaron juntos el pasado año había una canción sobre estas relaciones: en ella, la pareja de narradores preparan la visita a casa de la “pareja de poder” de la que depende su futuro, ocultando su KIA y esperando que les guste la idea que les tienen que comprar.

Si en el pasado el bastón pasaba de padres a hijos (los Bush), ahora se comparte dentro del matrimonio

Bill y Hillary Clinton seguramente sea la pareja de poder más célebre de las últimas décadas. Él fue presidente del gobierno, ella aspira a serlo. Pero también podemos encontrar estos ejemplos en otros ámbitos: Bill y Melinda Gates, por ejemplo. O, en nuestro país, José María Aznar, presidente del gobierno, y Ana Botella, alcaldesa de Madrid. O Pablo Iglesias y Tania Sánchez, si hubiesen seguido juntos. En Argentina, Juan Domingo Perón y Eva Perón fueron los pioneros y, décadas más tarde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández siguieron su estela. Estos dos últimos llegaron a dar nombre a un modelo político, el del kirchnerismo, que representa mejor que ninguno esa asociación del poder no con un hombre o una mujer, sino con una pareja.

Cásate conmigo y conquistaremos la galaxia

Estas parejas poderosas no sólo parecen proliferar en la vida real, sino también en la ficción, donde series como 'House of Cards', 'The Good Wife' o incluso 'Juego de tronos' parecen reflejar este tropo. Como señala la periodista Elizabeth Winkler en 'New Republic', acaso la primera pareja de este tipo fuese la formada por Macbeth y su esposa, que se necesitaban mutuamente para alcanzar el poder. O, en la historia mundial, Marco Antonio y Cleopatra. No obstante, esta representación implica una paradoja en la relación entre hombres y mujeres: mientras que la pareja de poder sólo puede ser posible en un mundo en el que el sexo femenino ha accedido al poder político, en la mayor parte de ejemplos presentados, el hombre ha antecedido a la mujer en su éxito, incluso en los casos en los que, como los Clinton, ambos tuviesen objetivos semejantes desde un primer momento.

Es la imagen de moda, recuerda Winkler, puesto que conjuga la fascinación por el poder con la fascinación por el sexo, “el romance como una extensión de la política”. Si en el pasado el bastón pasaba de padres a hijos (los Bush, por ejemplo), ahora son compartidos en el matrimonio. “Los sueños privados crecen aún más cuando tienes que compartirlos con alguien”, recuerda. Mientras hace no tanto los políticos (hombres) necesitaban a una mujer del brazo y un puñado de niños para refrendar su preocupación por el futuro, hoy resulta mucho más atractivo compartir el poder. Como señala la autora, Bill Clinton se preocupó durante la campaña de 1992 de que su mujer no pareciese la “típica mujer del político (decorativa, tímida) sino una fuerza por su propio derecho”.

No obstante, hay una contrapartida a la fórmula de la pareja poderosa, y es que resulta altamente sospechosa. “Sugiere un mundo secreto, una intimidad en la que nadie más puede penetrar pero que sin embargo ejerce sus maquinaciones en los asuntos del mundo”, señala Winkler. “Tenemos miedo de que la entente de la pareja de poder sea más potente que la suma de sus partes”. Fascinación e igualdad: si tanto nos atraen las parejas de poder es, quizá, porque prometen que la célula familiar mínima puede mover los hilos del mundo, porque realiza el viejo sueño romántico de “tú y yo contra el mundo”. O que quizá la pareja de poder sea el paso intermedio antes de que las mujeres conquisten el poder político. Sea como sea, se trata de uno de los tropos más comunes de la era moderna, y cada vez nos sorprenderá menos comprobar cómo detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer… condenados a, tarde o temprano, cambiar sus roles.

Durante siglos, el poder, al menos el político, ha estado en manos de los hombres. No ha habido ninguna presidenta en el Gobierno español, ni tampoco en el estadounidense. Las mujeres sólo han ocupado puestos del más alto nivel a través del linaje real: de la reina Victoria que marcó los límites de la época de esplendor británico entre 1837 y 1901 a Isabel II, reina de España entre 1833 y 1868 tras la derogación de la ley sálica, sólo la corona refrendaba el poder femenino. Podría pensarse que con la mayor igualdad ente hombres y mujeres, estos empezarían a compartir su lugar de privilegio con ellas. Sin embargo, ello más bien ha propiciado la aparición de un nuevo tropo en la esfera política: la pareja de poder (“power couple”), un término cada vez más empleado en Estados Unidos para referirse a esas parejas que se reparten el bastón de mando a partes iguales.

Relaciones de pareja Política Bill Clinton José María Aznar Hillary Clinton Tania Sánchez
El redactor recomienda