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El gran timo de la vida saludable: esto es lo que quiere decir de verdad “haz deporte”
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El gran timo de la vida saludable: esto es lo que quiere decir de verdad “haz deporte”

Ante la epidemia de obesidad y la prevención de enfermedades como las cardiovasculares, los gobiernos pueden tomar dos caminos: o cambiar la sociedad o echarle la culpa al individuo

Foto: La apuesta por vivir bien tiene importantes (y a menudo olvidadas) implicaciones ideológicas. (iStock)
La apuesta por vivir bien tiene importantes (y a menudo olvidadas) implicaciones ideológicas. (iStock)

No cabe duda de que en los últimos años hemos visto un auge de las recetas para la vida saludable como no había conocido jamás el ser humano. No sólo queremos comer mejor y hacer más deporte para tener un cuerpo escultural, sino que ese parece haberse convertido en el pasaporte para ser más felices, más guapos y más listos. Ello tiene, no obstante, una contrapartida: que si no eres ni feliz, ni guapo ni listo, es porque no te esfuerzas lo suficiente en serlo.

Ello tiene una implicación adicional. Dada la epidemia de problemas como la obesidad que asola algunos países occidentales, los gobiernos y otras instituciones se ven obligadas a tomar medidas para frenar dicho avance. En muchas ocasiones, la causa es de origen social, como explicábamos en un pasado artículo sobre la guerra de clases en la alimentación. Alimentarse bien es mucho más caro que pedir comida basura, pero además, hay otros factores relacionados con los ingresos y los hábitos de vida que provocan que determinados grupos sociales se vean más afectados que otros por estos problemas. Al fin y al cabo, hacer deporte puede parecer muy sencillo y gratis, pero si no tenemos tiempo, ni lugar dónde practicarlo, ni costumbre de hacerlo, lo más probable es que sigamos sin levantarnos del millón.

Cada vez que recomendamos a alguien que mejore sus hábitos de vida, hay una importante carga ideológica en dicho consejo

Como explicó Dennis Raphael, del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad de Toronto, en un artículo publicado en 'Health Promotion International', la promoción de la vida saludable es un asunto espinoso en cuanto que debe resultar convincente y debe tener en cuenta los principios ideológicos asociadas a la misma.

Para ello, cita un peculiar listado atribuido a D. Gordon y publicado en el número del 10 de octubre de 1999 de 'Personal Communication'. Se trata de un decálogo de “trucos para mantenerse saludable” que, en realidad, no es otra cosa que una parodia del listado de L. Donaldson publicado en el mismo año, en el que el oficial de la Seguridad Social británica proponía 10 buenas costumbres para mejorar la salud de sus compatriotas. Veamos cuál es la versión oficial y cuál la alternativa, que Raphael reproduce en un epígrafe llamado “El rol de la ideología en la promoción de la salud”.

10 consejos para una mejor salud (Donaldson, 1999)

1. No fumes. Si puedes, déjalo. Si no puedes, reduce el consumo.

2. Sigue una dieta equilibrada con muchas frutas y verduras.

3. Mantente físicamente activo.

4. Maneja el estrés, por ejemplo, hablando tus problemas con los demás y tomándote tiempo para relajarte.

5. Si bebes alcohol, hazlo con moderación.

6. Cúbrete del sol y protege a tus hijos de las quemaduras.

7. Practica sexo seguro.

8. Realiza exámenes de detección del cáncer siempre que puedas.

9. Mantén la seguridad en la carretera: sigue el código de circulación.

10. Aprende el ABC de los primeros auxilios: vías respiratorias, circulación sanguínea.

Los 10 consejos alternativos para tener mejor salud (Gordon, 1999)

1. No seas pobre. Si puedes, déjalo. Si no puedes, sé menos pobre.

2. No tengas padres pobres.

3. Ten tu propio coche.

4. No trabajes en un empleo manual estresante y mal pagado.

5. No vivas en una casa de mala calidad.

6. Sé capaz de pagarte unas vacaciones en el extranjero donde puedas tomar el sol.

7. Intenta no perder tu trabajo y no ser un parado.

8. Aprovecha todos los beneficios que te correspondan si estás desempleado, retirado, enfermo o incapacitado.

9. No vivas al lado de una carretera transitada o una fábrica contaminante.

10. Aprende cómo rellenar uno de los complejos formularios para los subsidios de vivienda (o de solicitud de asilo) antes de quedarte en la calle.

Al desplazar el foco de lo colectivo a la individual, la responsabilidad pasa a recaer en el ciudadano

El ácido decálogo desvela cómo en la moderna promoción de los modos de vida saludables se ha desplazado el foco de lo social a lo individual. Aceptar que la mayor parte de problemas provienen de las condiciones de la vida que escapan a nuestro control, como el lugar en el que uno vive o el trabajo que desempeña, fuerza a las autoridades a tomar decisiones ambiciosas para reducir la verdadera raíz del problema, que son las desiguales condiciones en las que unas y otras personas viven.

Por el contrario, al desplazar el foco de lo colectivo a la individual, la responsabilidad pasa a recaer en el ciudadano. Así, si alguien come mal, o no hace deporte, las enfermedades que sufra serán su problema y por lo tanto el Estado no debe intervenir. Como señala D. Seedhouse en 'Health Promotion: Philosophy, Prejudice and Practice' (John Wiley), todas las fórmulas de promoción de la salud responden a uno de los dos marcos siguientes: o pone el énfasis en el enfoque biomédico (que desprecia las implicaciones políticas y sociales), más ligado con los conservadores, o pone el énfasis en los valores de igualdad y democracia social (abrazando los programas de desarrollo de la comunidad).

No cabe duda de que en los últimos años hemos visto un auge de las recetas para la vida saludable como no había conocido jamás el ser humano. No sólo queremos comer mejor y hacer más deporte para tener un cuerpo escultural, sino que ese parece haberse convertido en el pasaporte para ser más felices, más guapos y más listos. Ello tiene, no obstante, una contrapartida: que si no eres ni feliz, ni guapo ni listo, es porque no te esfuerzas lo suficiente en serlo.

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