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La verdad sobre Apple y sus métodos de trabajo, contada por sus empleados
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La verdad sobre Apple y sus métodos de trabajo, contada por sus empleados

Trabajar en el gigante informático fundado por Steve Jobs se ha convertido en un estilo de vida 'insano' para su equipo. Estas son las técnicas de presión que quizás te harán apreciar tu empleo

Foto: La gran 'manzana' lo está vigilando y él como si nada. (iStock)
La gran 'manzana' lo está vigilando y él como si nada. (iStock)

Si las leyes, dicen, siempre van un paso por detrás de las necesidades sociales, en las grandes empresas tecnológicas, y en casi todas, van suela y media después de los zapatos de sus directivos. Esta pasada semana, sin ir más lejos, los trabajadores de Facebook consiguieron un grandísimo beneficio social: se aprueban los permisos de paternidad. 'Me gusta', dirán algunos. Pero, ¿por qué? Porque el 'nerd' bonito de Harvard, Mark Zuckerberg, va a a ser papá y, de repente, había que cambiar las normas. Tal vez con tal precedente los trabajadores de la red social estarán deseando que se tuerza un tobillo, a ver si así, gracias a esta singular empatía empresarial, pueden operarse de apendicitis sin tener que abrazarse al portátil en la sala de operaciones… Aunque, como se imaginarán, la compañía de Zuckerberg no es un caso aislado; otros gigantes de Silicon Valley también se las traen.

Solo hace falta entrar en una de las flamantes Apple 'stores' situadas en el centro de grandes ciudades como Barcelona o Madrid para darse cuenta de que no cualquiera podría trabajar en la tienda. Para empezar debes comulgar con el siguiente mandamiento: 'Amar a Mac sobre todas las cosas y al sacrosanto Steve Jobs como a ti mismo”, y ser el mayor evangelizador de la creencia 'applesítica', que como en las antiguas escrituras también tiene su propia manzana. No obstante, toda religión tiene sus apóstatas. A pesar de que se precie de ser la compañía más innovadora del mundo, sus métodos de trabajo no lo son tanto, y algunos de ellos incluso podrían confundirse con los que empleaban los servicios de inteligencia durante la guerra fría, o al menos eso explican antiguos empleados en un artículo publicado en 'Business Insider'.

Así es el hardware humano de Apple que tiene hasta el software a sus trabajadores…

No se lo digas a tu esposa

No se trata de un secreto de alcoba ni de una infidelidad encubierta, sino de las máximas empresariales de la compañía, que valora sobre todo la capacidad de sus ejecutivos para guardar secretos, incluso a la propia esposa. Esto es lo que cuenta Justin Maxwell, antiguo diseñador de 'interfaces' de Apple: “Las medidas que emplea para proteger su ambiente intelectual y creativo no tienen parangón en Silicon Valley: su política de seguridad se extiende a blogs, charlas, e incluso a las conversaciones que mantenemos con nuestras esposas. Hay quien lo respeta, pero los que abren la boca son educadamente invitados a dejar la compañía”, explica.

Y para que no se vayan de la lengua, Apple les dora la píldora, o al menos una ínfima parte de la grajea para tenerlos contentos y, sobre todo, callados. Porque la compañía pone un nombre en clave a sus prototipos que solo conoce quien está trabajando en ellos, aunque a veces acabe convirtiéndose en la denominación final del producto, pero no siempre es así. “Participar en un misterio es excitante. Conoces un nombre cifrado que no sabe nadie más, aunque tal vez no tengas mucha idea de en qué exactamente estás trabajando y solo sepas los detalles más relevantes y vinculados con tu trabajo”, sostiene Maxwell.

Apple cambia la gramática y puntuación de sus notas enviadas a empleados para detectar quién esta facilitando información a los medios

Más allá de que al principio puedas sentirte como un agente secreto en misión especial, uno de los objetivos de esta codificación es que Apple identifique a aquellos empleados que están filtrando información de la empresa a los medios.

Cada cierto tiempo nos llegan soplos sobre sus nuevos productos que saldrán próximamente al mercado: ¿Cuál es el último rumor sobre el Iphone 7? Seguro que cree saberlo, sin embargo, las noticias que tenemos son, como suele decirse, la punta del iceberg. Olvídense de ciberseguridad y complejos códigos de encriptación de mensaje, la empresa más innovadora del siglo XXI tiene una mejor manera de averiguar a cuál de sus fieles, abnegados y corporativistas empleados se le ha colado un documento confidencial en la bandeja de 'enviar' correo. ¿Cómo? Llana y sencillamente, cambiando la gramática y puntuación de cada comunicado que se les hace llegar.

Esto al menos es lo que sostiene 'BI', que cuenta cómo la compañía fundada por Jobs empezó a cambiar cuestiones formales de sus documentos internos después de que el medio publicase algunas circulares de la directora de Retail Angela Ahrendts. “Ahora envían notas escritas de forma diferente a cada sección de la empresa a espera de detectar qué fuente hizo las filtraciones a los medios”, cuenta BI.

Un perfeccionismo neurótico

Cada año cientos de turistas visitan el exterior de la casa, en la californiana localidad de Los Altos, donde un jovencísimo genio llamado Steve Jobs plantó la semilla de Apple. Paradójico y algo chistosos es que el hombre que creó una empresa en un garaje, entre cajas con el anagrama de “frágil” y bicicletas familiares, fuera un maniático de la precisión y el orden en sus propias tiendas, que solía visitar. Según explica Richard Francis, miembro de Intel que trabajó en un proyecto de Jobs, incluso los cantos de las mesas donde se exponen los productos deben ser idénticos. “La firma es obsesiva. Oí que las superficies de madera de las tiendas tienen que ser iguales y lo controlan periódicamente, e igual ocurre con los expositores. El propio Jobs acudía a algunos locales de la costa oeste simplemente a controlarlos”, dice.

Con un 'alma pater' tan peculiar, del que cuenta que el segundo año de la creación de Apple únicamente comió fruta –muestra de corporativismo extremo–, no es raro que cualquier acción empresarial, por pequeña que fuese, tuviera que ser conocida y aprobada por su creador si, como apunta el diseñador Chad Little, querías que no se retrasase indefinidamente: “Es una mezcla de típica gestión corporativa y política muy normativa con la urgencia de una startup cuando la dirección venía de Steve. Si trabajabas en un proyecto en el que no estaba implicado, te llevaba meses de reuniones que tirase hacia adelante. Pero si a Steve le interesaba que el proyecte saliese, debía acabarse tan rápido que era humanamente imposible”.

Pertenecer su filial china es casi un culto religioso: el jefe se sube a la mesa y grita: '¿quiénes sois?', a lo que los empleados contestan: '¡Somos Apple!'

Cada mañana una de las rutinas de los altos ejecutivos es revisar, algodón en mano, cada aspecto del negocio, incluso los más pequeños. Así, imaginen lo que debe ser trabajar en una empresa de más de 60 millones de trabajadores (según datos de 2011) y recibir 'feedback' desde las alturas empresariales sobre tu trabajo, como le ocurrió a Andrew Borovsky: “Que un diseñador junior reciba comunicación constante de un ejecutivo de nivel es bastante duro, sobre todo cuando alguien te contacta para decirte que dejes de hacer estupideces”, explica.

Pero los rumores de la orwelliana gestión de Apple todavía son mayores y más oscuros. De acuerdo a un testimonio que no facilitó su nombre a 'BI', quienes manejan 'below the line' la compañía, por utilizar un término de mercadotecnia, son justamente los equipos de marketing y, sorpresa, dos colaboradores que trabajan para periódicos de la costa oeste de Estados Unidos. “Todo esto me asusta y siento deseos de vender todas mis acciones de la compañía”. ¿Y realmente lo hizo?

Si formase parte del equipo de Apple China, desde luego que no, sino que se pasaría todo el día comiendo manzanas como hizo ese mítico año Steve Jobs. Porque, de acuerdo al testimonio de Andrew Guan, en el imperio del sol naciente la cuestión de 'si eres de Mac' es algo más que un modernismo, es una decisión entre ser leal o un traidor. “En China la cultura interna de la empresa es bastante insana. En mitad de una reunión el director puede subirse a la mesa y gritarnos: '¡¿Quiénes sois?!' Y todo los empleados al unísino responden: '¡Somos Apple!”.

La manzana envenenada

Imaginen que Blancanieves hubiera sabido que la manzana que le ofrecía la bruja estaba envenenada, ¿creen ustedes que la habría mordido? La pregunta, aunque aparente ser superficial, no lo es tanto. Es decisión de los empleados permitir que la empresa para la que trabajan condicione su vida.

Antiguamente solía decirse que las personas que trabajaban en el despacho hasta altas horas de la madrugada lo hacían porque no estaban agusto en casa; sin embargo, ahora nos parece corriente, pese a las políticas de conciliación. Si alguien quiere progresar en una empresa como Apple no tendrá más remedio que empezar la jornada laboral el domingo por la noche, como norma.

En un podcast, el director de IT Don Melton narraba los draconianos horarios de los ejecutivos de la compañía: “El domingo por la noche todo el mundo trabaja porque hay que preparar la reunión del día siguiente. Así que tienes que estar colgado del teléfono y sentado delante del ordenador, aunque emitan tu programa favorito”, explica Melton.

Entretanto, Austin Meyer, creador del simulador de vuelo X-Plane, declaró: “Trabajar para Apple es parecido a volar en un Boeing durante la Segunda Guerra Mundial. Todo tiene que funcionar al 100%, incluido tú, porque es lo único que va a garantizar el mejor producto. Pero nada menos que el 100% será aceptable. Es una guerra contra Microsoft, pero deben salir victoriosos”, cuenta. Aunque, como en toda contienda, siempre hay heridos…

Ben Farrell, empleado de la multinacional tecnológica, dimitió el día que abrió los ojos: “Había contraído un virus y estaba hospitalizado. No obstante, en vez de recibir apoyo, me enviaron un correo al hospital con una presentación que necesitaban 'urgentemente'… Incluso en la mañana de mi boda estuve atendiendo llamadas de la oficina y enviando reportes”.

Y, sin embargo, conviene preguntarse: ¿por qué pese a los inhumanos horarios de trabajo, el excesivo control, la gestión paranoica y el enfermizo secretismo, los profesionales se siguen dando codazos para unirse a Apple? Por el bufé de la cafetería no es, eso seguro, aunque se rumorea que vale bastante la pena, sino porque, tras graduarte, sufrir unos años dolorosos en un gulag 'high tech' limpia, fija y da esplendor a un currículo profesional, y encima no tienes por qué ir de traje. Así lo asegura otro testimonio, también anónimo: “Trabaja mucho y más duro que los demás, no te quejes, trata de arreglar los miles de sistemas o procesos, y, sobre todo, no olvides que hay al menos 10 personas detrás de ti deseando que falles para quedarse con tu puesto”.

Y quizás eso fuese incluso positivo para su carrera. Ya lo dijo el difunto Steve Jobs en su famoso discurso en la Universidad de Standford: “Resultó ser que el que me echaran de Apple fue lo mejor que jamás me pudo haber ocurrido”.

Si las leyes, dicen, siempre van un paso por detrás de las necesidades sociales, en las grandes empresas tecnológicas, y en casi todas, van suela y media después de los zapatos de sus directivos. Esta pasada semana, sin ir más lejos, los trabajadores de Facebook consiguieron un grandísimo beneficio social: se aprueban los permisos de paternidad. 'Me gusta', dirán algunos. Pero, ¿por qué? Porque el 'nerd' bonito de Harvard, Mark Zuckerberg, va a a ser papá y, de repente, había que cambiar las normas. Tal vez con tal precedente los trabajadores de la red social estarán deseando que se tuerza un tobillo, a ver si así, gracias a esta singular empatía empresarial, pueden operarse de apendicitis sin tener que abrazarse al portátil en la sala de operaciones… Aunque, como se imaginarán, la compañía de Zuckerberg no es un caso aislado; otros gigantes de Silicon Valley también se las traen.

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