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Los errores que cometes en el desayuno y que impiden que adelgaces
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Los errores que cometes en el desayuno y que impiden que adelgaces

Lo sabes bien: la primera comida del día es fundamental para mantenerte sano y en plena forma. 'Ya, pero es que yo pretendía quitarme kilos y no lo he conseguido'. Puede que lo estés haciendo mal

Foto: 'Pues no lo entiendo... ¿Esta miseria de desayuno me hace engordar?'. (iStock)
'Pues no lo entiendo... ¿Esta miseria de desayuno me hace engordar?'. (iStock)

La comida más importante del día, aún más cuando nos ponemos a dieta y nuestro régimen nos obliga a seguir a rajatabla un menú concreto y una suma total de calorías. El desayuno marca el ritmo de trabajo de nuestro metabolismo para el resto del día, y si lo que queremos es perder peso debemos aprender a activarlo correctamente.

'¡Pero si hago todo lo que recomiendan los expertos!', alegarás indignado. Puede que no, quizás sin darte cuenta estás cometiendo uno de estos errores fatales que impiden que, por poco que comas y escojas los alimentos adecuados, no pierdas ni un gramo. Ponle solución y coge de una vez por todas el buen camino.

Error 1: desayunas poco (o nada)

Un desayuno ligero –incluso saltárselo– puede parecer la mejor forma de ahorrarte unas cuantas calorías, “pero en realidad puede ser una trampa para acumular grasa”, explica Cynthia Sass en 'Health'.

Según descubrió una investigación realizada en el Imperial College de Londres, cuando las personas se iban de casa sin haber tomado nada, los centros de recompensa de sus cerebro se activaban cuando observan imágenes de alimentos altos en calorías. Esto se traduce en que les cuesta mucho más evitar picar entre horas y que busquen recompensar esas calorías no ingeridas a lo largo de la tarde, momento a partir del cual son mucho más difíciles de quemar.

Error 2: alimentos altos en carbohidratos

¿Un desayuno mucho más energético? Te equivocas. Aunque los carbohidratos nos ayudan a mantenernos saciados durante más horas, debemos tener cuidado con la opción que escogemos. Del total de las calorías que consumimos a diario, entre un 55% y un 60% derivan de los hidratos de carbono, pero de estos, solo un 10% deben ser azúcares simples. Sin embargo, determinados cereales, panes y bollos contienen altas dosis de azúcares. Peor aún si escogemos la gama 'light' cuyos edulcorantes artificiales harán que nuestro cuerpo se pase el resto del día demandando la cantidad necesaria de azúcar (la OMS recomienda una media de 25 gramos diarios para los adultos).

Tomar siete piezas de fruta al día puede rebajar hasta en un 42% el riesgo de muerte por enfermedad

Asegúrate de que el azúcar que consumas a primera hora provenga de alimentos saludables –exacto, las frutas pueden ser la mejor opción– y recuerda que tomarte unas tostadas con un poco de aceite será mucho más productivo para tu dieta que lanzarte a los brazos de un delicioso pero perjudicial bollo industrial.

Error 3: no comes suficiente fruta

Se recomienda un consumo diario de alrededor de cinco piezas de fruta, y lo sabes. Claro que esta norma repetida infinidad de veces por nutricionistas y médicos especializados no la cumple prácticamente nadie. Una pena teniendo en cuenta que, según un estudio realizado en 2014 en la Universidad de Londres, si aumentamos la cantidad a siete podríamos rebajar hasta en un 42% el riesgo de muerte por enfermedad.

El problema es que la escasez de frutas y verduras no se soluciona con tomarnos un sándwich vegetal con huevo a media mañana o escoger una ensalada césar como plato único para comer. Ambas opciones incluyen ingredientes que no encajan con tu meta diaria de calorías perjudicando el proceso de pérdida de peso. Debes tomarte al menos una pieza de fruta en el desayuno y otra como postre en la comida y la cena. Si un día no te cuadra bien incluirlas en tu menú, que no falten las verduras como plato principal o, mínimo, como guarnición.

Error 4: no dedicas tiempo al desayuno

Tenemos una vida tan estresante y llena de quehaceres que apenas podemos guardar unos minutos para comer con tranquilidad. ¡Mucho menos a primera hora! No te engañes: en la mayoría de las ocasiones esta excusa es más un drama vital asumido que una realidad, y saltarnos o reducir comidas, especialmente el desayuno, es bastante más perjudicial para la salud de lo que crees. Es más, puede ser la causa y motivo de que andes estresado, malhumorado, no rindas lo suficiente, trabajes más horas… Y entonces sí, ahí es cuando de verdad no tienes tiempo.

Si te vas de casa sin haber tomado nada, los centros de recompensa de tu cerebro se activarán cuando veas imágenes de alimentos altos en calorías

Numerosas investigaciones han relacionado el mal hábito de no desayunar con el sobrepeso o como una de las principales causas que impiden a las personas adelgazar cuando están siguiendo una dieta saludable. Es más, un estudio realizado en Israel demostró que las personas con sobrepeso que consumían más calorías por la mañana que en la cena perdían más peso y reducían un mayor porcentaje de grasa abdominal que las que se saltaban por alto la archirrepetida máxima de 'desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo'. Y ojo, porque esto ocurría incluso cuando el total de calorías diarias consumidas eran las mismas.

Trata conseguir el combo perfecto para tu desayuno incluyendo proteínas, grasas saludables y carbohidratos en lugar de un simple yogur y un café con leche, y notarás la diferencia en tu peso. Porque en tu horario diario apenas se traducirá en cinco minutos más cada mañana.

La comida más importante del día, aún más cuando nos ponemos a dieta y nuestro régimen nos obliga a seguir a rajatabla un menú concreto y una suma total de calorías. El desayuno marca el ritmo de trabajo de nuestro metabolismo para el resto del día, y si lo que queremos es perder peso debemos aprender a activarlo correctamente.

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