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Inventando un mundo de color para personas con daltonismo
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1 DE CADA 10 HOMBRES SUFRE ESTE PROBLEMA

Inventando un mundo de color para personas con daltonismo

Color ADD es un código de identificación basado en símbolos fácilmente comprensibles que permite a los daltónicos reconocer colores primarios y secundarios

Foto: Para este hombre orientarse en el metro era una pesadilla. (iStock)
Para este hombre orientarse en el metro era una pesadilla. (iStock)

El color gobierna nuestra vida. ¿Habéis pensado como sería orientarte en el metro, atender a la señales de un semáforo o comprar una sencilla camisa si no pudiéramos identificar el color? Pues 350 millones de personas en todo el mundo lo hacen porque sufren daltonismo, una limitación genética que afecta a uno de cada diez hombres y una de cada 200 mujeres, que, aunque con diferente grado de afectación, no pueden distinguir los colores, sobre todo los matices de rojo, verde y en menor medida el azul. Sin embargo, como ocurre con aquellas afecciones que no se aprecian “a ojos vista”, sus dificultades no encuentran una respuesta social y ellos la viven en silencio, e incluso con vergüenza…

Hasta que Miguel Neiva, diseñador y emprendedor social de Ashoka, devolvió el color a sus vidas. ¿Cómo? Con la invención de Color ADD, un código de identificación de color que por medio de símbolos universales facilita a las personas con daltonismo reconocer tanto los colores primarios como los secundarios y que numerosas empresas, hospitales e incluso escuelas ya utilizan en Portugal, lugar donde nació este proyecto, y se está extendiendo por todo el mundo.

Un nuevo esperanto-pantone

“El 90% de la comunicación visual se basa en el color”, explica Neiva, para quien la función del diseñador es desarrollar objetos que cambien el mundo. Con este objetivo dedicó 8 años a desarrollar un proyecto pionero que cambiará la forma, o mejor dicho, el color que numerosas personas tienen de ver el mundo y que les ayudará a sentirse integrados socialmente, cosa que actualmente no ocurre. “¿Recuerdas aquellas cajitas de pinturas que teníamos de niños cuando nos enseñaban que había tres colores básicos –rojo, amarillo y azul–, blanco y negro? Lo que hice fue investigar hasta encontrar tres símbolos sencillos de recordar que pudieran representar ese color en cualquier cultura y que, a su vez, combinados, dieran lugar a los colores secundarios”.

Un 90% de las personas daltónicas necesitan ayuda para comprar ropa y el 17% de los niños no descubre que tiene esta limitación hasta los 20 años

Miguel no es daltónico, sin embargo entiende a la perfección las necesidades de este colectivo, cómo viven y los trucos que emplean para orientarse, por ejemplo, con un mapa en una ciudad. “En las primeras fases del proyecto trabajé con oftalmológos para entender qué significaba ser daltónico, que es una enfermedad que pasan las madres a sus hijos y que no tiene cura. Luego decidí contactar a unas 146 personas que nacieron con esta anomalía y han sufrido mucho y se sienten discriminados por no poder reconocer los colores", explica.

Nada es de color de rosa

Al menos un 41% de las personas con daltonismo no se sienten integrados socialmente; un 90% necesita ayuda para comprar ropa y un 60% necesita una segunda, cuando no primera, opinión al escoger su vestuario. “Uno de los casos llamativos fue el de un hombre al que su esposa le escogía las corbatas y todos en la empresa sabían si se había peleado por este motivo; o la historia de una mujer que vivía con el miedo de perder su empleo porque su jefe se empeñaba en enviarle documentos para corregir en los que decía: 'eliminar las frases en rojo, las verdes están correctas'”.

Las personas con daltonismo no pueden acceder a muchos puestos de trabajo como el de piloto o policía, y en países, como Brasil, ni siquiera tener carné de conducir. Y la situación se agrava en la escuela donde un 17% de los niños no descubrieron que eran daltónicos hasta los 17 años, con todas las burlas que ello conlleva. “Una de las personas con las que hablamos perdió un año escolar porque no sabía reconocer las marcas rojas de un mapa geopolítico de Europa entre guerras”, cuenta Neiva.

Al menos 20 millones de prendas de ropa llevan este etiquetado de símbolos en sus productos y cientos de cajas de lápices de colores se exportan

Para luchar contra esta situación, Color ADD ha creado también su propia ONG una de las misiones de la cual es “rastrear” problemas de reconocimiento de colores entre los niños de tercer y cuarto curso de las escuelas portuguesas, y ya hay 143 colegios que participan del proyecto. “Además, estamos trabajando en incluir los códigos en bibliotecas, donde el etiquetado de materias se hacía por colores y también el material didáctico, en asignaturas como Geografía, Biología o Química”.

Una idea en expansión

Miguel Neiva, que presentó Color ADD en Madrid a finales de octubre, asegura que está en contacto con grandes empresas como Inditex o la autoridad metropolitana de la ciudad, que se han mostrado interesadas en un proyecto social pionero e inclusivo. De hecho, al menos unas 20 millones de prendas de ropa ya utilizan el código de identificación en sus etiquetas y cientos de cajas de lápices de colores que añaden símbolos de reconocimiento son exportados a todo el mundo. “Las empresas perciben un retorno económico por apoyar el proyecto –explica–. Además, cada compañía paga una licencia en función de su tamaño, porque no queremos ser excluyentes”.

Incluso en los hospitales, donde el color de las etiquetas de la medicación o de una pulsera identificativa creaba angustia a las personas con este tipo de limitación, ya ha empezado a implementarse, con ejemplos de éxito como el del Hospital Sao Joao, de Oporto.

¿Habría encontrado Dorothy su camino de baldosas amarillas de haber sido daltónica? ¿Seguiría vivo Tom Cruise de haber cortado otro cable que no fuera el rojo en Misión Imposible? Seguramente sí, de haber contado con un código de identificación como el que Color ADD pretende llevar a todos los lugares del mundo.

El color gobierna nuestra vida. ¿Habéis pensado como sería orientarte en el metro, atender a la señales de un semáforo o comprar una sencilla camisa si no pudiéramos identificar el color? Pues 350 millones de personas en todo el mundo lo hacen porque sufren daltonismo, una limitación genética que afecta a uno de cada diez hombres y una de cada 200 mujeres, que, aunque con diferente grado de afectación, no pueden distinguir los colores, sobre todo los matices de rojo, verde y en menor medida el azul. Sin embargo, como ocurre con aquellas afecciones que no se aprecian “a ojos vista”, sus dificultades no encuentran una respuesta social y ellos la viven en silencio, e incluso con vergüenza…

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