Las mejores últimas frases de celebridades de todos los tiempos
Pasaron a la posteridad por su ingenio, su capacidad para gobernar, sus dotes de seducción o porque marcaron una época, y supieron mantenerse genuinos y ocurrentes hasta el final
Poco importa ya si la frase nació de un momento de inspiración en su último aliento o los testigos fueron creativos a la hora de parafrasearlos, el caso es que las últimas palabras que las grandes celebridades dijeron antes de morir llegan a nosotros como un eco de su propia vida. Graciosas algunas, tristes o desoladoras otras, sabias, crueles, malhumoradas, bobaliconas o tan largas que uno pone en duda si la frase la empezó en vida y la concluyó de ultratumba. Un avezado psicoanalista podría, a través delos parlamentos finales,“destilar” las pasiones y obsesiones de sus protagonistas, comoJack Daniel, el famoso alambiquero de whisky, que tras pedir al camarero “un trago más, por favor”, murió sin saber que había sido el último.
Hay despedidas, en cambio, mucho más“chisposas”.Como la del asesino en serie James Allen 'Red Dog', quienantes de ser electrocutado en la silla eléctrica y tras un sentido discurso dirigido a su familia, espetó a los asistentes: “El resto de ustedes puede besar mi trasero”; obviamente, no dio tiempo a réplicas. Y qué decir deGraham Bell, cuyas últimas palabras son en realidad un postrero monosílabo. Cuando su mujer, sentada a los pies de su cama, le susurró al oído: “No me dejes”, él le contestó simple y llanamente: “No” y después hizo lo contrario.
Siguiendo la estela interminable de rankings de lo más variados, hemos recopilado las que son algunas de lasmejores frases finales de personajes célebres y, como no siempre se puede tener la última palabra, queremos preguntarles: Si supiesen que van a morir en las siguientes horas, ¿qué es lo último que dirían?”.
Postreras collejas:
“Las últimas palabras son para los tontos que no han dicho suficiente”, Karl Marx
Todo un alivio
“Odiaría morir dos veces. Sería muy aburrido”, Richard Feynman, físico teórico
Adictos al trabajo:
“No toques mis diagramas”, Arquímedes
Resumiendo:
“Francia, ejército, Josefina”, Napoleón Bonaparte.
Irónico (y un tanto beodo):
“Nunca debería haber mezclado el whisky con el Martini”, Humphrey Bogart
Para llevar tupe y engominárselo:
“Mirad, encontré una Roma hecha de ladrillo y os la dejo de mármol”, César Augusto
Un poco obsesivo:
“Finalmente podré ver a Marilyn”, Joe DiMaggio (último esposo de la rubia platino)
Valientes (o para auto convencerse):
“No tengo el menor miedo a morir”, Charles Darwin
Una declaración de principios:
“El dinero no puede comprar la vida”, Bob Marley
Para perder la cabeza:
“Disculpe, señor, no lo hice a propósito”, Maria Antonieta
Un consuelo:
“Oiré en el Cielo”, Beethoven
Muy marchosas:
“Voy a salir esta noche”, James Brown
Confusas, pero hermosas:
“Es muy bello fuera”, Thomas Edison
Poco importa ya si la frase nació de un momento de inspiración en su último aliento o los testigos fueron creativos a la hora de parafrasearlos, el caso es que las últimas palabras que las grandes celebridades dijeron antes de morir llegan a nosotros como un eco de su propia vida. Graciosas algunas, tristes o desoladoras otras, sabias, crueles, malhumoradas, bobaliconas o tan largas que uno pone en duda si la frase la empezó en vida y la concluyó de ultratumba. Un avezado psicoanalista podría, a través delos parlamentos finales,“destilar” las pasiones y obsesiones de sus protagonistas, comoJack Daniel, el famoso alambiquero de whisky, que tras pedir al camarero “un trago más, por favor”, murió sin saber que había sido el último.
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