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"Ese espejo mágico que C's sitúa ante la gente es insostenible y hay que decirlo"
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el malestar y su articulación política

"Ese espejo mágico que C's sitúa ante la gente es insostenible y hay que decirlo"

El filósofo Germán Cano, miembro del Consejo Ciudadano de Podemos, analiza las grandes tendencias que han configurado la política española desde el 15-M

Foto: Germán Cano. (Instituto 25M Democracia)
Germán Cano. (Instituto 25M Democracia)

Germán Cano, profesor de filosofía, miembro del Consejo Ciudadano de Podemos, acaba de publicar 'Fuerzas de flaqueza. Nuevas gramáticas políticas' (Ed. Catarata), un libro que "nos ayuda a pensar lo que nos está pasando", en palabras de Manuel Cruz, el director de la colección. Esa es la intención de fondo del texto, que une reflexiones apoyadas en pensadores que van desde Benjamin hasta Eagleton, pasando por Gramsci o por Adorno, con el momento político y vital en el que estamos inmersos desde que el 15-M puso sobre la mesa que el descontento social era consustancial a nuestra sociedad. En cuatro años hemos vivido sucesivos maremotos, con la llegada de Podemos y Ciudadanos, el deterioro electoral de las opciones hasta entonces mayoritarias, crisis económicas y y teóricas recuperaciones, escándalos de corrupción y cambios en las cúpulas del poder, pero el malestar no termina de desaparecer. De todo ello El Confidencial ha conversado con Cano.

PREGUNTA. Presta en su libro especial atención al 15-M, como momento en que el descontento se hace evidente.

RESPUESTA. El 15-M explica tanto la emergencia de Podemos como de Ciudadanos, ya que ese malestar volátil e indefinido puede declinarse de formas diversas, y toda esa frustración social de las clases medias puede modularse bajo aspectos orientados a un "nosotros" colectivo, que es la apuesta de Podemos, o desde planteamientos neoliberales que son los de Ciudadanos. Ese es el quid de la cuestión y ese es también el asunto que quería analizar en el libro, cómo las fuerzas de flaqueza pueden declinarse de formas diferentes. El modelo de Ciudadanos toca muy bien ese aspecto medular de la sociedad española, con la desafección política, la decepción hacia los modelos de vida que se nos han ofrecido, y con todo el añadido de lo nuevo. Pero se trata de una novedad cosmética: C's es una maniobra gatopardista que pretende que las cosas cambien para que todo siga igual. El problema es cómo desarticulas ese elemento de seducción tan potente, porque no puedes desenmascararlo, como hacen algunos, señalando que bajo esa capa hay elementos fascistoides o falangistas. Son tácticas políticas contraproducentes. Hay que entender esas dinámicas subjetivas, porque si no se deja a la gente abandonada a su suerte.

P. Pero C's está en ascenso. ¿Eso señala un déficit de Podemos, significa que C's está leyendo la sociedad mejor o hay otros elementos que influyen?

R. La lucha no está decidida, no haría un análisis pesimista. Estamos en un momento en que el eje izquierda y derecha está siendo desplazado por lo nuevo frente a lo viejo, que tendrá más protagonismo de cara a las elecciones. La ventaja que tiene C's es que ellos, en términos psicocosiales, conectan con las expectativas generales, pero su ideal de subjetividad es una ficción. Sus dos grandes apuestas son el modelo de España, lo que les ha dado potencia en las catalanas y ha conectado con grandes sectores de la población actual, y la recuperación de la situación laboral frente a un modelo de trabajo que parece erosionado por la dinámica capitalista.

Es verdad que hay mucha gente que prefiere lo malo conocido a lo bueno por conocer, y ahí puede haber dificultades

Son elementos muy seductores, pero muy difíciles de mantener: atraen a personas que piensan que podemos volver a los buenos tiempos de propietarios felices y con un ascensor social en funcionamiento, pero ese no es el mundo en el que vivimos. Ese deseo sólo podría realizarse en términos sociales, y no en los individuales, como plantea Ciudadanos. Es verdad que hay mucha gente que prefiere lo malo conocido que lo bueno por conocer, y ahí puede haber dificultades, pero en ese terreno hemos estado trabajando desde el 15-M: hace falta un mínimo de bienestar, hay que conservar el estado de bienestar, pero con Ciudadanos eso no es posible porque van a seguir los dictámenes de la Troika y van a llevar a cabo políticas neoliberales. Es un problema que tiene que ver con la lógica social y con la de España, que hace difícil llegar a las clases medias. Hay quien dice que las clases medias están perdidas para Podemos, pero yo lo que veo es una gran contradicción en ellas, porque su modelo de vida y su forma de estar en el mundo se han visto muy amenazados por determinados elementos y situaciones actuales. Ahí es donde nosotros proponemos un paso a lo nuevo y donde C's quiere una regeneración indolora que permita que las cosas sigan como están. Y eso es lo que deberíamos hacer desde Podemos, analizar y exponer las contradicciones del discurso de C's, iluminar a la gente a ese respecto, y no plantear que quienes les votan pertenecen al enemigo. Es simplemente decirles que ese ideal, que "esa ficción o ese espejo mágico que os sitúa delante Ciudadanos es insostenible". Ahí se juega un elemento importante de las próximas elecciones.

P. El problema de las clases medias está presente en el libro cuando habla de la Alemania de Weimar. La izquierda despreció en alguna medida a esas clases en declive y no supieron ofrecerles una opción identitaria que sí le proporcionaron los nazis. Suele decirse que los empleados alemanes que describía Kracauer eran elementos protofascistas, pero quizá también existiera un malestar difuso que los nazis sí supieron dirigir.

R. Sí, es el mismo proceso. La izquierda no supo leer los tiempos desde categorías psicosociales, como ahora tampoco está sabiendo leerlos, quizá por poner un excesivo énfasis en la clase trabajadora y en las categorías economicistas o por hacer una lectura economicista de la crisis. El discurso de la izquierda en Weimar no fue capaz de entender lo que estaba desarrollándose en el plano subjetivo porque estaba enfocada a lo económico. No vieron que las contradicciones de la propia sociedad no iban a generar un movimiento de cambio, sino uno de repliegue.

P. En el libro también presta especial atención a los sentimientos que se manifestaban en las clases populares de aquel tiempo, que eran leídos como mero resentimiento.

R. Lo que quise es darle la vuelta al concepto de resentimiento, en la medida en que ha sido muy utilizado por las clases dominantes para desestimar cualquier impugnación del orden establecido. Señalo que el resentimiento procede en primer lugar de situaciones o de clases instaladas que tienen mucho que perder y, en segundo, quería analizarlo como un fenómeno ideológico que permite desplazar y deformar el malestar social hacia términos apolíticos. Ese es el caso del Tea Party. La lectura que realiza Thomas Frank en 'Qué pasa con Kansas' sobre ese fenómeno es estupendo, porque pone relieve cómo en contextos de crisis donde la izquierda o los planteamientos emancipatarios se repliegan, determinadas lógicas pueden llevar a la gente a un punto teatral apolítico. Esa es la paradoja que subraya Frank, cómo las clases perdedoras compran antes el discurso del resentimiento antipolítico que otras políticas más emancipadoras.

El espacio que estamos ocupando nos lleva a situaciones de discusión y de tensión tanto con los movimientos como con la izquierda más obrerista

P. Frank señalaba un elemento llamativo respecto del Tea Party, el de cómo era posible que quienes estaban en la parte baja de la escala social terminasen votando y respaldando aquellas políticas que les perjudicaban materialmente. Pero sus análisis pueden extenderse más allá de EEUU. Francia, el Reino Unido e incluso buena parte de España son lugares donde la izquierda ha perdido a los barrios obreros. Eso nos dice bastante de la izquierda...

R. El caso francés o incluso el italiano son muy semejantes, y tienen que ver con una incapacidad de la izquierda de trabajar ese malestar políticamente. Hay una cuestión fundamental en el libro, el planteamiento de cómo se politiza el resentimiento. En ese sentido, en el caso español el 15-M y Podemos han ejercido una labor importante, a diferencia de la izquierda de Hollande, por ejemplo, que es incapaz de llegar a ese malestar y llevarlo a un terreno más emancipador. Hay que pensar cómo trabajar políticamente ese malestar. En un contexto hobbesiano, atomizado y competitivo, no puedes plantear de primeras una solución republicana tipo Rousseau, tienes que desarrollar algunas mediaciones para llegar a ese proceso. Aun así, un dato significativo de las elecciones catalanas es que barrios de clase trabajadora votaron a Ciudadanos, lo cual es muy parecido a lo que decía Thomas Frank.

P. También tendríamos que establecer de qué hablamos cuando hablamos de izquierda. Podemos puede pertenecer a ese estrato, pero ha recibido muchos ataques desde la izquierda representada por IU, pero también desde el activismo y desde grupos ligados a Izquierda Anticapitalista. La gente no tiene muy claro qué es o qué propone la izquierda.

R. Creo que esto tiene que ver con la discusión en torno al concepto de hegemonía, que explica las diferencias con nuestros presuntos compañeros de viaje, ya sea la izquierda tradicional o el movimientismo. Los primeros no han sabido explicar determinados fenómenos de la hegemonía desde sus planteamientos, y la tradición activista va en otra dirección. Los análisis de Toni Negri en torno a la multitud, que fueron muy importantes para los activistas del 15-M, subrayan que la lógica hegemónica implica una jerarquía incompatible con los elementos asamblearios y democráticos que deberían impulsar la transformación social, mientras que la izquierda clásica conlleva una excesiva autonomización de lo político. Nosotros no apostamos por eso: puedes generar una dinámica hegemónica hoy porque hay condiciones sociales y materiales que se pueden ver comprometidas en una dinámica social. No se trata de que cinco o seis politólogos desde sus despachos lleven a cabo una gran transformación social porque han tenido una idea muy buena, que es de lo que nos acusan. Hay una preocupación por lo político, pero que no funcionaría si no se apoyara en las condiciones sociológicas materiales concretas. Es verdad, sin embargo, que ese espacio que estamos ocupando nos lleva a situaciones de discusión y de tensión tanto con los movimientos como con la izquierda más obrerista.

Germán Cano, profesor de filosofía, miembro del Consejo Ciudadano de Podemos, acaba de publicar 'Fuerzas de flaqueza. Nuevas gramáticas políticas' (Ed. Catarata), un libro que "nos ayuda a pensar lo que nos está pasando", en palabras de Manuel Cruz, el director de la colección. Esa es la intención de fondo del texto, que une reflexiones apoyadas en pensadores que van desde Benjamin hasta Eagleton, pasando por Gramsci o por Adorno, con el momento político y vital en el que estamos inmersos desde que el 15-M puso sobre la mesa que el descontento social era consustancial a nuestra sociedad. En cuatro años hemos vivido sucesivos maremotos, con la llegada de Podemos y Ciudadanos, el deterioro electoral de las opciones hasta entonces mayoritarias, crisis económicas y y teóricas recuperaciones, escándalos de corrupción y cambios en las cúpulas del poder, pero el malestar no termina de desaparecer. De todo ello El Confidencial ha conversado con Cano.

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