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¿Crees que los estudiantes de Harvard son los más listos? Estos presos les han ganado
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EL ÉXITO DE LA BARD PRISON INITIATIVE

¿Crees que los estudiantes de Harvard son los más listos? Estos presos les han ganado

Hace unas semanas, tres hombres que formaban un peculiar grupo de debate dieron la campanada al vencer en una competición académica a Harvard. Y no era su primera hazaña

Foto: Estudiantes de Harvard durante la ceremonia de graduación de 2005. (Peter Turnley/Corbis)
Estudiantes de Harvard durante la ceremonia de graduación de 2005. (Peter Turnley/Corbis)

Sabemos gracias al cine y las series de televisión que en EEUU las competiciones educativas son relativamente habituales. Es el caso, por ejemplo, del Rodeo de Gramática que Bart Simpson utilizaba de excusa para fugarse de casa. De entre todas estas competiciones, quizá la más popular son los concursos de debate en los que dos centros deben exponer sus argumentos sobre un tema determinado mientras son observados por un jurado que dictaminará qué equipo ha ofrecido las mejores explicaciones.

Todos los grandes centros, como la Universidad de Harvard, tienen sus propios equipos de debate. En su caso, el rimbombante The Harvard Speech and Parliamentary Debate Society, campeón del mundo en 2014 y vencedor nacional en 2012, 2013 y 2015. Sin embargo, el equipo ha encontrado la horma de su zapato: el grupo de debate formado por los presos del correccional del Este de Nueva York (Eastern New York Correctional Facility), que les hizo morder el polvo en una competición de debate a mediados del mes de septiembre, como ha contado 'The Wall Street Journal'. “Nos han pillado desprevenidos”, reconoció una de las estudiantes de Harvard.

No son sus primeras víctimas: ya habían vencido al grupo de debate de la academia militar de West Point y al de la Universidad de Vermont

“Después de una hora de vivaz debate el pasado viernes, los jueces desvelaron su veredicto. Los presos ganaban”, relata el artículo. En la competición se enfrentaban tres estudiantes de Harvard con otros tres convictos que habían dado con sus huesos en la cárcel por crímenes violentos. No era su primera experiencia en el tema. En la primavera de 2014, ya habían conseguido vencer al grupo de debate de la academia militar de West Point y, poco después, a la Universidad de Vermont. Pero no se trata de unos presos cualquiera.

Una iniciativa contra la segregación

Los presos de la institución del Este de Nueva York se han beneficiado durante los últimos años de un programa conocido como Bard Prision Initiative, que tiene el objetivo de proporcionar formación universitaria humanística de primer nivel a los presos que lo soliciten, de forma absolutamente gratuita. En sus casi 15 años de historia han conseguido que 300 presos se hayan graduado en la cárcel, de los cuales tan sólo el 2% han reincidido, frente a una media del 68% entre el resto de expresidiarios estadounidenses.

Los tres campeones en el debate contra Harvard son la mejor muestra de lo que puede ocurrir cuando aquellas personas deseosas de superarse aprovechan sus oportunidades. El jurado de la prueba compuesto por tres jueces ha negado todas las posibles reservas que pudiese haber sobre un posible favoritismo hacia los presos: “Todos somos humanos”, señalaba. “No creo que podamos juzgar nada fuera de un contexto o de dónde nos encontramos, pero la idea de que ganaron por una mera cuestión de simpatía surge de los prejuicios hacia los presos. Su capacidad académica es impresionante”.

Ahí se encuentra, quizá, el quid de la cuestión como señala la escritora, antigua convicta y fundadora de la ONG unPrison Deborah Jiang-Stein en un artículo publicado en 'Salon'; en que la noticia resulta sorprendente cuando, en realidad, no debería serlo tanto. “Es como decir 'habla muy bien para ser (introduzca palabra)'. Y a menudo esa palabra no se llega a decir, sino que simplemente da lugar a implicaciones sobre raza, dialecto o nacionalidad”. O, como en este caso, la situación personal de los ganadores. ¡Cómo puede un preso argumentar mejor que un aplicado estudiante de la Ivy League!

Lo que este triunfo desvela sobre las cárceles

Según los datos de Pew Research, en 2008 uno de cada 100 americanos estaba en la cárcel. O lo que es lo mismo, casi dos millones y medio de personas vivían entre rejas. Una cifra que, al mismo tiempo, conforma el 24,7% de los presos que hay en todo el planeta. En resumidas cuentas, la cantidad de presos en EEUU es tan grande que entre ellos seguro que hay de todo, por ejemplo, genios… O simplemente personas que en otras circunstancias habrían podido llegar muy lejos.

La formación que puede recibir alguien en la cárcel es muy diferente a la de las universidades de élite, obviamente. Todas las peticiones de libros deben ser aprobadas por la administración, lo que retrasa el proceso, y tampoco tienen acceso a internet. Como recuerda Boria Sax, célebre investigador de la relación entre hombres y animales y profesor de cárceles como Sing Sing, sus alumnos se encuentran entre los más aplicados que ha tenido. Por un lado, y aunque suene duro decirlo, no tienen mucho más que hacer entre las paredes de su celda que estudiar; por otro, aquellos que se decantan con convencimiento por estudiar una carrera probablemente lo hagan con más ganas que los que, como tantos jóvenes, se han visto empujados a hacerlo por sus padres.

Las humanidades no les enseñan simplemente a encontrar un trabajo, sino a resolver las preguntas que se hacen sobre su propia vida

Hay otra peculiaridad en este caso, como bien expone en el artículo el profesor. Lo que estos presos estudian no son ciencias, sino las hoy en día tan denostadas humanidades, que no sólo tienen como objetivo proporcionar trabajo al estudiante, sino también transformarle. “Su situación los puede llevar a pensar en las cosas de forma más intensa que el resto”, asegura Sax. “Una crisis como vivir en prisión puede hacer que la gente cuestione todo sobre sus vidas”.

La Bard Prision Initiative es muy semejante a Defy Ventures, el proyecto desarrollado por Catherine Rohr con el objetivo de reinsertar a los presos estadounidenses a través de una formación semejante a la de una Escuela de Negocios. Como explicó a El Confidencial, “cuando los presos salen a la calle, las oportunidades que tienen son muy limitadas porque sigue habiendo una gran discriminación”. La emprendedora destacaba la gran capacidad emprendedora y las habilidades de las personas que había conocido entre rejas y que se habían convertido en sus alumnos. Las mismas que ha llevado a los tres de Nueva York a vapulear a los niños de la Ivy League.

Sabemos gracias al cine y las series de televisión que en EEUU las competiciones educativas son relativamente habituales. Es el caso, por ejemplo, del Rodeo de Gramática que Bart Simpson utilizaba de excusa para fugarse de casa. De entre todas estas competiciones, quizá la más popular son los concursos de debate en los que dos centros deben exponer sus argumentos sobre un tema determinado mientras son observados por un jurado que dictaminará qué equipo ha ofrecido las mejores explicaciones.

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