Es noticia
Cuando sabes que eres más rico que el resto te vuelves imbécil. Por qué
  1. Alma, Corazón, Vida
CÓMO LUCHAR CONTRA LA DESIGUALDAD

Cuando sabes que eres más rico que el resto te vuelves imbécil. Por qué

Un nuevo estudio presentado en 'Nature' muestra que la desigualdad sólo es perniciosa para la sociedad si está visibilizada. O, dicho de otra forma, los ricos son más egoistas si se saben ricos

Foto: Los ricos no suelen hacer ningún esfuerzo por acabar con la desigualdad. (iStock)
Los ricos no suelen hacer ningún esfuerzo por acabar con la desigualdad. (iStock)

Aunque la desigualdad apareció en nuestro mundo tan pronto abandonamos las sociedades de cazadores-recolectores, la historia de la humanidad está repleta de intentos por reducir esta. Y no parece que en los últimos años hayamos tenido mucho éxito al respecto.

El Estado del bienestar, que había nacido tras la Segunda Guerra Mundial para garantizar unos mínimosderechos sociales a todos los ciudadanos dentro de un sistema capitalista –un mecanismo necesario para que las clases trabajadores no abrazaran en masa el fantasma del comunismo– empezó a resquebrajarse en muchos países a partir de los años 80, coincidiendo con el auge de las políticas liberales y, poco después, el desmenbramiento del bloque soviético.

España, claro está, no se ha librado de esta dinámica. Según el informe Government at a Glance, publicado este verano porla OCDE,nuestro país es el que presenta mayores desigualdades de ingresos entre ricos y pobres de todo el mundo desarrollado. En concreto, el 10% de los españoles con menos ingresosse han empobrecido a un ritmo del 12,9% anual, un porcentaje muy superior aldescensodel 1,4% para el 10% que disfrutó de las mayores retribuciones.

Un fenómeno complejo, perofácil de simplificar

Es evidente que la desigualdad es un fenómeno multifactorial, pero para entender su causa principal merece la pena simplificarlo todo. Pongamos que la única forma de reducir la desigualdad es que las personas con más recursos acepten cooperar con los que tienen menos mediante sistemas de redistribución de la renta. Esto, claro esta, puede imponerse. Pero, ¿no hay ricos dispuestos a colaborar con sus vecinos más desfavorecidos sólo por el hecho de ayudar a la sociedad en su conjunto? ¿Sólo por el hecho de sentirse mejores personas?

Sí, los hay, pero sólo actúan de forma altruista cuando la desigualdad no es visible. Esto es, cuando los pobres no son conscientes de la riqueza de las clases pudientes, ni los ricos de la pobreza de las clases más desfavorecidas. Por el contrario, si los ricos saben que tiene más dinero que el resto, empiezan a aprovecharse de los pobres, comportándose de una forma tan poco altruista que daña a la sociedad en conjunto.

En un mundo desigual, la visibilidad provoca un escenario de explotación, donde los pobres ayudan a sus vecinos pero los ricos no

Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por Akihiro Nishi, sociólogo de la Universidad de Yale, que ha elaborado una serie de experimentos para averiguar cómo la desigualdad y la visibilidad de éstainfluyen en el modo en que cooperan los individuos dentro de una sociedad.

El sociólogo de Yale y sus colegas elaboraron una serie de experimentos online, para los que crearon una suerte de “sociedades temporales en miniatura”, formadas por 17 individuos, reclutados en todo el mundo. Los participantes recibieron una cantidad inicial de recursos y podían interactuar con el resto para incrementar o reducir su riqueza y la de la sociedad en conjunto.

Al crear estas sociedades ficticias los investigadores tuvieron en cuenta dos variables: la desigualdad y la visibilidad de la riqueza. En alguno de los juegos todos los participantes comenzaban teniendo el mismo dinero y en otros había gente rica y pobre. En algunas sociedades, además, nadie sabía cuánto tenía el resto de gente; en otras, por el contrario, todo el mundo lo sabía.

Los investigadores descubrieron entonces que las sociedades desiguales con la riqueza visible terminaron siendo aún más desiguales que aquellas en las que la riqueza era invisible. Los ricos actuaron consolidando sus riquezasy rechazaron casi por completo cooperar con sus vecinos. Los pobres, por el contrario, síayudaron al resto. Cuando alguien donaba 50 unidades de riqueza se repartían 100 entre todos los jugadores. Esto llevó a las sociedades a un escenario de "explotación", en el que los pobres reducían sus riquezas para invertir en la sociedad, haciéndoles más pobres respecto a sus vecinos y permitiendo que los ricos fueran aún más ricos.

Por el contrario, en las sociedades donde la riqueza era invisible, los ricos cooperaron mucho más. Esto condujo a un escenario “equitativo”, en el que hubo un mayor reparto de la riqueza, por lo que la desigualdad al final del juego se había reducido notablemente.

¿Son los ricos mala gente?

Tener dinero no te convierte de forma automática en una mala persona, pero diversos estudios han mostrado que la riqueza puede influir de forma negativa en nuestro comportamiento. El psicólogoPaul K. Piff, profesor en la Universidad de California en Invirne, ha estudiado en profundidad como la jerarquía social y la desigualdad modelan las relaciones entre individuos y grupos. Enun estudiode 2012, publicado en la revistaPNAS,constató que las personas de una clase social alta tienen una mayor propensión a comportarse de forma poco ética.

En un conjunto de siete experimentos, Piff comprobó que los ricostienen una tendencia mayor a quebrantar las leyes de circulación, adoptar decisiones poco éticas, hacerse con bienes preciados de otras personas, mentir en una negociación, hacer trampas para incrementar sus posibilidades de ganar un premio y respaldar comportamientos moralmente reprobables en el trabajo.

No es por tanto la desigualdad en sí lo que provoca un comportamiento egoísta sino más bien que la gente sea consciente de ésta

Pero el nuevo trabajo de la Universidad de Yale, que se ha publicado esta semana en Nature, sugiere que estos comportamientos poco éticos se mitigarían si los ricos no fueran del todo conscientes de su riqueza o, quizás, no fueran conscientes de cuán pobre es la gente que les rodea. Esto es importante, pues mostraría que no es la desigualdad en sí lo que hace queuna sociedad sea poco colaborativa, sino que seamos conscientesde ésta.

“La visibilidad de la riqueza es muy importante, mucho más importante que la desigualdad”, aseguran otro de los autores del estudio, Nicholas A. Christakis en The Atlantic. “En un mundo desigual, la visibilidad provoca un escenario de explotación, donde los pobres ayudan a sus vecinos pero los ricos no”.

Nadie sabe bien por qué ocurre esto, máxime teniendo en cuenta que en las sociedades donde la riqueza es visible los pobres son conscientes de que ellos están ayudando a todo el mundo y los ricos no están ayudando a nadie, pero los investigadores se aventuran a ofrecer una hipótesis.

Christakis cree que la visibilidad de la riqueza podría actuar como una fuerza estabilizadora: los ricos no cooperan porque saben que su actitud perpetúa la desigualdad, de la que son plenamente conscientes, aunque esto limite el crecimiento económico del conjunto de la sociedad. No ocurre esto en las sociedades donde la riqueza es visible pero no hay desigualdad: en este caso todo el mundo coopera y el egoísmo se reduce. No es por tanto la desigualdad en sí lo que provoca un comportamiento egoísta, sino más bien que la gente sea consciente de ésta.

Los investigadores creen, además, que la visibilidad de la riqueza podría activar determinados mecanismos psicológicos que disparan la desigualdad: los sujetos empiezan a compararse y a competir entre ellos. Además, cuando la fortuna que tiene cada uno es exhibida se convierte de forma automática en una señal de clase social, algo que no ocurre en una sociedad en la que permaneciera oculta.

En definitiva, aunque este estudio no se puede trasladar directamente al mundo real, sus resultados sugieren que “ocultar la información sobre la riqueza personal puede ayudar a reducir la desigualdad económica, al menos en sociedades que cuentan ya con un alto nivel de desigualdad”.

Este hallazgo podría servir, por ejemplo, para que las compañías tomen decisiones sobre la idoneidad de hacer públicos los salarios de los empleados. Ahora bien, para que la invisibilidad de la riqueza tuviera un efecto real sobre la desigualdad de la sociedad en su conjunto, los ricos tampoco deberían saber cuán pobres son los pobres, algo que parece mucho más difícil de lograr.

Aunque la desigualdad apareció en nuestro mundo tan pronto abandonamos las sociedades de cazadores-recolectores, la historia de la humanidad está repleta de intentos por reducir esta. Y no parece que en los últimos años hayamos tenido mucho éxito al respecto.

Estado del bienestar Desigualdad
El redactor recomienda