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Esta es la nueva moda que están siguiendo los ricos para dormir bien
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EL AUGE DE LA HABITACIÓN DE LOS RONQUIDOS

Esta es la nueva moda que están siguiendo los ricos para dormir bien

Está claro que la mayoría de personas duermen peor si comparten cama. ¿Por qué entonces sigue existiendo la cama de matrimonio? La gente adinerada prescinde de ella

Foto: Dormir en pareja no es tan placentero como parece. (iStock)
Dormir en pareja no es tan placentero como parece. (iStock)

Quizás una vez que nos dejamos llevar por Morfeo, el descanso nocturno es similar en el palacio de Buckingham y en la Cañada Real. Pero, no nos engañemos, no se concilia el suelo de la misma forma si dormimos solos en una habitación tranquila y una cama gigante (como suponemos lo hará la reina Isabel II) que si tenemos que compartir el lecho con una, dos o vete tú a saber cuántas personas.

Todos los estudios coinciden en señalar que compartir cama hace que durmamos peor. De hecho, la prevalencia de los trastornos del sueño entre los matrimonios que comparten lecho es un 50% mayor que entre las personas que cuentan con su propia cama. ¿Por qué la “cama de matrimonio” sigue siendo entonces un símbolo importante de la vida en pareja?

El ritual de acostarse en compañía (con sexo o sin él) parece algo positivo en una relación estable, pero en realidad es una obligación para la mayoría de familias que no pueden permitirse una cama de más de un dormitorio (o dos, si se tienen hijos). Hay quien cree, incluso, que hasta la revolución industrial era habitual que los matrimonios durmieran por separado: sólo el éxodo rural hizo que la cama de matrimonio fuera una obligación por motivos de espacio. Una costumbre que las familias adineradas parecen dispuestas a olvidar.

A medida que aumenta la riqueza también aumenta la demanda de comodidades y es bastante común que los constructores incorporen un segundo dormitorio

Según asegura Stephen Lindsay, directora de Savills, una agencia inmobiliaria londinense, en un reportaje de The Sunday Times, la última moda entre sus clientes adinerados es construir en las casas lo que ya se conoce como “la habitación de los ronquidos”, esto es, un dormitorio principal adicional, para que marido y mujer duerman comodamente por separado.

“A menudo ocultas bajo el nombre de 'segunda suite principal' o 'habitación de invitados VIP' los constructores están añadiendo cada vez más habitaciones de los ronquidos a las casas de obra nueva, para satisfacer esta demanda de los compradores”, asegura Lindsay. Una tendencia que ya pronosticó un reportaje de Glamour publicado hace seis años, en el que se aseguraba que en 2015 las habitaciones principales dobles “iban a ser la norma”.

¿Un privilegio reservado a los ricos?

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) asegura que la mitad de los varones españoles ronca al menos cinco días a la semana, mientras que en el caso de las mujeres el porcentaje disminuye hasta el 25%. Pero, pese a que la “habitación de los ronquidos” le vendría bien a muchas parejas, de momento sólo los matrimonios más adinerados pueden permitirse contar con dos dormitorios principales en casa. “A medida que aumenta la riqueza también aumenta la demanda de comodidades y es bastante común que los constructores incorporen un segundo dormitorio principal en sus planos”, explica Peter Brooks, director asociado de Savills.

Dicho esto, muchas parejas con problemas de sueño pero con menos dinero duermen separadas sin necesidad de tener un segundo dormitorio principal. Según un estudio del Sleep Council, que representa a los fabricantes de camas de Reino Unido, uno de cada seis británicos duerme por separado, lo que parece sin duda una tendencia al alza en todo el mundo desarrollado.

Dormir en habitaciones separadas tiene evidentes ventajas: los miembros de la pareja cuentan con mayor privacidad, un mejor descanso y una independencia que, en ocasiones, puede provocar incluso un aumento del deseo sexual. Pero claro, también tiene inconvenientes: puede provocar una desconexión entre los cónyuges, pues a la fuerza disminuye el tiempo que se comparte.

Quizás una vez que nos dejamos llevar por Morfeo, el descanso nocturno es similar en el palacio de Buckingham y en la Cañada Real. Pero, no nos engañemos, no se concilia el suelo de la misma forma si dormimos solos en una habitación tranquila y una cama gigante (como suponemos lo hará la reina Isabel II) que si tenemos que compartir el lecho con una, dos o vete tú a saber cuántas personas.

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