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Los seis errores habituales que arruinan tu figura, como el café con leche
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Los seis errores habituales que arruinan tu figura, como el café con leche

Deja de engañarte. Sabes de sobra que hay ciertas pautas de tu dieta que te pasas por alto o haces a tu manera y, aunque pienses lo contrario, tienen consecuencias

Foto: No es que la báscula esté rota. Ahí hay algo que sobra y que te impide adelgazar mientras haces dieta. (iStock)
No es que la báscula esté rota. Ahí hay algo que sobra y que te impide adelgazar mientras haces dieta. (iStock)

Maldición. Es la octava vez que empiezas ese régimen tan estupendo que te han recomendado en varias ocasiones y no te sirve para nada. Sí, al principio parece que estás perdiendo algunos cientos de gramos pero desde luego no consigues los impresionantes resultados que obtuvo tu vecina. '¡Pero si la estoy siguiendo al pie de la letra!', exclamarás. No, y lo sabes. Estás cometiendo pequeños errores que crees que no afectan pero que en realidad están tirando por tierra tu esfuerzo.

No pasa nada, no eres la única persona en el mundo que lo está haciendo mal. Un grupo de nutricionistas expertos en dietas ha recogido en News algunos de los hábitos alimenticios que observan en la mayoría de sus pacientes y que son los responsables de que no sean capaces de perder peso. Patrones comunes que deberías dejar de hacer porque están arruinando por completo tu dieta. Es más, en vez de adelgazar estás engordando.

1. La rutina del café con leche mañanero

Con leche convencional, desnatada, de soja o de almendras, más una, dos o media cucharada de azúcar o edulcorantes light. El hecho es que le añades ingredientes a tu café que, de suponer una cantidad significativa de tu taza, aportan unas cuantas calorías extra de las que tu dieta no decía nada.

No sólo eso, como explican los dietistas, muchas personas sustituyen un desayuno equilibrado y completo por un tazón grande de café con leche. ¡Error! En primer lugar, el desayuno es la primera comida del día, encargada de romper con el ayuno nocturno y que proporciona alrededor del 25% de la energía diaria, de ahí que sea considerada 'la más importante' de la jornada. ¿Crees que es buena idea no tomártelo –nunca mejor dicho– en serio?

Dejar largos períodos entre el desayuno y la comida hace que nuestros niveles de glucosa en sangre fluctúen y nos entre ansiedad por picar algo dulce

Además, los expertos señalan que en muchos casos se utiliza este excitante como acompañamiento de los almuerzos o meriendas. “Un café con leche puede tener tantas calorías como una rebanada de pan tostado así que debe ser contabilizado como un elemento más de una comida o como un aperitivo aparte”, comentan. La solución: tratar de cambiar los extras se añaden al café por otros más bajos en grasas u optar por tomar té o café solos.

2. Comer demasiado tarde

Ser estrictos con las horas a las que nos pararnos para comer es más importante de lo que creemos, pero ¿quién no se ha retrasado algún día o incluso se ha saltado el almuerzo porque se entretiene en el ordenador, le surge una reunión imprevista o, simplemente, se dispersa y se olvida?

Los hábitos alimenticios están relacionados con el aumento de peso a largo plazo. Dejar largos períodos de tiempo entre el desayuno y la comida hace que nuestros niveles de glucosa en sangre fluctúen y nos entre más ansiedad por picar algo dulce entre horas… Olvidate de los 'bueno, por un día no pasa nada' y deja de ir a por galletas o dulces a la máquina de vending. Si planificas tus menús y comes a tus horas regularás el apetito y evitarás esa repentina gusa inaplazable.

3. Picoteo inconsciente

Sabes qué dieta vas a mantener a lo largo de la semana mañana, tarde y noche, incluso tienes los ingredientes necesarios para tus aperitivos saludables y equilibrados y nunca te olvidas de llevarlos contigo para tomarlos entre comidas. Estupendo. ¿Entonces por qué le coges un puñadito de nueces a tu compañera de trabajo o un trozo de su bocadillo cuando te ofrece si ya has comido?

“Picar sin sentido es una costumbre que tiende a desarrollarse con el paso del tiempo y que a menudo se convierte en una situación de dependencia que la mayoría de las personas niega hacer”, explican los dietistas. Si estás comiendo relativamente bien y mantienes unos horarios adecuados durante toda la jornada y notas que no pierdes peso, párate a pensar y reconócete esos bocados de más que te has llevado a la boca de manera inconsciente. Te sorprenderá descubrir cómo es en realidad tu dieta diaria.

4. La noche te confunde

A muchas personas les ocurre que toman su cena tal y como preveían en su régimen, pero a las pocas horas de comerse ese manjar bajo en carbohidratos y bien repleto de frutas y verduras, les entra un hambre voraz y se pegan un atracón nocturno.

Tanto el aburrimiento como la incapacidad para dormir o simplemente una mala costumbre que seguimos inconscientemente son algunas de las razones que hacen que visitemos demasiado la nevera y cojamos lo menos apropiado para nuestra dieta.

Picar sin sentido es una costumbre que a menudo se convierte en una situación de dependencia que la mayoría de las personas niega hacer

Los expertos ofrecen dos soluciones para que adelgazar sea posible: de un lado, introducir algún alimento saciante en las cenas para acabar con este hábito, o, si ni con esas lo logramos, dejarnos una pequeña ingesta de calorías –un snack ligero de unas 100 calorías como dos trocitos de chocolate negro, un yogur o una pieza de fruta– para tomarlo poco antes de acostarnos. Si no tienes tentaciones en la nevera como helado o dulces grasos, tú mismo te estarás poniendo trabas para asaltar la nevera, porque no hay nada.

5. Demasiadas cantidades de comida sana

Sí, la ensalada y la verdura engordan mucho menos que un filete o un plato de pasta, pero si comes tres veces más cantidad de estos alimentos saludables estarás ingiriendo prácticamente la misma cantidad de calorías que si optases por los más grasos. “Con demasiada frecuencia nos comemos media bolsa de frutos secos en lugar del puñado que está recomendado, nos pulimos todo un aguacate en una sola ración o nos comemos una ración grande de salmón fresco porque es saludable obviando que es un pescado bastante graso”, ejemplifican. No todo lo sano adelgaza, mide las cantidades y suma calorías porque igual te estás pasando.

6. No comes suficientes verduras

'No, si a mí me gusta todo', claro, pero prefieres comerte el filete de atún a la plancha que el medio kilo de acelgas aliñadas con triste aceite y vinagre. Muy pocas personas ingieren las cantidades diarias necesarias de vegetales –entre 500 y 700 gramos entre la comida y la cena– y esto repercute en que no adelgacemos lo suficiente.

Prueba a incluirlas siempre como acompañamiento de tus platos, ya sea crudas, a la parrilla, en algún revuelto o en la versión crema. Tu salud se beneficiará a largo plazo, al igual que tu peso, que empezará a reducirse de una vez por todas.

Maldición. Es la octava vez que empiezas ese régimen tan estupendo que te han recomendado en varias ocasiones y no te sirve para nada. Sí, al principio parece que estás perdiendo algunos cientos de gramos pero desde luego no consigues los impresionantes resultados que obtuvo tu vecina. '¡Pero si la estoy siguiendo al pie de la letra!', exclamarás. No, y lo sabes. Estás cometiendo pequeños errores que crees que no afectan pero que en realidad están tirando por tierra tu esfuerzo.

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