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Toda la verdad sobre el sexo telefónico, contada con detalle por sus trabajadores
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¿Quién está detrás de las líneas calientes?

Toda la verdad sobre el sexo telefónico, contada con detalle por sus trabajadores

Muchas personas llaman a líneas eróticas para satisfacer sus necesidades, sexuales o sentimentales. Los que están en el otro lado relatan cómo es atender estás conversaciones subiditas de tono

Foto: "Existe una especie de acuerdo entre los teleoperadores de sexo telefónico y las personas que llaman basado en el autoengaño". (iStock)
"Existe una especie de acuerdo entre los teleoperadores de sexo telefónico y las personas que llaman basado en el autoengaño". (iStock)

“El trabajo se basa en que dos personas están de acuerdo en participar en una ilusión juntos”. “Como virgen, me resultaba difícil hablar sobre sexo con hombres que estaban calientes”. “Ofrezco mi compañía a personas que no tienen lo que necesitan en sus casas”. “Mis clientes son personas con un apetito sexual diferente”.

Estas son sólo algunas de las ideas que el fotógrafo británico Phillip Toledano escuchó mientras entrevistaba a un grupo de teleoperadores de sexo telefónico para su libro Phonesex (Twin Palms Publishers). “Existe una especie de acuerdo entre los teleoperadores de sexo telefónico y las personas que llaman basado en el autoengaño”, explicaba Toledano: “La persona que llama finge que él (o ella) está hablando con un joven o una chica hermosa, y el telefonista desempeña perfectamente ese papel”

El libro, que fue publicado en 2008 pero ha vuelto a dar que hablar en las últimas semanas, incluye imágenes de 26 mujeres y hombres que trabajan en las comúnmente conocidas como líneas calientes y que explican al detalle lo que sienten y opinan sobre su profesión. “Nunca pensé que iba a trabajar en la industria del sexo telefónico. Estuve años en atención al cliente y varias personas me comentaban que tenía una voz sensual. Pesaba que estaba siendo profesional, no sexy. Este trabajo es parecido al anterior. Básicamente es dejar a los clientes con más de una sonrisa”, relata una de las entrevistadas.

Un trabajo feliz y seguro

Toledano encontró la mayoría de los participantes a través de un anuncio en Craigslist –un portal de anuncios clasificados, foros para trabajo, búsqueda de profesionales, etc.– a través del cual se puso en contacto con aquellos trabajadores de sexo telefónico que estaban dispuestos a ser fotografiados como parte de su proyecto.

“En general, la gente que habló con él estaba muy contenta con el trabajo que hacían”, explica Alanna Vagianos en el Huffington Post, donde recoge algunos extractos del libro de Toledano. “Resultó muy beneficioso para ellos. Sintieron que estaban aprendiendo mucho sobre sí mismos y sobre otras personas que estaban ofreciendo los mismos servicios”, señala el autor.

Aunque muchas personas encuentran en un trabajo como este un peligro para la seguridad de sus empleados, que pueden ser agredidos verbalmente e incluso amenazados, lo cierto es que la gran mayoría de los participantes aseguraron que en estos puestos encontraban una forma de ganarse la vida sin miedo a que sufrir daños o se aprovechasen de ellos. “Realmente es un modo de ganar dinero de una forma muy segura”, comentaba una de las teleoperadoras.

Auténtico sexo oral, verbal y sonoro

“Aprendí a escuchar a los hombres de una manera más profunda. Mi trabajo me permitía llegar más allá de los jueguecitos y las fantasías, con acceso directo a sus pantalones y tenerles cogidos por las pelotas”, explica una de las trabajadoras que asegura que “si todas las mujeres hiciesen sexo por teléfono antes de perder la virginidad, sabrían disfrutar de muchas más opciones”.

Cada cliente busca un tipo de atención diferente y la variedad en las personalidades y vidas de los teleoperadores ayuda a que existan todo tipo de perfiles. “Soy una persona inmadura y sumisa, y el tono de voz que uso me ayuda a demostrar esas cualidades”, comenta otra joven.

Pero no todo es hablar y poner una voz sensual. La puesta en escena es de lo más importante y hay que saber utilizar efectos sonoros adecuados y creíbles para satisfacer al cliente como auténticos profesionales. “Para simular el balanceo de la cama se pueden utilizar muebles que imiten el sonido como golpear la cama contra la pared o golpear una silla contra la mesa. A algunos clientes les gusta escuchar el sonido de mi pene golpeando contra el teléfono”, ejemplifica uno de los teleoperadores, quien reconoce que se divierte mucho haciendo su trabajo: “Me siento como si les enseñase a complacerse a sí mismos, diciéndoles dónde poner sus manos y de qué forma tocarse”.

Calentando el ambiente, pero con normas

“Cuando empecé estaba nerviosa pero ahora el teléfono es como mi nuevo juguete sexual. Digamos que me he encontrado a mí misma y a mi sexualidad a través de este trabajo”, relata una de los teleoperadoras que reconoce que al sentirse atraída tanto por hombres como por mujeres le resulta más sencillo poder atender a todo tipo de clientes, ofreciendo el mismo servicio independientemente del sexo. “¡Realmente disfruto siendo un operador de sexo por teléfono!”, reconoce.

Otra mujer relata que, por lo general, las personas que llaman a su número buscan juegos sexuales poco comunes: “Algunos quieren sentirse tus esclavos, que les prohíbas cualquier libertad. Otros quieren que les obligues a ser castos y otros quieren escuchar a una mujer mandona (y mala) que les dé órdenes. Yo soy su droga”.

La puesta en escena es de lo más importante y hay que saber utilizar efectos sonoros adecuados y creíbles para satisfacer al cliente

Precisamente por las rarezas de sus clientes, la mencionada trabajadora no duda en poner límites a sus conversaciones, como por ejemplo que no les permite masturbarse ni pedir permiso para hacerlo. “Ellos siguen estas reglas y permanecen bajo mi completo control y hacen todos mis caprichos”, continúa esta dominatrix telefónica, que asegura que “si me llama una persona nueva y trata de saltarse estas normas, simplemente cuelgo. Mi servicio no incluye este tipo de cosas ni que me hablen sucio”.

No todo es sexo: hacer compañía

Claro que también hay clientes que no buscan un encuentro sexual simulado o una cita subidita de tono –nunca mejor dicho–. Sentirse acompañados es el objetivo de muchas personas que no encuentran en estos servicios la salida más cómoda y anónima para desahogarse de sus problemas cotidianos y traumas personales.

“Soy un hombre decente que sabe hablar a las mujeres. Ellas me aprecian y sólo quieren que las hable y las lleve a otro mundo”, explica en el libro uno de los trabajadores que se define a sí mismo como un 'profesional de las señoras'. “Habla con jovencitas o mujeres maduras. En español o en inglés. Con una ideología de izquierda o de derechas”, continúa relatando. Un servicio adaptado al gusto del consumidor.

Dinero fácil y rápido

Claramente no todas las personas que trabajan en líneas calientes tenían como meta dedicarse a esta profesión. Una de las mujeres que sale en el libro tuvo que empezar muy joven a trabajar en esto porque no le quedó más opción cuando su abuela cayó enferma y ella tuvo que hacerse cargo de la situación económica de la familia.

“Estaba leyendo el periódico en busca de un trabajo de noche, y entonces vi un anuncio que decía 'gana un buen dinero como operador de sexo telefónico'”, explica. Aceptó el trabajo, aún siendo mucho más inexperta de lo que cabría esperar: “Como era virgen, fue difícil para mí hablar sobre sexo con hombres. Tuve que leer libros y ver películas con mis amigas”.

“Soy una chica con un gran corazón que ama la vida y a la gente. Para mí es difícil hacer este trabajo. Espero que esto no haga que otras personas me miren de manera diferente”, se sincera en el libro.

“El trabajo se basa en que dos personas están de acuerdo en participar en una ilusión juntos”. “Como virgen, me resultaba difícil hablar sobre sexo con hombres que estaban calientes”. “Ofrezco mi compañía a personas que no tienen lo que necesitan en sus casas”. “Mis clientes son personas con un apetito sexual diferente”.

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