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La teoría del hijo sexy que explica por qué algunos hombres son más atractivos
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PADRES FUERTES HACEN HIJOS LIGONES

La teoría del hijo sexy que explica por qué algunos hombres son más atractivos

Un nuevo estudio evolucionista vuelve a intentar explicar las preferencias sexuales de las hembras: en este caso, sugiriendo que lo importante en el macho son los genes que puede pasar a sus hijos

Foto: Algunas cualidades como la fortaleza física o los rasgos faciales se transmiten de padres a hijos. (iStock)
Algunas cualidades como la fortaleza física o los rasgos faciales se transmiten de padres a hijos. (iStock)

Se han escrito toneladas de estudios científicos evolucionistas para intentar explicar qué conduce a una mujer a preferir a un hombre u otro. Aunque estas explicaciones suelen centrarse en el aspecto más biológico de la persona y despreciar lo cultural y social, hay casi unanimidad en defender la visión del gen egoísta de Richard Dawkins, que señala que, en última instancia, nuestros organismos están diseñados para garantizar la supervivencia de los genes que portan. Algo que influye de manera determinante en la selección de nuestras parejas sexuales.

De todas las hipótesis que han trabajado sobre este aspecto de la biología evolutiva, una de las más llamativas –aunque sólo sea por su rimbombante nombre– es la del hijo sexy, que fue propuesta por el científico estadounidense Richard Fisher en el año 1930. Según esta, la selección de pareja reproductiva por parte de la hembra tiene como objetivo dar a luz a retoños muy atractivos y que, por lo tanto, tengan una mayor posibilidad de éxito reproductivo. Frente a otras teorías semejantes, la de Fisher señala que el potencial del hombre como proveedor material, propietario de una gran riqueza o de territorios resultan irrelevantes.

Lo importante, por lo tanto, no son los beneficios materiales directos sino los indirectos, en forma de atractivo transmitido en los genes. Gracias a ellos, su descendencia tendrá más facilidad a la hora de aparearse con hembras que, como ocurría con el padre, lo encontrarán atractivo. Esto, a su vez, provoca la pervivencia de esos genes de “deseabilidad”, como suelen denominarse. Un círculo vicioso en el que el pez guapo se come al feo.

¿Qué es un hombre atractivo? Dímelo tú

Una nueva investigación ha añadido aún más razones para apoyar esta hipótesis. Realizado por científicos de la Universidad de Oakland y publicado en el último número de Personality and Individual Differences, el estudio ha contado con la participación de 439 mujeres heterosexuales y ha llegado a la conclusión de que las mujeres que se juntan con hombres atractivos suelen tener más orgasmos –algo que cae por su propio peso–, lo cual pondría en marcha una de las funciones de estos, que es retener el semen para favorecer los embarazos (la bastante discutible teoría de la retención del esperma).

La posibilidad de que una hembra alcance el orgasmo no depende únicamente de su juicio sobre el atractivo de su pareja, sino también del de otras hembras

Si algo aporta esta nueva investigación es que el acento no se pone tanto en la subjetividad de la hembra que realiza la elección como en el conjunto de percepciones que sobre un macho comparten las mujeres que lo rodean. En otras palabras, la posibilidad de que una hembra alcance el orgasmo con un varón no depende únicamente de su propio juicio sobre el atractivo de su pareja, sino también, de la percepción que tiene de “los juicios de las demás mujeres sobre el atractivo de su pareja”, algo que juega un papel aún más importante a la hora de valorar el atractivo del macho y que es plenamente coherente con la teoría del “hijo sexy”. Si le gusta a mis amigas, también le gustará a las chicas de su quinta.

Como explican los doctores Raj Persaud y Peter Bruggen a propósito de esta investigación en las páginas de Psychology Today, hay una buena pregunta que hacerse sobre esta teoría del hijo sexy: ¿qué pasa con las hijas? ¿Son ellas también receptoras de esos genes de la deseabilidad que las permitirán encontrarse con otros hombres? ¿O, evolutivamente, dan igual? Los científicos proporcionan una explicación plausible, y es que los hombres suelen ser menos selectivos con sus parejas, puesto que invierten menos esfuerzo en ellas (no han de cargar con el hijo en caso de embarazo) y, por ello, la influencia de estos genes es menos decisiva.

Como cada vez que surge un estudio evolutivo similar, conviene tomarlo con un poco de distancia ya que, como hemos dicho, pasa por alto los potentes condicionantes culturales y sociales en la elección de pareja. Como puso de manifiesto una investigación publicada en 2008 en la revista Behavioral Ecology, “los estudios empíricos que tratan con las predicciones críticas de citas sólo apoyan parcialmente la teoría del hijo sexy”, ya que en un gran número de casos, la mera posibilidad de tener descendencia atractiva no justifica otro tipo de desventajas en la elección de pareja.

Se han escrito toneladas de estudios científicos evolucionistas para intentar explicar qué conduce a una mujer a preferir a un hombre u otro. Aunque estas explicaciones suelen centrarse en el aspecto más biológico de la persona y despreciar lo cultural y social, hay casi unanimidad en defender la visión del gen egoísta de Richard Dawkins, que señala que, en última instancia, nuestros organismos están diseñados para garantizar la supervivencia de los genes que portan. Algo que influye de manera determinante en la selección de nuestras parejas sexuales.

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