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Un nuevo estudio desmonta por completo la dieta paleolítica
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NUESTROS ANTEPADOS SÍ COMÍAN CARBOHIDRATOS

Un nuevo estudio desmonta por completo la dieta paleolítica

Durante las últimas décadas muchos han defendido que son las proteínas y las grasas lo que de verdad sienta bien al ser humano, pero una nueva investigación lo pone en duda

Foto: El hecho de que nuestros antepasados siguiesen esta dieta no la hace totalmente recomendable. (iStock)
El hecho de que nuestros antepasados siguiesen esta dieta no la hace totalmente recomendable. (iStock)

Desde los años setenta, cuando el gastroenterólogo Walter L. Voegtlin comenzó a popularizarla, cada vez se ha puesto más de moda la conocida como dieta paleolítica o del hombre de las cavernas. Este régimen se basa en la idea de que la alimentación ideal para el ser humano es la de sus antepasados de la Edad de Piedra y no la que, a partir del año 10.000 a.C., comenzó a desarrollarse de mano de la agricultura. En otras palabras, el hombre está diseñado para ingerir grandes cantidades de proteína y grasas, obtenidas de alimentos como la carne o el pescado, y muy pocos carbohidratos, como los de los productos lácteos, las frutas, las verduras y los dulces. Fue este inoportuno cambio en la dieta lo que provocó la aparición de enfermedades como la diabetes o los problemas cardiovasculares que, según defienden, no sufrían los hombres de la Edad de Piedra.

Aunque dicha dieta había sido muy criticada a lo largo de los últimos años, especialmente por desterrar todo un conjunto de alimentos de la dieta, no se había discutido tanto uno de los pilares en los que se basa la misma: en que fue el consumo de proteínas y grasas lo que permitió la evolución del hombre. Sin embargo, una investigación publicada en el último número de The Quarterly Review of Biology defiende la tesis completamente opuesta: que fueron las grandes cantidades de almidón y carbohidratos los que permitieron el desarrollo del cerebro humano.

La importancia de los carbohidratos, especialmente en forma de comidas ricas en almidón, ha sido ampliamente pasada por alto

Frente a estudios previos que habían señalado que fue la sustitución de una dieta vegetariana por otra centrada en la carne la que había permitido el desarrollo de la inteligencia del ser humano, la presente investigación, llamada «La importancia de los carbohidratos de la dieta en la evolución humana», sugiere que los carbohidratos permitieron satisfacer las demandas de un órgano en expansión constante como era el cerebro. Además, consideran que cocinar el almidón fue un paso increíblemente adaptativo para el ser humano, ya que permitiría que los tejidos, cada vez más necesitados de energía, recibiesen grandes cantidades de glucosa.

“Hasta ahora ha habido una gran atención en el papel que la proteína animal y la cocina han tenido en el desarrollo del cerebro humano durante los últimos dos millones de años, y la importancia de los carbohidratos, especialmente en forma de comidas ricas en almidón, ha sido totalmente pasada por alto”, ha señalado la doctora Karen Hardy, responsable de la investigación. Se trata, por ahora, de una hipótesis que deberán confirmar arqueólogos, genetistas y médicos humanos en conjunto, pero que invierte la tradicional visión del verdadero catalizador del desarrollo del cerebro humano.

No es el único motivo para poner en tela de juicio algunos de los preceptos teóricos de la dieta paleolítica. No sólo porque en realidad los carbohidratos fuesen mucho más importantes en la evolución humana de lo que sus defensores mantienen, sino también porque la actividad diaria del hombre de la Edad de Piedra era muy diferente a la nuestra: si nosotros tendemos a ser cada vez más sedentarios, ellos salían a cazar a menudo, lo que les permitía quemar la gran cantidad de proteínas que ingerían. Además, si no sufrían diabetes o cáncer, es probable que se deba a que su esperanza de vida era muy inferior a la actual. Como recuerda el doctor John A. McDougall en la misma línea que la nueva investigación, la mayor parte de sociedades se desarrollaron cuando el almidón se introdujo en las dietas.

Desde los años setenta, cuando el gastroenterólogo Walter L. Voegtlin comenzó a popularizarla, cada vez se ha puesto más de moda la conocida como dieta paleolítica o del hombre de las cavernas. Este régimen se basa en la idea de que la alimentación ideal para el ser humano es la de sus antepasados de la Edad de Piedra y no la que, a partir del año 10.000 a.C., comenzó a desarrollarse de mano de la agricultura. En otras palabras, el hombre está diseñado para ingerir grandes cantidades de proteína y grasas, obtenidas de alimentos como la carne o el pescado, y muy pocos carbohidratos, como los de los productos lácteos, las frutas, las verduras y los dulces. Fue este inoportuno cambio en la dieta lo que provocó la aparición de enfermedades como la diabetes o los problemas cardiovasculares que, según defienden, no sufrían los hombres de la Edad de Piedra.

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