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Por esto no te dura todo el día: la forma correcta de utilizar el desodorante
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UN CAMBIO ABSOLUTO DE PARADIGMA

Por esto no te dura todo el día: la forma correcta de utilizar el desodorante

Aunque en algunos casos aparezca indicado en la etiqueta de dicho producto higiénico, muchas personas siguen desconociendo cuál es el mejor momento para aplicarse desodorante

Foto: Alza los brazos al cielo sin miedo, el antitranspirante es tu mejor aliado si sabes cómo usarlo. (iStock)
Alza los brazos al cielo sin miedo, el antitranspirante es tu mejor aliado si sabes cómo usarlo. (iStock)

Hasta en dos ocasiones (1615 y 1633), Galileo Galilei fue llevado a juicio por la Inquisición, que consideraba que su teoría heliocéntrica, según la cual la Tierra gira alrededor del Sol y no al revés, era absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética. Todo hombre que ha intentado cambiar el paradigma vigente en su tiempo se ha visto enfrentado a la incomprensión, cuando no el rechazo, de aquellos que quieren perpetuar el statu quo. Cuatro siglos después del pensador pisano, otro hombre, Chris Plante, amenaza con cambiar para siempre todo lo que sabemos… sobre el desodorante.

No se trata de que el periodista de The Verge haya descubierto nada nuevo, pero su simpático artículo está gozando de tal difusión que muchos han entendido, por primera vez en sus vidas, que las costumbres del mundo occidental sobre el uso de dicho producto higiénico se encuentran profundamente equivocadas. La mayor parte de nosotros recurrimos a él cada mañana, justo después de nuestra ducha diaria, y tiene lógica: de esa manera pensamos que su efecto será óptimo –las primeras horas de la jornada son las más calurosas–, duradero y, además, proporciona a nuestro cuerpo un olor que nos convertirá en los más deseados del vagón de metro. Pues bien, nada de eso: el desodorante debe aplicarse durante la noche, justo antes de ir a la cama, y no por la mañana.

El efecto de los antitranspirantes dura al menos 24 horas, y ducharnos no acaba con él

Aunque tiene truco, ya que este consejo se refiere a los antitranspirantes que tienen como objetivo acabar con el sudor de nuestra piel y no con el desodorante que se aplica para desprender un mejor olor que tapone los hedores que emanamos. En España tendemos a utilizar ambas palabras indistintamente, aunque hoy en día la mayor parte de desodorantes que utilizamos son antitranspirantes, por lo que esta enseñanza se aplica a la mayor parte de productos que se comercializan en cualquier supermercado. Si tan sólo queremos tapar nuestro olor, bien podemos utilizar el desodorante tras la ducha, como haríamos con un perfume, pero no servirá si lo que pretendemos es evitar esa vergonzosa mancha oscura que surge en nuestras axilas cual cara de Bélmez.

Una lógica ¿poco lógica?

Si usted echa un vistazo a su bote de desodorante, es probable que en las instrucciones encuentre la recomendación de utilizarlo por la noche (sí, había estado siempre ahí, a la vista de todos). Este producto debe durar al menos 24 horas, en ocasiones hasta 48, incluso en el caso de que nos duchemos tras su aplicación. Algo que, al contrario de lo que podemos pensar, no acaba con él. Si lo utilizamos por la mañana, nada más ducharnos, corremos el riesgo que el pertinaz calor nos haga sudar antes de aplicarlo, por lo que su efecto se verá minimizado. Por el contrario, si se aplica antes de meternos en la cama, es menos probable que el sudor se lo lleve por delante. El antitranspirante colapsa parte de las glándulas sudoríparas y evita la fermentación de las bacterias causada por el sudor que emana de ellas.

Ya lo alertó la doctora Anna Glaser, presidenta y fundadora de la Sociedad Internacional de Hiperhidrosis, en The Huffington Post el pasado año, cuando recordó que por la noche producimos la cantidad justa de sudor como para permitir que el componente activo del antitranspirante penetre en la piel y nos prepare para otra jornada de calor extremo. Por la mañana, lo más probable es que empecemos a sudar mucho antes de que el producto haya comenzado a hacer efecto, por lo que su eficacia se ve reducida sensiblemente. Además, la doctora aclaraba que no debemos tener ningún miedo a la ducha o al afeitado, puesto que no acaban con la eficacia del desodorante aunque, en caso de tener dudas, podemos volver a aplicarlo tras la ducha. Que siempre viene bien para vender unos cuantos botes más.

Hasta en dos ocasiones (1615 y 1633), Galileo Galilei fue llevado a juicio por la Inquisición, que consideraba que su teoría heliocéntrica, según la cual la Tierra gira alrededor del Sol y no al revés, era absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética. Todo hombre que ha intentado cambiar el paradigma vigente en su tiempo se ha visto enfrentado a la incomprensión, cuando no el rechazo, de aquellos que quieren perpetuar el statu quo. Cuatro siglos después del pensador pisano, otro hombre, Chris Plante, amenaza con cambiar para siempre todo lo que sabemos… sobre el desodorante.

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