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Cinco tácticas muy efectivas para acabar con el mal rollo de los lunes
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Cinco tácticas muy efectivas para acabar con el mal rollo de los lunes

Es uno de los días más odiados de la semana y los domingos no puedes evitar pensar en que quedan menos de 24 horas para que llegue... ¿Vas a dejar que esto te amargue la vida? Mejor no

Foto: Basta de dramas: olvídate de la 'cara de lunes' y aprende a convertirlo en un día más. (iStock)
Basta de dramas: olvídate de la 'cara de lunes' y aprende a convertirlo en un día más. (iStock)

Comienza a sonar la alarma, tardamos un rato en escucharla, no sabemos ni dónde estamos ni la hora que es… Hasta que se enciende una de las pocas luces que tenemos disponibles y nos alerta de que ha llegado el lunes, el temido lunes, y con él toda una semana que amenaza con ser larga y llena de obligaciones. Es normal que llegado este momento, nos asalte la duda de si levantarnos pegando un brinco o quedarnos en la cama permanentemente, a ver si así se solucionan solos los problemas.

Es cierto que en un primer momento solemos decantarnos por la segunda opción, pero, según van encendiéndose el resto de bombillas, nos damos cuenta de que así no vamos a conseguir que nada salga adelante y solo estamos perdiendo el tiempo, así que optamos por ir arriba y ponernos en marcha. Eso sí con muy pocas o ninguna gana.

Está claro que no suelen gustarnos los lunes y que este es uno de los días más complicados de la semana. Sin embargo, todos somos conscientes de que no podemos hacer nada contra el tiempo e, irremediablemente, cada siete días volverá a hacer acto de presencia. Por tanto, lo más inteligente que podemos hacer es tratar de llevarlo de la mejor manera posible, para que pase rápido y, además, consigamos ser productivos. En Psychology Today proponen una serie de consejos.

1. Empezar con algo que esté en nuestra agenda

Lo peor que podemos hacer es empezar la semana con una tarea que no nos guste, nos resulte pesada o, directamente, no la veamos como algo útil. Será mejor dar la bienvenida al día con algo que tengamos apuntado en nuestra agenda porque nos apetezca. Siempre es más fácil seguir caminando cuando uno se levanta con el pie derecho.

2. Tener ya organizado el día

Despertarse un lunes suele ser más pesado que el resto de días, por lo que no parece buena idea que empecezarlo con una actividad que requiera un esfuerzo mental, intelectual o reflexivo, porque posiblemente no estemos preparados ni física ni psicológicamente para ello. Cuanto menos lugar dejemos a la imaginación, mejor. Una buena opción es tener ya preparado lo que vamos a hacer durante la primera hora del primer día de la semana y, si es posible, que sea algo sencillo o mecánico. Si dedicamos un ratito del viernes a organizar el lunes, lo agradeceremos.

3. Organizar el ocio

Uno de los mejores consejos para superar los ratos complicados es pensar en los buenos momentos que nos quedan por vivir, lo que también supone que dejemos espacio para actividades placenteras: no hay que tener solo ratos de ocio y disfrute los fines de semana. Si nos organizamos para que cada día podamos disfrutar de algún momento, todo será más sencillo. Al fin y al cabo, el día es más llevadero si sabemos que cuando terminemos de trabajar iremos a jugar un partido, a la ópera o a cenar con los amigos..

4. Adelantar trabajo

Este, probablemente, sea el consejo más polémico de todos. Para muchos el domingo es un día de descanso total, absoluto y permanente, por lo que se convierte en poco menos que una ofensa cualquier sugerencia que pase por mover un solo dedo. Para esta clase de personas no tendrá ningún sentido, pero para el resto resulta muy útil, ya que dedicar una hora muerta del domingo a adelantar algunas tareas como enviar correos, cerrar alguna reunión o preparar la comida para los días venideros puede convertirse en un hábito que nos aligere la carga del lunes.

5. Dormir… lo suficiente

Disfrutar de un correcto sueño es básico para un funcionamiento óptimo de nuestro organismo. A muchos, debido a nuestra alta carga de trabajo, se nos desconfigura nuestro reloj biológico durante el transcurso de los días hábiles. Por estos motivos, hemos de intentar no trastocarlo más cuando llega el fin de semana. Para algunas personas el sábado es sinónimo de desenfreno y esto no va a significar otra cosa que llegar más cansado de lo habitual al nuevo lunes. Algo similar ocurre con los perezosos que se pasan 48 horas dormitando sin hacer nada. La higiene del sueño no es cosa ni de dos ni de cinco días, sino de toda la semana.

Comienza a sonar la alarma, tardamos un rato en escucharla, no sabemos ni dónde estamos ni la hora que es… Hasta que se enciende una de las pocas luces que tenemos disponibles y nos alerta de que ha llegado el lunes, el temido lunes, y con él toda una semana que amenaza con ser larga y llena de obligaciones. Es normal que llegado este momento, nos asalte la duda de si levantarnos pegando un brinco o quedarnos en la cama permanentemente, a ver si así se solucionan solos los problemas.

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