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Bill Gates da la alarma: esto acabará con 10 millones de personas
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Bill Gates da la alarma: esto acabará con 10 millones de personas

Durante su participación en la Cumbre de Filántropos organizada por Forbes, el cofundador de Microsoft señaló que debemos estar preparados ante una posible emergencia transmitida por el aire

Foto: El presidente de la Fundación Bill & Melinda Gates durante una rueda de prensa ofrecida en Berlín el pasado mes de noviembre. (Efe/Bernd von Jutrczenka)
El presidente de la Fundación Bill & Melinda Gates durante una rueda de prensa ofrecida en Berlín el pasado mes de noviembre. (Efe/Bernd von Jutrczenka)

Los fallos a la hora de contener el ébola han dado unas cuantas lecciones al planeta en general y a Occidente en particular sobre los recursos que destinamos a frenar las epidemias que pueden causar millones de muertes. La respuesta fue demasiado lenta, la falta de sensibilidad cultural provocó que el virus se extendiese sin que los países desarrollados moviesen un dedo, no existía ninguna cura (ni urgencia por buscarla) y, además, no se contaba con equipos médicos especializados.

Durante la Cumbre de la Filantropía organizada por Forbes a comienzos de junio, Bill Gates tocó un punto sensible al recordar que debemos temer una epidemia global durante los próximos 30 años, que ya no será de ébola, sino quizá trasmitida por el aire y difundida por un grupo terrorista. “No hay ninguna necesidad de entrar en pánico por la próxima epidemia de ébola”, afirmó de manera optimista Gates, quien quizá haya olvidado que dicha opinión era muy semejante a la que se tenía hace apenas un par de años. El cofundador de Microsoft recordó que ahora disponemos de más recursos y una mayor conciencia a la hora de hacer frente al virus.

Médicos sin Fronteras o Partners in Health hicieron lo mejor que pudieron para llenar ese vacío. Pero fueron demasiado lentos

No obstante, ello no debería hacernos bajar la guardia ante otras amenazas. “Lo que es más probable que mate a 10 millones de personas durante los próximos 30 años es una epidemia, ya sea causada de forma natural o inducida por el bioterrorismo”, explicó durante el panel. “Así que el hecho de que haya una disparidad tal en lo preparados que estamos contra la guerra (con entrenamientos, reservistas, alistamiento y equipamiento) y contra una epidemia...”, dejaba en el aire Gates, apuntando a una de las grandes discusiones sanitarias de tiempos recientes: ¿necesitamos crear un cuerpo de médicos internacional que funcione de manera semejante a las Fuerzas de Paz de la ONU?

Los Vengadores con bata

“Cuando el ébola golpeó, la gente se preguntó: ¿quién sabe cómo conseguir voluntarios?”, recuerda Gates. “Médicos sin Fronteras o Partners in Health hicieron lo mejor que pudieron para llenar ese vacío. Pero fue demasiado lento en comparación con tener una lista de reservistas militares”. La mayor parte de países occidentales disponían durante la crisis del ébola de equipos capaces de diseñar estrategias de contención de enfermedades y predecir la propagación del virus, pero había muchos menos doctores y enfermas especializados en tratar dicha enfermedad. Además, pasaron cinco meses hasta que se declaró una emergencia de salud pública, cuando ya había muerto un millar de personas.

Ante tal situación, Gates lo tiene claro: crear una reserva de médicos preparados para contener cualquier epidemia, de igual manera que cada país cuenta con un grupo de ciudadanos listos para entrar en acción en caso necesario. No es el único. El Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-Moon apostó por la misma opción el pasado mes de septiembre: “De igual manera que nuestros cascos azules ayudan a que la gente esté a salvo, un ejército de batas blancas podría cuidar a la gente”. El coreano apostó por tal opción ante varios líderes de Estado entre los que se encontraba Barack Obama. “Deberíamos considerar si el mundo necesita una reserva de profesionales médicos, respaldados por la experiencia de la Organización Mundial de la Salud y la capacidad logística de las Naciones Unidas”, señaló en la reunión celebrada el pasado 25 de septiembre. Dicha entente tendría el objetivo no sólo de ayudar a aquellos países menos desarrollados en caso de nueva epidemia, sino también de evitar que se propague a otros países.

Tanto para uno como para otro, la clave está clara. La filantropía, por mucho que lo intente, no puede ocupar por completo el rol de los gobiernos, y esto lo reconoce el que probablemente sea uno de los mayores filántropos del mundo. Gate recuerda que iniciativas altruistas pueden ayudar a la hora de diseñar vacunas experimentales que sean distribuidas por los gobiernos locales a una gran escala, pero no es la panacea: “La filantropía no es lo suficientemente grande como para hacer frente al problema entero. Los gobiernos deben interpretar el papel principal”.

Los fallos a la hora de contener el ébola han dado unas cuantas lecciones al planeta en general y a Occidente en particular sobre los recursos que destinamos a frenar las epidemias que pueden causar millones de muertes. La respuesta fue demasiado lenta, la falta de sensibilidad cultural provocó que el virus se extendiese sin que los países desarrollados moviesen un dedo, no existía ninguna cura (ni urgencia por buscarla) y, además, no se contaba con equipos médicos especializados.

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