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¿Por qué debemos desconfiar del “coaching” como forma de terapia?
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UN DIÁLOGO FICTICIO NOS EXPLICA LAS RAZONES

¿Por qué debemos desconfiar del “coaching” como forma de terapia?

En un diálogo inventado, el autor expone las razones por las que deberíamos mirar con otros ojos la moda del 'coaching' y sus milagrosas recetas para resolver los problemas de la vida cotidiana

Foto: ¿Es el éxito del 'coaching' consecuencia del fracaso de los psicólogos? (iStock)
¿Es el éxito del 'coaching' consecuencia del fracaso de los psicólogos? (iStock)

Ante el emergente negocio del coaching, que ha irrumpido con fuerza en la manera de tratar los problemas, los psicólogos nos hemos visto envueltos en el debate sobre su aparición y eficacia, cuestionados por pacientes y también por allegados que no entienden por qué no se nos ha ocurrido antes esta manera tan productiva de hacer terapia. En este diálogo ficticio se exponen tanto los motivos por los que se ha popularizado el coaching como las respuestas que damos los psicólogos que defendemos la rigurosidad de nuestro trabajo. ¡Ojo, no es un debate imparcial!: El título del artículo ya deja claro la postura que defiendo pero espero que al terminar de leerlo se entienda también el por qué.

- ¿Qué tiene de malo que surja un nuevo método psicológico para tratar los problemas?

- Dejando para más adelante que ni es nuevo ni es un método, me llama la atención que uses el término psicológico cuando la mayor crítica es que un coach no necesita ser psicólogo. Puede haber estudiado empresariales o informática, hacerse un cursillo de meses de duración (ni siquiera tiene que ser presencial) y empezar a ejercer de “coach”. Eso sí; el término en inglés que queda mucho más sofisticado que el de “entrenador”.

- ¡Qué manía con el intrusismo laboral!Yo no creo que un problema tenga que ser tratado obligatoriamente desde una única perspectiva profesional. No veo por qué su aparición es una amenaza a la terapia tradicional.

- No es un tema únicamente de intrusismo profesional, sino de cómo complica la divulgación científica de nuestro trabajo. Te lo planteo de otra manera: ¿Puedes explicarme tú qué tiene el coaching de diferente respecto a lo que llamas “terapia tradicional”?

El eclecticismo ha hecho ya mucho daño a la psicología como disciplina científica como para que encima se considere una virtud

- Está bien. De entrada lo que nos llega es que el coaching es para gente que no tiene problemas mentales serios sino problemas en su vida cotidiana.

- Volvemos de nuevo a esa falsa línea divisoria que antes se trazaba entre los psiquiatras y los psicólogos y que en nada se ajusta a lo que vemos en consulta ni a la vivencia de cada persona: ¿Es que acaso un problema de ansiedad o un trastorno obsesivo compulsivo no es grave? ¿Es que una relación de pareja cotidiana o las habituales broncas con nuestro hijo adolescente no merecen ser tratadas con toda la seriedad posible? Tan erróneo es pensar que un psicólogo no puede tratar con cuadros clínicos complejos como inventarse una nueva categoría profesional si el problema es considerado “más mundano”.

- A lo que me refería es que el coaching es un tratamiento práctico, de dar consejos concretos, mientras que la terapia tradicional es más un proceso de escucha y de introspección.

- Eso es un error clásico ya. Es cierto que existen corrientes terapéuticas, como el psicoanálisis, que no dan pautas de manera directa pero los tratamientos cognitivos conductuales son cortos, dando un papel activo al paciente en el propio diseño de la intervención, y empezando a trabajar sobre objetivos y técnicas concretas desde la cuarta o quinta sesión. No hay nada más práctico que eso. Y además de tener respaldo científico, los estudios demuestran que los pacientes mejoran y lo hacen de manera permanente.

- ¿Ves? Ya hablas de diferentes corrientes dentro de la psicología. ¡Normal que la gente no se aclare! En cambio el coaching es ecléctico. Utiliza técnicas de diferentes corrientes; lo mejor de cada una; lo que en cada momento se necesite.

- ¡Me niego! El eclecticismo ha hecho ya mucho daño a la psicología como disciplina científica como para que encima se considere una virtud. ¿Qué pensarías de un traumatólogo que, dependiendo de la parte del cuerpo que se te hubiera roto, te aplicara un antiinflamatorio, homeopatía o te hiciera la danza de la lluvia? ¿Creerías que es un profesional serio que domina un campo? ¿Confiarías siquiera que la medicina es una ciencia si cambia su marco teórico en función del criterio de quien la aplica? La psicología lleva décadas investigando, experimentando y reuniendo evidencia empírica para explicar cualquier tipo de problema con los mismos principios psicofisiológicos del aprendizaje.

- ¿Entonces sólo quien ha estudiado biología, aprendizaje, y los procesos cognitivos puede asesorar a alguien? Siempre han existido mentores, sabios, gente que da buenos consejos ¡y no son psicólogos! Para poder ser un modelo de conducta o guiar a alguien en la toma de decisiones no hace falta siquiera estudiar una carrera.

- Con ese mismo argumento tampoco haría falta estudiar cursos de coaching. ¿O te enseñan a ser sabio en los meses que dura la formación?. Ah no, para ser coach tienes que tener tu título de coach. ¡Menuda contradicción!

Por supuesto que existe gente que por su experiencia vital sabe aconsejar a los demás. Puede que incluso no sean sabios y sepan decirte lo que necesitas desde el apoyo o el cariño.

Todos tenemos un amigo que sabe de informática al que pedimos consejo, o una madre a la que preguntar por un guiso sin necesidad de que haya estudiado cocina, pero cuando contratamos los servicios de alguien, exigimos a cambio unos mínimos de profesionalidad que garanticen unos principios éticos y metodológicos.

- Hablas de los coaches como si fueran directamente estafadores. Eso es injusto. Si se dedican a esto son personas que tienen vocación de servicio a los demás.

- No, perdona, esos son los voluntarios, los activistas… las personas que no cobran por ayudar. Los “gorrillas” que te dicen cómo aparcar un coche no lo hacen para que les des las gracias.

Los coaches, con mejor o peor intención, con mayor o menor calidad humana que los psicólogos, eso es irrelevante, van a cobrarte unas tarifas por hacerte de guía en tu vida ¿Es tan ilógico que exijamos saber de dónde vienen y que garanticen saber hacia dónde van?

El coaching nace del fracaso de la psicología a la hora de explicar qué hacemos los psicólogos en terapia

- Hablando de tarifas: Tal vez esa sea otra razón de peso: El coaching es más barato y mucho más accesible que la mayoría de terapias.

- No hay nada más caro que pagar por algo que no funciona. O que no sabemos si lo hace al no poder hacer un estudio riguroso dada la inexistencia de un marco teórico. Si de verdad existe una intención de aportar nuevas vías terapéuticas se debería emplear más recursos en respaldar empíricamente lo que hacen y menos en tratar de vender sus servicios o acabarán convirtiéndose en el “Todo a cien” de la psicología.

- Pero entonces… si el coaching lo aplicaran psicólogos que quieran aplicar un enfoque más práctico y directo a sus pacientes ¿te parecería bien que se hiciera?

- Por supuesto. ¡Pero eso ya existe desde hace décadas!Se llama consultoría conductual o terapia breve. Los psicólogos lo usan si al acabar la evaluación ven que el paciente no tiene que aprender nuevas conductas sino usar de manera más óptima sus propios recursos. Por eso es de una duración menor el tratamiento sin salirse del marco científico y aplicado por profesionales que tienen una visión general de la psicología.

- Entiendo. Pero hay una última cuestión que me perturba: Si todo es como dices, ¿por qué existe el coaching?, ¿por qué existe entonces tanta demanda de un nuevo servicio si no es tan nuevo, ni tiene respaldo teórico ni una metodología clara ni una garantía en sus resultados?

- Tienes toda la razón: El coaching nace del fracaso de la psicología a la hora de explicar qué hacemos los psicólogos en terapia. Hemos banalizado tanto nuestro trabajo que la gente no es capaz de ver que tras cada pauta dada existe una disciplina científica detrás. Con cada aparición televisiva con un polígrafo, con cada libro de auto ayuda por autores que no ha visto un solo paciente, con cada fracaso a la hora de aunar criterios metodológicos, hemos aupado a que cualquiera se vea con la capacidad de tratar problemas psicológicos. Tras tantos mitos que hemos tenido que desmontar para acercar a la gente a las consultas ahora tenemos que coexistir con una nueva corriente terapéutica no científica. La única manera de acabar con esta penitencia es la divulgación y la ejemplaridad con la que hemos de ejercer nuestra maravillosa profesión.

*David Pulidocompagina la actividad clínica con la docente, siendo profesor del Máster de Terapia de Conducta en el Instituto de Terapia de Madrid y profesor honorario del Prácticum de la facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid. Su actividad profesional se ha desarrollado en diversos ámbitos clínicos como centros de salud, centros de acogida de menores o gabinetes de psicología. Ejerce como divulgador de la psicología en programas de detelevisión como 'Las mañanas de la 1', 'España Directo' o 'Las Mañanas de Cuatro'.

Ante el emergente negocio del coaching, que ha irrumpido con fuerza en la manera de tratar los problemas, los psicólogos nos hemos visto envueltos en el debate sobre su aparición y eficacia, cuestionados por pacientes y también por allegados que no entienden por qué no se nos ha ocurrido antes esta manera tan productiva de hacer terapia. En este diálogo ficticio se exponen tanto los motivos por los que se ha popularizado el coaching como las respuestas que damos los psicólogos que defendemos la rigurosidad de nuestro trabajo. ¡Ojo, no es un debate imparcial!: El título del artículo ya deja claro la postura que defiendo pero espero que al terminar de leerlo se entienda también el por qué.

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