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Para qué sirven los hombres, por fin descubierto por la ciencia
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Aportan más que semen

Para qué sirven los hombres, por fin descubierto por la ciencia

Los biólogos siempre han estado intrigados sobre por qué los machos han sobrevivido a lo largo de la evolución teniendo en cuenta que su única contribución a la reproducción es el esperma. Es por esto

Foto: No, colgar un cuadro no es su cometido vital. Aunque muchos creen incapacitadas a las mujeres para ello. (iStock)
No, colgar un cuadro no es su cometido vital. Aunque muchos creen incapacitadas a las mujeres para ello. (iStock)

Como se suele decir, la realidad supera la ficción. Si en Hijos de los Hombres (2007) Alfonso Cuarón planteaba un futuro caótico en el que la raza humana estaba al borde de la extinción porque por alguna razón desconocida los hombres habían perdido la capacidad de procrear (claro, que, en este caso las mujeres también se habían vuelto estériles), ahora parece que no, que los varones no están ahí única y exclusivamente para que se haga posible la supervivencia de las especies.

Durante décadas, feministas de medio planeta han debatido sobre la necesidad de que existan los hombres cuando son las mujeres quienes tienen hijos y, dada la evolución médica en términos de reproducción artificial, su labor como aportadores de semen y fecundadores podría estar en entredicho.

De hecho, en términos evolutivos podría tener sentido que en el futuro fuésemos una población asexual totalmente femenina que dé a luz y críe hijas que puedan reproducirse en lugar de hijos que no pueden. “Los biólogos siempre han estado intrigados sobre por qué los hombres han sobrevivido teniendo en cuenta que su única contribución a la reproducción es el esperma”, explica Sarah Knapton en The Telegraph. Parece que por fin, los científicos creen haber llegado al fondo de por qué todavía existen los hombres, y por qué hace falta más de uno.

La selección sexual

“Casi todas las especies multicelulares de la tierra utilizan el sexo para reproducirse, pero su existencia no es fácil de explicar ya que practicarlo conlleva importantes riesgos cuando en realidad sólo uno de los sexos es fundamental para la supervivencia: las mujeres que podrán tener nueva descendencia”, explica el autor principal del estudio Matt Gage, profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de East Anglia.

“¿Por qué cualquier especie iba a desperdiciar todo ese esfuerzo en los hijos si una población asexual en la que sólo hubiese mujeres sería mucho más eficaz para reproducir un mayor número de crías?”, se preguntaron los investigadores.

Charles Darwin fue el primero en sugerir la idea de la selección sexual basada en que los machos compiten por la reproducción y las hembras eligen con cuáles de ellos querrán o no tener crías. De ahí que en el reino animal a menudo los machos se presentan con colores más llamativos que las hembras y llevan a cabo complejos y elaborados rituales para cortejarlas.

La selección sexual proporciona un filtro importante y eficaz para mantener y mejorar la salud genética de la población

Pero desde entonces hasta ahora nadie se había preocupado de estudiar el papel que desempeñan en las sociedades. Pero parece que los investigadores de la Universidad de East Anglia han llegado a la conclusión de que su presencia tiene un valor mucho más importante que la mera contribución espermática: ayuda a mantenerlas saludables y en orden.

“Nuestra investigación ha demostrado que la competencia que se da entre los machos para conseguir reproducirse con las hembras proporciona un beneficio importantísimo aportando una variación genética saludable para las siguientes generaciones”, resume Gage.

Sociedades que progresan adecuadamente

Para averiguar si la selección sexual era o no importante para las poblaciones, los científicos observaron como evolucionaba una colonia de escarabajos de la harina (Tenebrio molitor) durante más de 10 años en condiciones controladas en el laboratorio.

Establecieron grupos en los que la relación de machos y hembras era desigual. En algunos 90 escarabajos macho tuvieron que competir por el afecto de tan sólo 10 hembras mientras que en otros las mujeres superaban en número a los varones.

Tras pasar siete años –o, lo que es lo mismo para estos insectos, 50 generaciones después– los investigadores encontraron que los hombres que habían competido al máximo para conseguir reproducirse con las hembras estaban más en forma y eran más resistentes a las enfermedades. Por el contrario, aquellos grupos en los que no se había dado selección sexual (en los que los machos superaban en número a sus convecinas) se extinguieron después de 10 generaciones.

Aquellos grupos en los que no se había dado selección sexual se extinguieron después de 10 generaciones

“Estos resultados muestran que la selección sexual es importante para la salud de la población y la persistencia”, comenta el padre de la investigación quien defiende que la diversidad sexual ayuda a acabar con los efectos negativos de las sociedades y hace que los varones se conviertan en una parte fundamental para mantener una variación genética positiva para las generaciones futuras.

El hecho de tener que competir con sus rivales para conseguir ser los vencedores en la batalla por conquistar a las hembras, hace que traten de organizarse mejor, aportar y ayudar más al grupo y mantenerse más sanos y fuertes. “Si quieren triunfar, tienen que tratar de ser buenos en la mayoría de las facetas de la vida, por lo que podría decirse que la selección sexual proporciona un filtro importante y eficaz para mantener y mejorar la salud genética de la población”, concluye Gage.

Como se suele decir, la realidad supera la ficción. Si en Hijos de los Hombres (2007) Alfonso Cuarón planteaba un futuro caótico en el que la raza humana estaba al borde de la extinción porque por alguna razón desconocida los hombres habían perdido la capacidad de procrear (claro, que, en este caso las mujeres también se habían vuelto estériles), ahora parece que no, que los varones no están ahí única y exclusivamente para que se haga posible la supervivencia de las especies.

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