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Las cinco preguntas que nos arrepentimos de no haber hecho a nuestros seres queridos
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ASÍ ES EL PROYECTO ‘HISTORIOGRAPHY’

Las cinco preguntas que nos arrepentimos de no haber hecho a nuestros seres queridos

A veces por pudor, a veces por desinterés, dejamos que las personas que más apreciamos abandonen este mundo sin haber llegado a conocer su personalidad. Esto es lo que deberíamos saber de ellos

Foto: No debemos esperar a que sea demasiado tarde para hacer estas preguntas. (iStock)
No debemos esperar a que sea demasiado tarde para hacer estas preguntas. (iStock)

El lunes 11 de octubre de 2004, Michael McQueen llamó a su padre Bill para charlar un rato y comunicarle que más tarde se pasaría por su casa a verle. Pero dicha visita nunca se produciría: unas horas después, su hermano mayor le llamaría para decirle que su padre, de 51 años de edad, había sufrido un repentino ataque al corazón. Para cuando el joven Michael de 22 años llegó al hospital, no había nada que hacer. Su padre los había dejado.

Las semanas siguientes fueron un calvario emocional en el cual la familia McQueen revisó los documentos que su padre, que no podía sospechar su fatal destino, había dejado atrás. Entre ellos se encontraba un curioso diario que estaba guardado en el último cajón de su escritorio. Cuando lo abrió, Michael se dio cuenta de que en él había apuntadas un montón de historias de su infancia que jamás le habían contado, y que le permitieron descubrir muchas cosas que desconocía absolutamente de su padre.

Nuestros padres ocultan sus errores o dudas, ya que deben presentarse como figuras de autoridad

En uno de estos relatos, Bill contaba cómo de pequeño se había encontrado con un perro perdido en la calle. Sintió tanta lástima por él que lo ató con los cordones de su zapato y lo llevó a su casa. Aunque sus padres se enfadaron, finalmente permitieron que el pobre animal se convirtiese en la mascota de la familia. “No conocía la historia y me pareció muy tierna”, ha explicado el propio Michael a The Daily Mail. “Es la clase de cosa que me imaginaría haciendo, es divertido ver que tus padres también”.

Rescatar la memoria de nuestros mayores y aprender lo que nos pueden enseñar antes de que sea demasiado tarde es el objetivo de Historiogaphy, una página web que realiza a sus usuarios una pregunta a la semana de forma que, al final del año, se pueda imprimir un libro con todas las anécdotas. En ella se tratan cuestiones como “¿qué recuerdas de tu primer beso?”, “¿alguna vez te has sentido solo?” o “¿te has sentido alguna vez traicionado por un amigo?” Estas preguntas tienen como objetivo conservar los recuerdos y experiencias de aquellas personas que no tienen demasiado tiempo para mantener un diario.

Las grandes cuestiones de las que nunca hablamos

Mientras McQueen, autor de The New Rules of Engagement y Winning the Battle for Relevance, investigaba para desarrollar su proyecto, dio con las cinco preguntas que con más frecuencia nos lamentamos de no haber preguntado a nuestros progenitores, una situación con la que él australiano también se identificaba. Estos son aquellos temas de los que no nos atrevemos a hablar con nuestros padres y que nos ayudan a conocerlos de verdad.

¿Qué es de lo que más te arrepientes?

Aunque el mayor aprendizaje se obtiene cuando nos enfrentamos a nuestros errores, McQueen considera que conocer los grandes fracasos de nuestros padres nos ayuda a no repetirlos. ¿Por qué no hacemos esta pregunta? Probablemente se deba a que nuestros padres, como modelos de autoridad que son, no suelen transmitir sus debilidades y dudas a sus hijos, especialmente cuando son pequeños. Pero no hay ninguna razón por la que, una vez somos adultos, no puedan compartir con nosotros sus preocupaciones.

¿Cuáles eran tus sueños de niño?

Solemos olvidar, sobre todo cuando somos pequeños, que nuestros padres también fueron bebés, niños, adolescentes… Y que, como nosotros mismos, tenían sus propias expectativas sobre lo que la vida les iba a deparar. Esta pregunta es quizá la mejor forma de adivinar los verdaderos deseos de nuestros padres antes de que la realidad se impusiese. Por eso, McQueen propone realizar una segunda pregunta: ¿fuiste tú quien cambió, o fue la situación la que impidió que las cosas siguiesen dicho curso? Cuidado: es una de esas duras cuestiones en las que es muy difícil ser completamente sincero…

¿Qué te gustaría que cambiase en el mundo durante los próximos diez años?

“Te da ideas sobre lo que podrías hacer para coger y continuar su legado”, explica McQueen. En otras palabras, esta pregunta nos sirve para entender cuáles deberían ser nuestras prioridades en el futuro. “Así puedes saber cuáles eran sus valores y qué era lo que les apasionaba”. ¿Qué mejor forma de homenajear a un padre que continuar con el trabajo que él mismo empezó?

Raramente nos imaginamos a nuestros padres o abuelos de adolescentes

¿Qué es lo más rebelde que hiciste cuando eras joven?

Al igual que ocurría con los errores o incertidumbres de nuestros mayores, estos son muy poco proclives a contar aquellas historias de su juventud que desvelan que ellos también se rebelaron contra la autoridad familiar, social o política. Por eso puede ser una pregunta muy pertinente. “Pocas vecesnos imaginamos a nuestros padres o abuelos de pequeños, así que es agradable imaginarlos como un adolescente”, explica McQueen.

¿Qué recuerdas de tu primer beso?

Hay un momento en la vida de toda persona en el que descubre que el primer novio de mamá no fue papá y que la primera novia de papá no fue mamá. Vale, no tiene por qué ser así en todos los casos, pero es lo más habitual. Por eso preguntar por el primer beso –tampoco queremos saber detalles de otra índole, aunque eso corre a cuenta y riesgo de cada cual– nos ayuda a entender la otra vida que tuvieron nuestros padres antes de serlo.

El lunes 11 de octubre de 2004, Michael McQueen llamó a su padre Bill para charlar un rato y comunicarle que más tarde se pasaría por su casa a verle. Pero dicha visita nunca se produciría: unas horas después, su hermano mayor le llamaría para decirle que su padre, de 51 años de edad, había sufrido un repentino ataque al corazón. Para cuando el joven Michael de 22 años llegó al hospital, no había nada que hacer. Su padre los había dejado.

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