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Cómo encontrar marido en sesenta segundos
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Cómo encontrar marido en sesenta segundos

Detectar si alguien está o no flirteando con nosotros es muy útil (especialmente si la otra persona nos interesa), pero ¿y si en lugar de un ligue está buscando a su futuro esposo? Atento a su táctica

Foto: "Ya es mío. Mira qué fácil". (Corbis)
"Ya es mío. Mira qué fácil". (Corbis)

Comer unas pipas, fumar parte de un cigarro, lavarse las manos, acabarse un yogur... No son muchas las cosas que podemos hacer en un minuto, cómo para pensar que se pueda llegar a escoger a un acompañante en tan solo 60 segundos. El neurólogo Eric Haseltine propone en Psychology Today un curioso y chocante experimento, en el que hay que ponerse en la hipotética situación de solo disponer de ese tiempo para decidir con quién se casaría y formaría una familia.

Lógicamente, para tomar una decisión así, lo más lógico sería centrarse en aspectos psicológicos e intelectuales, más que físicos. Para ello, Haseltine propone una serie de 'trampas' que facilita la ciencia a través de diferentes datos e investigaciones. Tan solo es necesario tener buen ojo y un lugar iluminado para realizar un experimento, quizá con un elevado margen de error, pero que a buen seguro deja alguna que otra reflexión en el tintero. Estos son los pasos a seguir.

1. Vello en el pecho

El tener pelo a lo largo y ancho del cuerpo sugiere un mayor nivel de inteligencia, según una investigación del psiquiatra Aikarakudy Alias. Alias encontró que, en un estudio realizado en Estados Unidos y en otro en India, es más habitual que tengan un mayor nivel de estudios los hombres con gran cantidad de vello, que aquellos sin él. Al final habrá que cambiar hacia el intelecto el refrán que dice: “El hombre como el oso: cuanto más peludo, más hermoso”.

2. Ojos azules

No se conocen muy bien los motivos, pero en un artículo escrito por Joanne Rowe, de la Universidad de Lousiville, se explica cómo los hombres de ojos claros suelen desempeñar las tareas de forma más satisfactoria que los de ojos oscuros. Especialmente en materia deportiva, según el estudio citado en su investigación. La tonalidad de los ojos y su relación con ciertos indicadores es un campo que hasta el momento apenas ha sido investigado y es posible que traiga nuevas respuestas como las que explica Rowe.

3. Miopía

En efecto, parece que el tópico del empollón con gafas tiene algún fundamento. Una posible explicación que aporta el doctor Haseltine es que al leer desde una temprana edad, la vista se cansa más, aunque no descarta que tenga un calado genético esta relación. Así que tan solo será necesario buscar alguien con gafas, aunque irremediablemente en este experimento se obvia a todos aquellos que estén utilizando lentillas. Al fin y al cabo no puede pedirse mucho más en menos de un minuto.

4. Cabeza grande

Aunque no existan todavía evidencias irrefutables, sí que se han realizado estudios que llegan a la conclusión de que un cerebro más grande está relacionado con mayor inteligencia. Este es el caso de la investigación realizada por el psicólogo Michael McDaniel. Y para un mayor cerebro... la caja también tiene que aumentar su tamaño.

5. Altura

Existen numerosos estudios que relacionan niveles más elevados de inteligencia con una mayor altura. Uno de los más reconocidos fue el que realizó Riccardo Marioni en Escocia entre 2006 y 2011. En él investigó a 6.815 hombres y mujeres y en palabras del propio Marioni al medio británico Sunday Times: “Se ha encontrado una pequeña relación entra la altura y la inteligencia, en la que las personas más altas tienden a ser más inteligentes”.

Tan solo es necesario tener buen ojo y un lugar iluminado para realizar el experimento

Lógicamente, para Haseltine estos cinco aspectos no son los únicos existentes a la hora de realizar este pequeño experimento. También añade que estas correlaciones estadísticas nunca pueden servir para juzgar de forma definitoria las capacidades de una u otra persona, pues no son unos datos matemáticos y exactos. Pero sí pueden ayudar a tener más éxito y disfrutar mejor de los próximos 60 segundos de flirteos varios.

Comer unas pipas, fumar parte de un cigarro, lavarse las manos, acabarse un yogur... No son muchas las cosas que podemos hacer en un minuto, cómo para pensar que se pueda llegar a escoger a un acompañante en tan solo 60 segundos. El neurólogo Eric Haseltine propone en Psychology Today un curioso y chocante experimento, en el que hay que ponerse en la hipotética situación de solo disponer de ese tiempo para decidir con quién se casaría y formaría una familia.

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