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Las cinco grandes preocupaciones que tienen los tíos mientras practican sexo
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Abstracciones en la cama

Las cinco grandes preocupaciones que tienen los tíos mientras practican sexo

No, no sólo les ocurre a las mujeres. A ellos también les da por pensar en lo que no deberían mientras mantienen relaciones sexuales. Estas son algunas de sus grandes rayadas mentales

Foto: Si ninguno de los dos consigue centrarse, hay pocas probabilidades de disfute. (Corbis)
Si ninguno de los dos consigue centrarse, hay pocas probabilidades de disfute. (Corbis)

En cuestiones de sexo, hombres y mujeres somos bastante diferentes: ellos tienen bastante más complicado fingir un orgasmo, sus fantasías y deseos sexuales ocultos no suelen coincidir con los de ellas y casi les preocupa más aguantar lo suficiente que llegar al orgasmo. Pero hay algo que tenemos en común: a veces, no estamos a lo que estamos y nos abstraemos mientras practicamos sexo.

Por lo general suele achacarse más a las mujeres este hábito de pensar en otras cosas mientras mantienen relaciones sexuales, pero resulta que a ellos también se les va la cabeza. Claro que más que pensar en el antes –a ver cómo arreglan mañana el problemón del aire acondicionado en la oficina– o el después –está claro que la mejor opción es cenar chino–, ellos le dan vueltas al momento presente. Sí, hasta mientras practican sexo, los hombres piensan en sexo.

Así lo explica Jillian Kramer en Glamour, donde ha recogido las cinco rayadas mentales más comunes de los hombres cuando están en la cama en base a ejemplos y experiencias reales. Esto es lo que pasa por sus cabezas mientras practican sexo.

¿Le gusta mi cuerpo?

Parece que en el momento de desnudarnos a todos nos surgen los complejos, especialmente cuando nos vemos en la cama con alguien con quien apenas tenemos confianza y nos da por pensar en que no va a poder evitar fijarse en todas esas imperfecciones de nuestro cuerpo.

“Sé que debería cuidar más de mi cuerpo e ir más al gimnasio”, confiesa uno de los anónimos participantes en el artículo, “así que durante el sexo, cruzo hasta los dedos de los pies para que se centre más en cómo se sienten que en cómo mi barriga se frota contra ella”. Lo de hacerlo con las luces apagadas se convierte en la gran alternativa para muchos hombres que se obsesionan con si su mullido cuerpo será lo suficientemente sexy o, el clásico, si les mide lo que les tiene que medir o van a quedar en ridículo.

Esto… ¿saco yo el condón?

En plenos preliminares, muchos hombres hacen la avanzadilla y empiezan a darle vueltas a si está feo que saquen ellos el preservativo, si tendrá la otra persona, si ya estará tomando otro tipo de medidas anticonceptivas o si quizás no quiere llegar a más y no debería ni estar planteándose sacar un condón.

“Es un tema clave”, explica otro de los hombres: “Si preguntas antes de tiempo corres el riesgo de ofenderla si resulta que no estaba dispuesta a ir hasta el final, y si sí quiere y esperas demasiado a preguntar puedes acabar arruinando el momento… ¡sobre todo si nadie tiene un condón a mano!”.

¿Seré mejor amante que su ex?

“Estaría mintiendo si dijese que nunca me he preocupado de si ella me está comparando con otra persona. Me he encontrado a mí mismo en la cama preguntándome si estaría a la altura de otros chicos con los que ella ha estado”, confiesa otro. Y de ahí un no parar sobre si la tendrá más o menos grande, si estará dándole más o menos placer, si las posturas son lo suficientemente innovadoras o si aquel aguantaba más o menos.

Madre mía, lo que estoy sudando

“¿El sudor se considera sexy?”, se plantea uno de los chicos que se responde a sí mismo: “Eso espero porque puedo acabar empapado. Cuando siento la primera gota de sudor por mi cara me obsesiono con que no caiga sobre ella y empiezo a alejarme todo lo que puedo”.

"Si quiere sexo y esperas demasiado a preguntar puedes acabar arruinando el momento… ¡sobre todo si nadie tiene un condón a mano!"

A muchos hombres les preocupa convertirse en una especie de tobogán de parque acuático. Como en todo, con el sudor hay niveles y está claro que algunos pueden llegar a ser preocupantes. Pero cuanto más se obsesionen con si están o no empapados, los nervios les harán sudar más, y esto acaba en un bucle sin fin al que se puede poner freno rato antes de esa primera gota.

¿Ha tenido o no un orgasmo?

“¿Eso ha sido un gemido o un orgasmo?”, suele preguntarse otro de los hombres: “La verdad es que la mitad de las veces no estoy 100% seguro y cuando las escucho gemir empiezo a preocuparme por si me estaré equivocando y quizás ella en realidad no ha llegado”.

Hay mujeres capaces de fingir orgasmos brutalmente bien, y ellos lo saben. Así, en muchas ocasiones cuando ellas parecen haber llegado al clímax, la mente masculina se pregunta instantáneamente si esos gemidos y contorsiones están siendo o no reales. Especialmente cuando las dos personas llegan a la vez.

En cuestiones de sexo, hombres y mujeres somos bastante diferentes: ellos tienen bastante más complicado fingir un orgasmo, sus fantasías y deseos sexuales ocultos no suelen coincidir con los de ellas y casi les preocupa más aguantar lo suficiente que llegar al orgasmo. Pero hay algo que tenemos en común: a veces, no estamos a lo que estamos y nos abstraemos mientras practicamos sexo.

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