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Siete refranes muy españoles en los que debemos dejar de creer
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CUANDO LA SABIDURÍA POPULAR SE EQUIVOCA

Siete refranes muy españoles en los que debemos dejar de creer

Cuando nos quedamos sin razones o queremos poner punto final a una conversación, los proverbios son muy útiles. Sin embargo, algunos de ellos han perdido su credibilidad durante las últimas décadas

Foto: Podemos aprender mucho de nuestros mayores... pero no siempre deberíamos hacerles caso. (Corbis)
Podemos aprender mucho de nuestros mayores... pero no siempre deberíamos hacerles caso. (Corbis)

En previas ocasiones nos hemos sumergido en las aguas del refranero español para recordar aquellas sentencias que, aun a día de hoy, pueden seguirse aplicando a nuestro día a día. Como recordábamos, el refranero no surge espontáneamente, sino que recoge intuiciones más o menos acertadas sobre el funcionamiento de mundo que nos rodea. Ideas que pueden ser posteriormente refrendadas por el estudio sociológico o psicológico de turno y que nos llevan a afirmar que, efectivamente, más vale prevenir que curar o que a nadie le amarga un dulce.

No obstante, el refranero suele reflejar también cierta ideología anticuada o directamente discriminatoria, como demuestran los incontables dichos sobre la mujer: del célebre “la mujer honrada, la pierna quebrada y en casa” que aparecía en la Tristana de Galdós a “mujer buena no tiene ni ojos ni orejas”. A continuación hemos seleccionado unos cuantos de esos refranes que suelen aparecen a menudo en nuestras conversaciones y que quizá no digan toda la verdad y nada más que la verdad.

“Sobre gustos no hay nada escrito”

¿Recuerda la última vez que empleó dicho refrán o que, en su defecto, lo escuchó? Muy probablementesurgió de la boca de alguien que intentaba justificar un gusto inconfesable o una opinión en contra recurriendo al manido refrán, que siempre viene bien para cerrar una discusión. El problema es que hay muchísimas cosas escritas sobre los gustos, e incluso existe una bonita rama de la filosofía conocida como estética se dedica a estudiar las razones y emociones causadas por las obras de arte. ¿Un ejemplo? Sin irmucho más lejos, el Ensayo sobre el gusto de Montesquieu.

El sufrimiento no es parte consustancial de toda relación romántica

“Mujer graciosa vale más que hermosa”

Uno de esos refranes que, siguiendo la contraria a la mayor parte de ideas preconcebidas sobre la mujer, hace prevalecer el carácter por encima de la belleza (aunque puede interpretarse también como una de esas frecuentes alertas ante la carnalidad femenina). Lástima: una reciente investigación demostraba que a los hombres no les atraen las mujeres divertidas. Aunque conviene tener en cuenta que tampoco se interrogó a los participantes por su sentido del humor, así que no sabemos bien si eran graciosos, hermosos o ninguna de las dos cosas.

“Quien bien te quiere, te hará llorar”

Si los maltratadores pudiesen elegir un refrán exculpatorio, este probablemente sería una buena elección, al identificar el amor con las lágrimas. Por mucho que el Instituto Cervantes lo interprete como que “el amor o cariño verdadero consiste en corregir los errores de la persona amada, aunque duela hacerlo”, la lectura tradicional es mucho más tétrica. Básicamente, parece aplaudir la paciencia en una relación amorosa por mucho que esta no depare más que tristeza, pero el sufrimiento no es parte consustancial de toda relación romántica.

“No hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague”

¡Ja! ¡Que se lo digan a aquellos que afirman que la deuda que no se puede pagar no se paga! Y no, no se trata únicamente de partidos como Podemos, sino que esta tesis también la mantienen prestigiosos economistas como Martin Wolf del Financial Times, que recordaba que países como Estados Unidos o Alemania no han pagado sus deudas cuando debían pagarlas. Como escribía Roberto Centeno en este periódico, “no hace falta ser economista para saber que un país cuya deuda total es del 175% del PIB ya no la puede devolver”.

“A barriga llena, corazón contento”

En tiempos de carestía alimenticia es lógico pensar que un buen atracón equivale a la felicidad y al bienestar físico, pero ¡cuidado con lo que tragamos! Los atracones tan propios de fechas como la Navidad o las BBC (bodas, bautizos, comuniones) suelen estar cargados de embutidos, carnes rojas y dulces, que aumentan los niveles de colesterol en nuestro organismo, y a su vez, las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares.

“Al que madruga, Dios le ayuda”

Siempre y cuando no se levante demasiado pronto, cabría matizar. Como señaló una investigación publicada en el año 1999, abrir los ojos antes de las 7:21 de la mañana (una hora algo tardía para los campesinos que seguramente alumbraron dicho refrán) provoca que aumenten nuestros niveles de cortisol, la hormona del estrés, una situación que se mantiene a lo largo de todo el día y que va asociado con dolores musculares y un peor humor.

Basar nuestra dieta en agua y pan no se le ocurre ni al más excéntrico de los famosos

“Come pan, bebe agua y vivirás larga vida”

Es posible que el pan fuese una buena alternativa a otra clase de alimentos que nuestros antepasados se echaron al estómago, pero basar nuestra dieta en agua y pan no se le ocurre ni al más excéntrico de los famosos… A pesar de que la dieta del bocadillo haya causado estragos durante los últimos años. ¿Qué le respondería un moderno nutricionista a aquel que defienda dicho refrán? Probablemente, que debe introducir más nutrientes en su dieta. Y que pan con pan es comida de tontos.

“Tarde en casar y malcasar son a la par”

En una época en la que las bodas a los 30 años ya resultaban tardías, entraba dentro de lo normal identificar dicha tardanza con una mala elección. Ya no es así, como demuestran los datos que desvelan la probabilidad que tenemos de divorciarnos de nuestras parejas: cuanto más tiempo se pasa de novios, menor es la posibilidad de que la relación termine mal. Además, según un ensayo de Paul Amato de la Universidad de Pensilvania, “retrasar el matrimonio es positivo y mejora sensiblemente su calidad”.

En previas ocasiones nos hemos sumergido en las aguas del refranero español para recordar aquellas sentencias que, aun a día de hoy, pueden seguirse aplicando a nuestro día a día. Como recordábamos, el refranero no surge espontáneamente, sino que recoge intuiciones más o menos acertadas sobre el funcionamiento de mundo que nos rodea. Ideas que pueden ser posteriormente refrendadas por el estudio sociológico o psicológico de turno y que nos llevan a afirmar que, efectivamente, más vale prevenir que curar o que a nadie le amarga un dulce.

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