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La guía definitiva para organizar tu rutina matutina y comerte el mundo
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8 PASOS PARA LEVANTARSE CON EL MEJOR DE LOS PiES

La guía definitiva para organizar tu rutina matutina y comerte el mundo

Una de las últimas “obsesiones culturales” consiste en preguntarle a la gente famosa qué es lo que hace por la mañana. Pero es difícil distinguir los consejos realmente útiles de las extravagancias

Foto: Si empezamos el día con energía estaremos animados durante toda la jornada. (iStock)
Si empezamos el día con energía estaremos animados durante toda la jornada. (iStock)

La literatura de la autoayuda –o el coaching, que es lo mismo pero en guay; perdón, en cool– siempre se ha caracterizado por un lenguaje positivo: “Confía en tu potencial”, “la felicidad está a un paso”, “querer es poder”… Pero en un escenario vital en el que nuestra única certidumbre es la incertidumbre, esas frases resultan demasiado ingenuas.

Es por ello que, de un tiempo a esta parte, el lema que despunta en cuestiones de bienestar es “lo estás haciendo mal” y el enfoque de los consejos eminentemente práctico y con pretensiones científicas. Hasta que vuelva la New Age –que volverá– lo único que queremos saber es cómo mejorar un poco nuestras vidas. Y la rutina matutina es algo importante en ese sentido: si empezamos bien el día, puede que no acabe siendo un desastre.

Cómo explica en The Telegraph Andrew Shanahan, una de las últimas “obsesiones culturales” consiste en preguntarle a la gente famosa qué es lo que hace por la mañana: cómo se levanta, cómo se asea, qué desayuna… Hay páginas webs y libros dedicados en exclusiva al asunto, por no hablar de los cientos de artículos que se han publicado al respecto.

Hay tanta información que es difícil distinguir los consejos realmente útiles de las extravagancias. Y no podemos obviar que a algunas personas se les ha ido de las manos. Uno de los más influyentes gurús de la autoayuda, el estadounidense de origen croata Tony Robbins, tiene un ritual matutino que incluye una sesión de crioterapia –es genial comenzar el día congelándose– seguida de un baño termal, un desayuno consistente en pescado y ensalada, y, al menos, diez minutos de ejercicios mentales y de respiración para alcanzar “un estado de enorme gratitud”.

Todo esto está muy bien si puedes estar dos horas levantándote, te encanta Jean Michael Jarre y eres inmensamente rico. Pero el resto de los mortales podemos seguir otros consejos útiles y sencillos, que nos ayudarán a empezar el día con energía y positividad sin sentirnos ridículos –y, claro está, sin desayunar pescado. Puagh–.

1. Planifica tus mañanas

Para disfrutar de una rutina mañanera placentera, que nos prepare para los esfuerzos del día, esta tiene que estar libre de cualquier preocupación y, para ello, lo mejor es que tengamos planificado de antemano lo que vamos a hacer cuando acabe nuestro ritual.

Si nada más levantarnos tenemos que enfrentar una actividad pesada no sólo no la haremos bien, además hipotecaremos el resto del día, pues gastaremos una energía con la que todavía no contamos. Si eliminamos la improvisación de las primeras horas del día podremos pensar mejor sobre cómo hacer lo que vamos a hacer y no tanto sobre qué vamos a hacer. Y se trata de una diferencia importante.

2. Aprende a madrugar

Es imposible empezar bien el día si no hemos dormido bien por la noche. Esto es así, y es lo más importante que debes saber si quieres tener una rutina matutina exitosa. Sólo un 10% de la población considera que tiene facilidad para levantarse temprano, pero el resto podemos aprender a no sentirnos unos desgraciados cada vez que suena el despertador.

La eficiencia del reloj biológico aumenta con la rutina, por lo que nos constará menos levantarnos si lo hacemos siempre a la misma hora

Si tienes problemas para conciliar el sueño, soluciónalos cuanto antes. Evitar la cafeína, tomar alcohol, mantener el dormitorio a una temperatura fría, no hacer ejercicio por la noche y no ver la tele o usar el ordenador antes de acostarse son los consejos más evidentes que puedes seguir.

Además de esto, procura levantarte siempre a la misma hora. La eficiencia del reloj biológico aumenta con la rutina. Si solemos acostarnos a una cierta hora y el despertador está programado para sonar siempre al mismo tiempo, el cuerpo se adueña de esos comportamientos y los incluye como una parte más de los procesos biológicos del organismo. Esta es la regla más importante para madrugar sin sufrimiento.

3. Respira

No hace falta seguir una rutina de meditación tan compleja como la de Robbins, pero los ejercicios de respiración son muy útiles para desperezarnos y arrancar con energía. Un estudio de la Universidad de Oxford aseguraba que el pranayama, un ejercicio respiratorio propio del yoga, hace que aumente nuestra energía física, despierta nuestra atención y nos pone de buen humor. Y podemos hacerlo sin salir de la cama.

Antes de levantarte, inhala aire a través de la nariz y llena tu barriga y pecho como si fuera un globo. Cuando estés completamente lleno de aire, expúlsalo completamente, pero lo más despacio que puedas, también a través de la nariz. Es una técnica básica de relajación, pero, curiosamente, sirve también para que estemos alerta. Realiza el ejercicio entre seis y 10 veces.

4. Abraza la luz del día

Suena esotérico, pero no lo es. Cuanto antes entremos en contacto con la naturaleza, más rápido y eficiente serán nuestros despertares. Si te lo puedes permitir, sal a la calle. Si no puedes, al menos abre la persiana. La luz solar interrumpe la segregación de melatonina, la hormona que se libera en nuestro cuerpo para que podamos relajarnos y dormir. Si nos levantamos a oscuras nos costará mucho más reactivar nuestro cuerpo.

Si tienes que levantarte demasiado pronto, al menos enciende la luz de tu cuarto: el efecto no es el mismo, pero cualquier cosa es más natural que tener que activarse sin ningún tipo de iluminación.

5. Bebe agua

Al dormir no podemos beber agua y el cuerpo se deshidrata. Si no tomas agua nada más levantarte la deshidratación puede hacer que te sientas perezoso y somnoliento. Nada más beber para calmar tu sed te sentirás más espabilado.

6. Muévete cuanto antes

Sí, antes de desayunar o asearte, lo mejor que puedes hacer es practicar algo de ejercicio. Gente como Barack Obama o Richard Branson aseguran que es lo primero que hacen nada más levantarse de la cama. Y hacen bien. El deporte matutino alivia el estrés, te da energía y, además, nos ayuda a quemar grasas: según un estudio de la Universidad de Northumbria en Newcastle publicado en el British Journal of Nutrition, los deportistas queman un 20% más de grasa si realizan ejercicio en ayunas, incluso en el caso de que el aporte calórico recibido a lo largo del día sea el mismo.

Lo mejor para levantarnos con energía es tomar una ducha que alterne el agua caliente con la fría, acabando siempre con esta

No hace falta hacer un enorme esfuerzo nada más salir de la cama, unas sencillas flexiones, una pequeña carrera de 15 minutos o, mismamente, salir a pasear al perro, es suficiente para que nuestro cuerpo se reactive.

7. Dúchate con agua fría

Tomar una ducha caliente, lejos de activarnos, va a adormecernos. Al cerrar el grifo la temperatura de nuestro cuerpo cae de forma acelerada, lo que nos conduce a un estado de ánimo reposado, que no es el ideal para empezar el día con fuerzas sino para irnos a la cama. Lo mejor para levantarnos con energía es tomar una ducha que alterne el agua caliente con la fría, acabando siempre con esta.

8. Toma un desayuno rico en proteínas

La proteína que consumimos a primera hora se transforma en dopamina, un neurotransmisor que nos mantiene alerta. Desayunar embutido, pollo, legumbres, huevos, frutos secos e incluso pescado –sí, no mola, pero la ciencia no desmiente al bueno de Robbis–, no sólo es bueno para la salud, además hará que empecemos el día con mayor fuerza. Evita en la medida de lo posible los desayunos con muchos carbohidratos y azúcar, que harán que te sientas más perezoso.

9. Ahora sí: dale duro

Tras finalizar esta rutina matutina te encontraras despejado, concentrado y listo para acometer la tarea más dura del día. Es muy probable que te toque coger el coche, el metro o el bus para ir al trabajo, pero trata de enfrentarte a los quehaceres más difíciles del día a partir de este punto, pues es cuando serás más productivo. Hemingway, por ejemplo, se ponía a escribir nada más levantarse y sólo paraba si se quedaba en blanco y Churchill gobernaba mientras desayunaba (eso sí, con whisky). Lo importante es que aproveches lo mejor que puedas las primeras horas del día: la tarde nunca cunde igual.

La literatura de la autoayuda –o el coaching, que es lo mismo pero en guay; perdón, en cool– siempre se ha caracterizado por un lenguaje positivo: “Confía en tu potencial”, “la felicidad está a un paso”, “querer es poder”… Pero en un escenario vital en el que nuestra única certidumbre es la incertidumbre, esas frases resultan demasiado ingenuas.

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