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La ideología del bienestar
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entrevista con andre spicer

La ideología del bienestar

Cuidar el cuerpo y tener una mentalidad positiva es algo en lo que todo el mundo está empeñado. No son meras banalidades para ociosos, afirma André Spicer, es todavía peor

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Pocas ideas están tan presentes en nuestra vida como las relacionadas con el bienestar. Tener un cuerpo delgado y fibroso, cuidar la mente mediante la relajación, contar con una actitud positiva y focalizar la energía en metas que nos hagan felices se han convertido en lugares comunes de la vida privada, pública y profesional. Hay coach que ayudan a directivos a sentirse mejor consigo mismos y a parados a que encuentren empleo sólo con cambiar su mentalidad; hay dietistas y entrenadores personales que ayudan a no descuidar el físico, así como múltiples técnicas para encontrar el yo interior. Hay quien afirma que todas estas cosas son banalidades para ociosos, pero Carl Cedeström, profesor de la Universidad de Estocolmo, y André Spicer, profesor en la City University de Londres, llevan su crítica un paso más allá, y en The Wellness Syndrome (Ed. Polity Press), nos advierten de las graves consecuencias que esta tendencia está provocando. El confidencial ha entrevistado a Spicer para que nos las explique:

PREGUNTA. Si el bienestar se ha convertido en ideología, ¿quién la utiliza y por qué?

RESPUESTA. La ideología del wellness se inició en la contracultura new age de los 60. Nació en lugares como la Esalen Institution en California, donde la gente iba a descubrir y liberar su potencial interior. En esta etapa, las personas de clase media insatisfechas la utilizaron para escapar de la sociedad moderna, que veían como enferma y poco saludable.

Sin embargo, con el tiempo esta ideología del bienestar ha cambiado gradualmente. Se hizo popular en algunas empresas, especialmente en Silicon Valley, y comenzó a ser utilizada por los directivos y empresarios para perseguir objetivos comerciales, como hacer que las empresas fueran más innovadoras o asegurarse de que los empleados fuesen más productivos. El giro final de esta historia es que la ideología del bienestar se ha convertido completamente en mainstream. Muchas empresas, y también los gobiernos, la han recibido con los brazos abiertos.

¿No te sientes bien? ¡No es porque estés en paro, es porque no vas al gimnasio y no comes suficientes verduras!

Unos y otras animan con frecuencia a la gente a maximizar su bienestar personal a través de cualquier cosa, desde planes de alimentación saludable hasta rutinas de ejercicio. La forma tan insistente que tienen las élites de impulsar esta agenda del bienestar pudo verse este año con nitidez en el Foro Económico Mundial en Davos, donde había muchas sesiones de wellness y donde cada participante llevó un podómetro para contar los pasos que daban. Por cada 6 kilómetros recorridos, un niño africano recibiría una bicicleta. Tenemos que preguntarnos por qué esta agenda del bienestar es tan atractiva para la élite mundial y la razón es probablemente porque ayuda a convertir problemas estructurales graves en temas de bienestar personal. ¿No te sientes bien? ¡No es porque estés en paro, es porque no vas al gimnasio y no comes suficientes verduras!

P. ¿Qué hay de malo en que podamos descubrir nuestro potencial interior y en que nos convirtamos en mejores versiones de nosotros mismos?

R. Todas estas ideas acerca de liberar nuestro potencial interno son muy seductoras. Encajan perfectamente con nuestra cultura, cada vez más narcisista, y tienen que ver con que hemos perdido la esperanza de tener control alguno sobre la mayoría de cosas que conforman nuestra vida, ya sea nuestro trabajo, nuestras relaciones o nuestras comunidades. En un entorno en el que nos sentimos cada vez más impotentes, tenemos la tendencia a recurrir a la única cosa sobre la que creemos que tenemos algún control, nosotros mismos. Esto nos da una sensación de tener el poder sobre nuestras vidas que ciertamente nos puede reforzar. Pero también puede tener algunos efectos secundarios negativos, porque empezamos a pasar por alto las responsabilidades que tenemos sobre nuestro entorno y sobre quienes nos rodean. Por ejemplo, empezamos a juzgar a la gente sobre la única base de si aumentan nuestro bienestar o no. Esto representa un gran giro.

P. ¿En qué sentido afecta a nuestra percepción de los demás?

R. A medida que empezamos a valorar nuestro propio bienestar personal por encima del resto de cosas, cambia la forma en que nos relacionamos con las personas. Empezamos a juzgar a los demás sobre la base de lo felices y saludables que parecen. Por ejemplo, si nos encontramos con alguien gordo, a menudo pensamos que es alguien perezoso y que le falta control sobre sí mismo. Esto nos puede llevar a formular juicios morales precipitados y a caer en algunos errores graves, como confundir la característica de una persona (como el peso corporal) con otra (como la motivación).

P ¿Se ha convertido la autorrealización en otra manera de promover la obediencia, de obligar a la gente a seguir las normas establecidas?

R. Solíamos pensar que la autorrealización era una manera de escapar de la obediencia. Hoy, se ha convertido en la manera a través de la cual obedecemos. Al tratar de alimentar nuestro potencial interior, no hacemos más que seguir la idea, cada vez más presente, de lo que debe ser un buen ciudadano, alguien dedicado a potenciar su bienestar, que practica el mindfulness, que se reactualiza como persona. Como puede comprobarse fácilmente, las autoridades tienden a reprimir a las personas que se niean a adaptarse a esta imagen, esto es, a la gente que obstinadamente daña su propia salud y que se niega a desarrollar su potencial.

Se les dice que tienen que cortar con los aspectos negativos de su vida. ¿Que te sientes mal cuando lees el periódico? Pues no lo leas

P. Las dietas prometen un escape de los excesos de la vida y el retorno a una vida más auténtica, pero el camino recorrido está marcado por modos instrumentales modernos de control y regulación. ¿Nos prometemos salud y nos damos microdisciplina?

R. Se nos dice que los diversos programas de bienestar harán que nos sintamos mejor con nosotros mismos. Pero lo que no dicen es que también controlan nuestro comportamiento diario. Piensa en el ejemplo de muchas dietas. Cuando la gente se pone a hacer dieta, emplean enormes cantidades de esfuerzo mental en vigilar sus hábitos, en decirse no a sí mismos, y en controlar lo que hacen. Es como si nos convirtiésemos en un jefe realmente tiránico que siempre está mirando por encima de nuestro hombro. El problema cuando esto ocurre es que nuestro propio jefe interior nunca nos deja solos, está con nosotros 24 horas al día, 7 días a la semana.

P. Afirma que las dietas son un buen ejemplo de biomoralidad. ¿Qué quiere decir con ello?

R. Las dietas son el ejemplo perfecto de biomoralidad. Prometen grandes cosas tales como "cambia tu cuerpo, cambia tu vida", y esto nos resulta muy atractivo cuando todas las demás vías de hacer nuestra vida mejor parecen estar cerradas. Cuando empezamos a hacer dieta, tendemos a sentir que estamos haciendo algo realmente importante, como es tomar el control de nuestras vidas. A menudo tenemos expectativas poco realistas de lo que podemos conseguir. Un estudio demostró que quienes hacen dieta pretenden perder un promedio de 30 kilos. Pero junto con esta sensación de empoderamiento también aparecen sentimientos de culpa. La gente tiende a sentirse más culpable cuando está a dieta que cuando no lo está. Otro problema es que aproximadamente el 95% de las dietas fallan. Podríamos perder peso inicialmente, pero luego lo recuperamos. Es más, la gente suele engordar más después de estar a dieta.

P. El pensamiento positivo refuerza la idea de que todo lo malo que te ocurre es culpa tuya. Por ejemplo, si estás en paro es porque no te has esforzado lo suficiente para encontrar un trabajo.

R. Cada vez más personas ven el problema del desempleo no como una cuestión económica, sino como un problema psicológico. Si estás desempleado, es porque no estás pensando suficientemente en positivo, y no porque no haya problemas económicos graves, como una recesión. Este remedio lleva a que los gobiernos inviertan mucho más en coaching y en programas de pensamiento positivo para personas desempleadas. Muchos programas de búsqueda de empleo utilizan la mayor parte de su tiempo y de sus esfuerzos en conseguir que la gente sin trabajo tenga una actitud optimista y positiva. Se les dice que tienen que cortar con los aspectos negativos de su vida. Por ejemplo, si se sienten mal cuando leen el periódico, lo que tienen que hacer es dejar de leerlo. Como resultado, la gente empieza a asumir que su problema es tener una "mala actitud", que es la causa de que no encuentren un trabajo.

P. ¿Esta clase de pensamiento elimina los problemas sociales y se centra únicamente en el individuo?

R. Al centrarnos en nuestro propio bienestar personal, a menudo ignoramos las relaciones sociales en sentido amplio, que son las que nos hacen felices. Cuando la gente pasa todo el tiempo tratando de maximizar su bienestar, es probable que descuiden las relaciones con su familia, con sus compañeros de trabajo y con la comunidad en general. Además, cuando los responsables políticos del gobierno se centran sólo en cuestiones de bienestar personal, es más que probable que ignoren los problemas estructurales, que son la causa de la miseria para mucha gente.

Hay un chef célebre que intenta transformar a una comunidad pobre enseñándoles cómo cocinar lasaña vegetariana

P. A causa del bienestar, ¿las autoridades pierden la fe en las reformas estructurales y se interesan más en las intervenciones conductuales en pequeña escala?

R. Sí, las autoridades trasladan su acción de las reformas estructurales hacia las intervenciones conductuales minúsculas. Dejan de preocuparse de si hay o no puestos de trabajo en determinadas regiones y empezar a centrarse en ofrecer coaching a las personas desempleadas. El auge de la ‘teoría del empujón' trata exactamente de esto. Se focaliza en los ajustes más pequeños y más insignificantes en vez de tratar cuestiones políticas de mucha mayor amplitud. Como resultado, nos encontramos con las autoridades tratando de interferir en nuestra vida cotidiana, mientras descuidan los asuntos de fondo, que probablemente se sienten impotentes para cambiar.

P. ¿Estamos convirtiendo las cuestiones sociales y de clase en asuntos de estilo de vida?

R. Sí, vemos a menudo los conflictos de clase en términos de cuestiones de estilo de vida. Por ejemplo, en el Reino Unido hay una idea popular de que si la clase obrera dejase de comer alimentos poco saludables y empezase a ir más al gimnasio, mejoraría su suerte en la vida. Esta idea se puede ver claramente en programas como Jamie’s school dinners donde un chef célebre intenta transformar a una comunidad pobre enseñándoles cómo cocinar lasaña vegetariana.

P. Su recomendación final es que en lugar de fijarnos en nuestra enfermedad, nos fijemos más en la enfermedad del mundo. ¿Necesitamos más crítica y análisis social y menos énfasis en el individualismo?

R. Creo que las personas estaríamos mejor si dejáramos de buscar dentro de nosotros las causas de los problemas y nos centrásemos en el mundo que nos rodea. Haciendo esto, estaríamos en contacto con las cosas que realmente nos procuran salud y felicidad, como la construcción de relaciones valiosas con otras personas. Además, dejando de lado toda esta actividad centrada en el desarrollo personal, tendríamos más tiempo para vivir. Así que mi recomendación sería que dejásemos de monitorizar nuestra vida y que empezásemos a vivirla.

Pocas ideas están tan presentes en nuestra vida como las relacionadas con el bienestar. Tener un cuerpo delgado y fibroso, cuidar la mente mediante la relajación, contar con una actitud positiva y focalizar la energía en metas que nos hagan felices se han convertido en lugares comunes de la vida privada, pública y profesional. Hay coach que ayudan a directivos a sentirse mejor consigo mismos y a parados a que encuentren empleo sólo con cambiar su mentalidad; hay dietistas y entrenadores personales que ayudan a no descuidar el físico, así como múltiples técnicas para encontrar el yo interior. Hay quien afirma que todas estas cosas son banalidades para ociosos, pero Carl Cedeström, profesor de la Universidad de Estocolmo, y André Spicer, profesor en la City University de Londres, llevan su crítica un paso más allá, y en The Wellness Syndrome (Ed. Polity Press), nos advierten de las graves consecuencias que esta tendencia está provocando. El confidencial ha entrevistado a Spicer para que nos las explique:

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