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Sexo: qué tienes que hacer para tener muy contenta a tu mujer
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UNA DE CADA TRES PAREJAS TIENE PROBLEMAS

Sexo: qué tienes que hacer para tener muy contenta a tu mujer

Las herramientas para luchar con situaciones así son fáciles de resumir: habla con tu pareja, trabaja en la relación. Decirlo es fácil; llevarlo a cabo es complicado

Foto: Después de la Noche de Bodas, todo va cuesta abajo. (iStock)
Después de la Noche de Bodas, todo va cuesta abajo. (iStock)

Mario y Elena son profesores de instituto y llevan casados 15 años. Una pareja común, aparte de que su matrimonio ha durado ya más que la media en su entorno. Tienen dos hijos y su vida sexual lleva al menos ocho años estancada, algo que ambos reconocen por separado pero que jamás hablan entre ellos. Se quieren y valoran su relación, y los dos piensan que deberían hacer algo para arreglar ese aspecto que “sin ser el principal” reconoce él “va minando poco a poco todo lo demás”. Ella ha tenido amantes ocasionales, pero, dice que desea otra cosa: “lo que yo quiero realmente es que mi matrimonio funcione también a ese nivel. Antes funcionaba. Y todo está encadenado”.

Su caso, evidentemente, no es único: una de cada tres parejas (al menos entre aquellas que se atreven a buscar tratamiento para sus problemas) están en una situación parecida.

Las herramientas necesarias para luchar con situaciones así son fáciles de resumir: Habla con tu pareja, trabaja en la relación, investiga en el pasado para crear un futuro más sólido, experimenta. Sin embargo decirlo es fácil y hacerlo no tanto, en parte porque la pasión de cariz sexual, por mucho que nos cuenten las películas (las estándar y las pornográficas) no se basa en arrebatos irreprimibles y acrobáticos ni en un estado de beatitud posterior al noviazgo, inalterable y permanente: los avatares de encontrar pareja no son nada comparados con los de mantenerla y mantenerla sana.

Carlos y Marta estaban, más o menos, en esa misma situación de incomunicación, pero la superaron. “El problema, al principio, es que teníamos clara la manera, pero todo nos parecía ‘artificial’ porque sabíamos que estábamos haciendo un esfuerzo consciente y llevándonos la contraria a nosotros mismos en algunas cosas. Forzándonos a implicarnos. Forzándonos a desearnos. Al final lo entendimos, conseguimos reírnos de esa cierta artificialidad, convertirla en un juego, y la cosa mejoró. No es que sea como cuando éramos novios, pero mejoró. Y hay muchas cosas que incluso van mejor que al principio. A nivel de comunicación, por ejemplo: jamás hemos tenido este nivel de confianza; hemos superado las falsas vergüenzas”.

Los pilares de la satisfacción sexual

Por supuesto, las causas que provocan un descenso del apetito sexual en la pareja pueden ser muchas, y algunas de ellas relativas a enfermedades, que deben ser tratadas específicamente, o relacionadas con la edad. El descenso en la producción de testosterona que se produce con la edad en los hombres puede disminuir el deseo sexual y los cambios hormonales en las mujeres (normalmente en torno a la menopausia) también pueden provocar una falta de deseo. Otro factor habitual, de hecho el que se manifiesta con más frecuencia, es la ansiedad, y la lista no acaba ahí, incluyendo la depresión, los trastornos alimenticios o los traumas sexuales. Pero, sea como fuere, el intento de liberarse y conseguir una vida sexual plena (hay tantas vidas sexuales como personas) es lícito y necesario.

Los expertos que asistieron a Carlos y Marta en alguna parte de su progreso tienen siempre cosas que aportar. Pautas simples que luego uno ha de trabajar y que se detallan en artículos como este, especialmente preciso, mostrando un camino progresivo que pueda llevar hacia una vida en pareja sexualmente floreciente y hacia una monogamia que no sea sinónimo de aburrimiento.

Algunos consejos clásicos pero no por ello menos útiles (tampoco más fáciles de poner en práctica) serían, según estas fuentes, los siguientes:

  • Convierte tus relaciones sexuales en una prioridad: aunque tu vida sea ocupada y aunque realmente a menudo “no te apetezca” tener relaciones sexuales con tu pareja, debes entender que ese es uno de los pilares básicos de tu relación. Si la quieres conservar, debe ser algo principal y debes hacer un esfuerzo por cultivarlo. Tu matrimonio depende de ello. Incluso la gente anciana o los enfermos crónicos pueden –y deben– disfrutar de una vida sexual sana y sólida.
  • Si no disfrutas del sexo te engañas a ti mismo: ¿recuerdas cuando era divertido, excitante, pleno? Seguro que sí. ¿No te sentías mejor contigo mismo? Debes intentar que vuelva a ser así. Si lo fue, puede volver a serlo.
  • Busca en el pasado: Recuerda esos tiempos en los que las cosas eran mejores entre vosotros, sexualmente, luego pregúntate qué pasó con tu pasión y que fue lo que causó el cambio. A veces, cuando uno de los elementos de la pareja se centra más en el sexo, el otro se siente presionado. ¿Te ha ocurrido? Tus sentimientos negativos o de apatía hacia el sexo pueden tener más que ver con esa persecución que con el sexo mismo.
  • Hazlo por ti: No pienses que tratas de reactivar tu vida sexual por el matrimonio o por tu pareja: hazlo por ti. Lo demás vendrá solo.
  • Habla e inicia un proceso: Exprésalo. Dile a tu pareja que quieres mejorar vuestra vida sexual. Luego, demuéstrale y demuéstrate que realmente quieres hacerlo: con actos.
  • Sé proactivo: Necesitas empezar a imaginar cuales son los pasos necesarios para sentir más pasión y deseo. Haz que sentirte más sexy sea tu proyecto inicial. Si no, te estarás perdiendo uno de los grandes placeres de la vida: sentirte verdaderamente cerca de la persona a la que amas.
  • Hazte un chequeo médico: Para eliminar posibles causas psicológicas para tu falta de deseo, una visita a tu medico podría ser útil. Pregúntale si hay tratamientos (hormonales, etc) que pudiesen venir al caso. Evalúa tanto si los efectos secundarios o las condiciones médicas son factores que influyan en tu caso. Discute si los remedios homeopáticos o los cambios de dieta podrían ayudar.
  • No temas acudir a un terapeuta experimentado en el área de la sexualidad: Si eres un hombre cuyo deseo sexual ha caído por problemas tales como impotencia o ansiedad, un terapeuta sexual puede enseñarte muchas técnicas sexuales para superar esos problemas. Es difícil para un hombre admitir que está preocupado por un bajo nivel de deseo sexual y más difícil aún pedir ayuda en ese aspecto. Necesitas poner tu orgullo aparte y volver a encaminar la vida sexual de tu matrimonio. Tu pareja puede ser comprensiva ahora, pero si continúas igual durante mucho tiempo, ella ya no estará allí.
  • Preocúpate por los sentimientos de tu compañero: Aunque has tenido razones muy válidas para no estar “de humor”, espero que haya quedado claro que tu pareja se ha sentido probablemente herida y rechazada a causa de ello. No ha sido tu intención, pero la “curación” debe tener lugar entre ambos e incluye tu participación activa en cosas que harán que tu compañero/a se sienta mejor.
  • Vuelve a flirtear: Regresa al tiempo en que había había palmadas en el culo, guiños de ojo, un beso a través de una habitación llena de gente, caricias al pasar, una sonrisa sugerente, un piropo sobre su apariencia, etc… Este tipo de juego constante es una parte importante de mantener viva la pasión. Pon más energía en dejar que tu pareja sepa que es atractiva mediante el flirteo.
  • No digas simplemente “no”: Si no estás de humor para ello, y a veces no lo estarás, está bien decir “no”. No hay que sentirse mal por ello. En todo caso si dices “no” es importante que hagas alguna sugerencia alternativa. Simplemente porque a ti no te apetezca no quiere decir que no puedas hacer algo para complacer a tu cónyuge. No hay nada malo y sí mucho bueno en la idea de complacer a tu pareja de vez en cuando, cuando a ella le apetezca. No tiene que ser recíproco siempre.
  • Busca pequeños indicios: No es infrecuente el caso de gente con un bajo nivel de deseo sexual que no haya experimentado nunca una urgencia sexual muy potente. Para esas personas la cosa es sutil y oculta. Si eres una de ellas, debes buscar los signos de excitación y seguirlos porque llevan a lugares más intensos. ¿Has tenido alguna vez aunque fuse un fugaz pensamiento de que tu pareja está guapa esa noche, de que te gusta su perfume, o de que te sientes atraído hacia otra persona en la tele? Si sientes ese pulso de deseo, aunque sea débil, síguelo.
  • Ponte los ‘zapatos de correr’: Los deportistas siempre dicen que lo más difícil de correr es ponerse las zapatillas de deporte. Con el sexo es igual. No tienes que estar especialmente excitado para empezar o responder a los avances de tu pareja. Si te espoleas un poco a ti mismo, es muy posible que enseguida te encuentres disfrutando de ello.
  • Céntrate en las excepciones: Identifica lo que te excitaba en el pasado. Recuerda cuando te sentías más sexy y pregúntate a ti mismo qué hacías de manera diferente entonces. ¿Te tomabas más tiempo para los preliminares? ¿Teníais relaciones sexuales en distintas posiciones, horas del día, lugares? ¿Estabas más en forma entonces? ¿Lo estaba tu pareja? ¿Usabais juguetes sexuales? ¿Eras más activo en general en tu vida? Al hacerte estas preguntas te darás cuenta de que algunas de las condiciones que necesitas para sentirte sexualmente activo ya no están en tu vida diaria o son una posibilidad remota. Trata de recuperarlas.
  • Experimenta con cosas nuevas: las posibilidades son infinitas. El cerebro está más preparado para recibir estímulos eróticos cuanto más le entrenamos. Una persona activa sexualmente, con fantasías, lecturas eróticas, capacidad para hablar de sexo y para tocar a su pareja, etc, suele tener más deseo sexual. Por el contrario si pasamos mucho tiempo sin estimular al cerebro al respecto, este reducirá su capacidad de detectar esos estímulos eróticos.
  • Habla abiertamente de tus preferencias: Y quizá este sea uno de los temas más complejos, porque el mundo de las fantasías es amplio y uno no siempre está seguro de que su partenaire vaya a entender aquellas cosas que le resultan excitantes.

Decía Leonard Cohen que el cambio es el único afrodisíaco. Si está usted empeñado en llevarle la contraria y en tener una vida monógama, sexual y feliz, ya sabe: póngase los guantes de trabajo, recuerde lo bueno que fue una vez y, por favor, hable abiertamente con su pareja. Si no con ella, ¿con quién?

Mario y Elena son profesores de instituto y llevan casados 15 años. Una pareja común, aparte de que su matrimonio ha durado ya más que la media en su entorno. Tienen dos hijos y su vida sexual lleva al menos ocho años estancada, algo que ambos reconocen por separado pero que jamás hablan entre ellos. Se quieren y valoran su relación, y los dos piensan que deberían hacer algo para arreglar ese aspecto que “sin ser el principal” reconoce él “va minando poco a poco todo lo demás”. Ella ha tenido amantes ocasionales, pero, dice que desea otra cosa: “lo que yo quiero realmente es que mi matrimonio funcione también a ese nivel. Antes funcionaba. Y todo está encadenado”.

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