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La causa de que los catarros estén durando tanto este invierno
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LAS URGENCIAS hospitalarias ESTÁN COLAPSADAS

La causa de que los catarros estén durando tanto este invierno

¿Llevas meses con una tos persistente? ¿Te resfriaste antes de navidades y aún no has conseguido recuperarte? Te queda un consuelo: no eres el único

Foto: Este año los catarros están siendo más persistentes, y hay un culpable. (iStock)
Este año los catarros están siendo más persistentes, y hay un culpable. (iStock)

¿Llevas meses con una tos persistente? ¿Te resfriaste antes de Navidades y aún no has conseguido recuperarte? Te queda un consuelo: no eres el único. Sobre todo si vives en una gran ciudad. O, peor aún, si eres madrileño.

En invierno, cuando se registran temperaturas bajas y tiempo anticiclónico, como está ocurriendo estos días, se produce un fenómeno conocido como “inversión térmica”, que consiste en que el aire de las capas bajas es más frío que el de las altas, lo que impide la dispersión de los contaminantes. Estos quedan atrapados y aumenta su concentración.

Esta situación es relativamente normal, pero lo que no es normal es que dure tanto. Con suerte a partir de hoy empezará a llover en Madrid y la situación mejorará, pero es difícil calcular el daño que ha provocado en nuestra salud la tristemente famosa “boina”.

Como ha reconocido a El Confidencial el jefe del servicio de neumología del hospital universitario Ramón y Cajal, el doctor Antonio Sueiro, los servicios de urgencias respiratorias de la capital están desbordados debido a una situación atmosférica y unos niveles de contaminación que constituyen un cóctel letal para nuestros pulmones.

Un aire irrespirable

Una clima como el que tenemos actualmente en la meseta, que dura ya varias semanas, con altas presiones, inversión térmica, ausencia de movilización de aire, una humedad ambiental bajo mínimos y unos gradientes de temperatura (la diferencia entre mínimas y máximas) de hasta 18 grados, es perfecto para que circulen bacterias y virus.

Sueiro advierte de que, debido a estas condiciones atmosféricas, la incidencia de gripe está subiendo y, si la cosa no cambia, en poco tiempo estaremos ante una situación epidémica. Pero este clima no sólo es favorable a la circulación de bacterias y virus; además, hace que, en las grandes ciudades, aumente de forma significativa el nivel de polutantes en la atmósfera.

Como explica Sueiro, estos contaminantes proceden fundamentalmente de la combustión de hidrocarburos (de los vehículos) y de las calefacciones. Sustancias como el dióxido de nitrógeno o el dióxido de azufre, que están estos días por encima de los niveles considerados saludables, favorecen la aparición de patologías respiratorias.

En opinión del neumólogo, “el fenómeno de la contaminación ambiental es generalizable a cualquier ciudad industrializada del mundo”. El problema, explica, es que hay periodos excepcionales, como el que estamos viviendo estos días, en los que se supera por mucho la contaminación considerada tolerable. Y ante problemas excepcionales, deberíamos tomar medidas excepcionales. No hay muchas opciones: para reducir la contaminación habría que reducir la circulación de vehículos.

“Hace poco en Barcelona consideraron la posibilidad de hacer esto de un día para otro”, explica Sueiro. “Pero esto no deja de tener unas repercusiones para la movilidad de la ciudad, que hace que los responsables se lo piensen tres veces”.

Botella ha anunciado en rueda de prensa que se pondrá en marcha un nuevo protocolo con medidas para episodios de alta contaminación –aprobado inicialmente el pasado mes de julio–, que aún está pendiente de un informe. No obstante, insiste en que en Madrid “todavía no se ha producido una situación como para tener que tomar las medidas que aparecen en el protocolo”. Lo que no queda claro es qué tiene que ocurrir para que este se active.

Un cóctel explosivo

Por si no tuviéramos suficiente con los virus, las bacterias y las sustancias contaminantes hay alguien más invitado a la fiesta: las alergias. Como explicó a EFE el doctor Francisco Feo, coordinador del comité de aerobiología la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), además de ser perjudiciales para las personas, los contaminantes también afectan a las plantas: les provocan “estrés”, un proceso que hace que generen y diseminen pólenes “mucho más alergénicos” que si estuvieran en un medio rural.

De hecho, en invierno la contaminación provoca un aumento de la polinización de las arizónicas (los populares setos de jardín), cada vez más frecuentes en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, que cuentan con mayor cantidad de urbanizaciones con este tipo de arbustos.

Hay que apuntar, además, que los síntomas que provoca la alergia pueden confundirse con los de cualquier catarro o gripe. Y si padecemos ambas cosas a la vez, algo que no es tan raro, tendremos problemas respiratorios para dar y tomar. Los pólenes más alergénicos van a dañar a unos bronquios que bastante tienen con soportar la polución, lo que hace que empeore la evolución de los pacientes.

Quién debería estar más preocupado

El doctor Sueiro asegura que este cóctel atmosférico es especialmente peligroso para las personas con enfermedades respiratorias o cardiorrespiratorias, fumadores, personas con patologías asmáticas en las que el bronquio es más sensible a cualquier tipo de cambio atmosférico y cualquier persona que esté cursando un proceso viral, incluso sin antecedentes respiratorios.

Como reconoce el doctor, estos días las urgencias están repletas de personas mayores a las que se les junta todo. Pero también los niños deben tener especial cuidado. Al tratarse de organismos inmaduros, en desarrollo, son mucho más vulnerables a los efectos de los contaminantes que los adultos.

¿Llevas meses con una tos persistente? ¿Te resfriaste antes de Navidades y aún no has conseguido recuperarte? Te queda un consuelo: no eres el único. Sobre todo si vives en una gran ciudad. O, peor aún, si eres madrileño.

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