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La fobia más común pero de la que nadie habla y cómo se puede superar
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LOS PROBLEMAS DE LA ACUAFOBIA

La fobia más común pero de la que nadie habla y cómo se puede superar

Hay determinados miedos que padecen muchas personas pero que no se atreven a confesar por la vergüenza que causa, lo cual los perjudica aún más

Foto: La acuafobia causa miles de ahogamientos al año. (iStock)
La acuafobia causa miles de ahogamientos al año. (iStock)

Cuando pensamos en fobias, tendemos a pensar rápidamente en el miedo a ciertos animales o a situaciones que, si bien pueden llevar a cabo la mayor parte de personas, pueden producir ansiedad, como montar en avión, subir a un lugar alto o quedarse encerrado en lugares pequeños. Sin embargo, pocos conocen uno de los miedos más habituales y que puede determinar la vida de las personas que lo sufren: es el miedo al agua o acuafobia.

Se trata de un temor irracional y persistente, que puede manifestarse de muy distintas formas. Algunas personas simplemente sienten ansiedad al acercarse al borde del mar o a una piscina, a pesar de que saben que esto no representa una amenaza para su integridad física. En los casos más extremos, puede suponer miedo a mojarse por la lluvia o a ser salpicado. No debe confundirse con la hidrofobia, que en muchos casos se utiliza como sinónimo de la rabia.

El mayor problema con la acuafobia es la vergüenza que produce en el que la padece, que provoca que esta no sea comunicada y, por lo tanto, no se solucione y se viva en silencio. En un artículo publicado en Psychology Today, la psicóloga y escritora Patty Chang Anker, autora de Some Nerve: Lessons Learned while Becoming Brave (Riverhead Trade), señala que en Estados Unidos dos tercios de la población tiene miedo de las grandes masas de agua, que el 46% sienten temor de no hacer pie y que hasta un 37% no sabe nadar. En España, uno de cada cinco españoles no está a gusto en el agua y hasta un 10% de la población puede sufrir esta fobia.

Cómo superar este miedo

La psicóloga explica que este miedo, como ocurre con otros, da lugar a un círculo vicioso que sólo empeora las cosas. Aquellas personas que no saben nadar no son capaces de enseñar a sus hijos a hacer lo propio, lo que provoca que no desarrollen las habilidades necesarias para desenvolverse en el agua y sientan miedo ante el agua. Además, Chang recuerda que la forma tradicional de enseñar a nadar suele crear una gran ansiedad, puesto que suele enfrentar a los niños con el agua de forma muy directa.

Para ayudar a aquellos que sufren dicha fobia, la autora ha diseñado un pequeño programa de pasos para familiarizarse con el agua y evitar que nuestro corazón amenace con desbocarse cuando se encuentre cerca de una piscina. Ella misma sabe bien lo que se siente al padecer acuafobia, puesto que la tiene desde que fue arrastrada por un río en su adolescencia.

  • Crear confianza. El enfoque más dañino es aquel en el que se insiste que no hay nada de lo que tener miedo. Aunque nosotros no sintamos la misma ansiedad, debemos ser conscientes de que la fobia es un pensamiento irracional y que, por lo tanto, no puede solucionarse quitándole importancia.
  • Desmitificar el agua. Chang sugiere que debemos hablar abiertamente del agua desde un punto de vista científico para hacer comprender a los que tienen miedo que no hay nada que temer. Por ejemplo, explicando qué ocurre cuando se sumerge un objeto en agua o cuando se nos mete un poco por la nariz.
  • Practicar técnicas de relajación. Un punto común a muchos tratamientos de fobias, y que consiste en preparar psicológicamente al paciente antes de que este se enfrente al agua. Por ello, se puede intentar visualizar previamente lo que va a ocurrir o mantener ideas positivas en mente por si se necesitan una vez dentro del agua.
  • Ten tu meta clara. Puede ser un proceso largo y arduo, pero todo el mundo es capaz de sobreponerse el miedo al agua y nadar donde no se hace pie. Es preferible ir poco a poco que intentar eliminar la ansiedad de golpe, lo que puede ser muy contraproducente. Como explica la psicóloga, la mejor forma de prevenir los accidentes en el agua no es ser especialmente habilidoso, sino ser capaces de mantener la cabeza fría en todo momento.

Cuando pensamos en fobias, tendemos a pensar rápidamente en el miedo a ciertos animales o a situaciones que, si bien pueden llevar a cabo la mayor parte de personas, pueden producir ansiedad, como montar en avión, subir a un lugar alto o quedarse encerrado en lugares pequeños. Sin embargo, pocos conocen uno de los miedos más habituales y que puede determinar la vida de las personas que lo sufren: es el miedo al agua o acuafobia.

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