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Cómo separar la yema de la clara y otras 7 cosas que debes saber sobre los huevos
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Aprende a manipularlos y conservarlos bien

Cómo separar la yema de la clara y otras 7 cosas que debes saber sobre los huevos

El huevo es alimento saludable y fácil de cocinar muy presente en nuestra dieta. Pero también tiene muchos peligros. Así debes manipularlos y conservarlos.

Foto: El huevo es un alimento nutritivo y saludable que debemos comer entre 3 y 4 veces a la semana. Pero, ¿sabemos manipularlo? (Corbis)
El huevo es un alimento nutritivo y saludable que debemos comer entre 3 y 4 veces a la semana. Pero, ¿sabemos manipularlo? (Corbis)

Fritos, cocidos, pasados por agua, revueltos, escalfados… El huevo es alimento básico, barato, saludable y fácil de cocinar muy presente en nuestra dieta.

Recomendable en todas las edades y muy adecuado en etapas de crecimiento o en situaciones como el embarazo o la lactancia, se recomienda comer entre 3 y 4 a la semana –en el caso de adultos– y las personas corpulentas y físicamente activas pueden permitirse el consumo diario.

Sin embargo, y aun siendo un alimento tan común, no tenemos tan controlado su manejo en la cocina. Al menos así podemos pensar tras entender la manera correcta de separar la clara de la yema: tan sencillo como usar una botella de plático.

Especialmente cuando vamos a preparar alguna receta de repostería, nos encontramos con la necesidad de separar las dos partes del huevo sin que la yema se nos rompa ni tengamos que naufragar después en la clara para extraer los trocitos de cáscara que –casi siempre– se nos acaban colando.

Déjate de usar la propia cáscara para ir balanceando la yema de una a otra hasta separarlo de la clara y presta atención a esta forma sencilla, rápida y limpia de separar la yema de la clara del huevo con una simple botella.

Pese a que se trate de un alimento que comemos a menudo y utilizamos para aderezar y acompañar todo tipo de platos, como explica Michelle Stacey en Prevention “los huevos no son tan deliciosos como seguros”. Hay que tener en cuenta que se trata de un alimento que debemos saber manipular y conservar en buen estado para evitar intoxicaciones alimenticias como la salmonelosis.

Sepas o no freírte un huevo –que tan sencillo no es–, seguro que estos consejos te ayudan a hacerlo bien la próxima vez que comas uno evitando cualquier peligro para tu salud y disfrutando de este alimento tan nutritivo.

1. Escoge los huevos perfectos

Existe una amplia variedad de huevos en el mercado: morenos, blancos, de corral, ecológicos, camperos… Una vez hayas decidido cuáles prefieres cocinar y vayas a comprarlos, no debes olvidar pequeños detalles como abrir la caja para comprobar que ninguno está roto, la fecha de caducidad, el aspecto que tengan –tamaño, limpieza o rugosidad de la cáscara–, y la cantidad que queremos. Recuerda que los huevos pierden su frescura en pocos días así que no compres una docena si con media te va a llegar para toda la semana.

2. Olvídate de la huevera de la nevera: guárdalos en su caja original

Aunque la mayor parte de los frigoríficos cuentan con un departamento especial en la puerta para que coloquemos los huevos, los expertos recomiendan no sacarlos de su paquete original para proteger mejor la cáscara, contrarrestar los posibles efectos de sequedad que les provoca la refrigeración y evitar que puedan afectarles los olores de otros alimentos.

Además, explica Stacey, “es mejor mantenerlos en un estante en la nevera donde estarán más fríos que guardarlos en la puerta evitando los cambios constantes de temperatura”. Para mantener los huevos en perfecto estado hay que ajustar la temperatura del frigorífico y asegurarnos de que nunca sea superior a unos 4 grados centígrados.

3. Lávate las manos y mantén limpia la encimera para cocinarlo

Antes de sacar los huevos de la nevera asegúrate de lavarte bien las manos con agua y jabón así como la zona de trabajo donde los manipularás. Igualmente, una vez lo hayas cocinado, haz el mismo ritual de limpieza desinfectante y evita que puedan quedar restos que deriven en un efecto llamada a las bacterias.

4. Antes de cocinarlo: haz la prueba para saber si están frescos

Aunque tengamos clara que la fecha de caducidad no se nos ha pasado –porque es fundamental asegurarnos–, según como vayamos a cocinarlos necesitaremos que estén más o menos frescos.

Llenando un cazo de agua fría y sumergiendo el huevo dentro podremos descubrir su frescura: si se hunde completamente y se queda tumbado, está en su punto perfecto para comerlos; si cae lentamente y se queda de pie será un huevo algo más viejo pero también comible. Nunca te los comas si al meterlos en el cazo se quedan flotando: entonces están malos.

5. Cuidado con la salmonela: así se evita

Es importante cocinar la clara y la yema a una temperatura adecuada para evitar la salmonela y otras posibles bacterias que puedan estar presentes: lo ideal es que durante la fritura o cocción se alcancen los 71 grados centígrados. También se recomienda lavar bien la cáscara antes de cocinarlos para evitar el riesgo de enfermedades.

6. Comételos cuanto antes, sólo tienes dos horas

Se recomienda servir y comer los huevos poco después de haberlos preparado. “Los alimentos calientes y la temperatura ambiente son un caldo de cultivo para las bacterias”, comenta Stacey, por lo que lo mejor es que el tiempo de reposo después de cocinar un huevo no supere las 2 horas y nos lo comamos antes.

7. Conservarlos una vez cocinados

En el caso de que hayas cocido o haya cocinado un plato que incluya huevo, por ejemplo una tortilla de patatas, también se recomienda taparlo bien y meterlo en la nevera cuando se haya templado. Para evitar riesgos, si no te lo has comido tíralo como tarde tres días después.

Fritos, cocidos, pasados por agua, revueltos, escalfados… El huevo es alimento básico, barato, saludable y fácil de cocinar muy presente en nuestra dieta.

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