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Cosas que debes hacer y cosas que debes evitar cuando te gusta alguien
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CÓMO COMPORTARNOS EN UNA PRIMERA CITA

Cosas que debes hacer y cosas que debes evitar cuando te gusta alguien

Las primeras impresiones nos animan a acercarnos a hablar desconocido. Pero una vez nos atrevemos, ¿sabemos qué decir? Y más importante: ¿qué callar?

Foto: Cuando nos acercamos a hablar con desconocidos, es importante escoger bien nuestras primeras palabras (y cuáles saber evitar). (iStock)
Cuando nos acercamos a hablar con desconocidos, es importante escoger bien nuestras primeras palabras (y cuáles saber evitar). (iStock)

Que “nunca tendrás una segunda oportunidad para dar una primera impresión”, además de ser una frase hecha devastadoramente negativa, no es del todo cierta y la vida está llena de situaciones y personajes que son capaces de demostrar no ser lo que en un principio parecían. Hagan memoria, que seguro que encuentran más de un ejemplo.

Sin embargo, son muchas las teorías psicológicas y de comportamientos sociales que tratan de explicar cómo podemos entender cómo es una persona o mostrar lo mejor de nosotros en apenas unos minutos. Es decir, cómo pueden afectarnos las primeras impresiones.

La doctora Marty Nemko ofrece Psychology Todayuna serie deconsejos sobre qué decir (y qué no),cómo comportarnos, así comosaber escuchar y ser escuchado ante personas desconocidas.

Para ello, se centra en algunas de lasideas planteadas por Malcolm Gladwell en su segundo libro,Blink: The Power of Thinking Without Thinking (Back Bay Books),en el que el que el autor trata de explicar algunos procesos mentales que funcionan con rapidez y de forma automática en base a poca información y cómo influyen en ellos el inconsciente, las opiniones ajenas o los estereotipos.

Son intuiciones: asume que te puedes equivocar

En opinión de Gladwell, somos capaces de desarrollar una impresión sobre una persona en pocos segundos “a menudo sorprendentemente precisa” en base a su look o por las primeras palabras que diga.

El problema es que una vez tenemos una opinión formada sobre una persona, nos cuesta reconocer que nos hemosconfundido.

“Por ejemplo, si una persona que primero dijo algo inteligente y luego algo estúpido, podríamos ignorar esto último si la persona es físicamente atractiva”, explica el autor.

Así, lo ideal es que, aunque demos valor a esa primera impresión basada en intuiciones y apariencias, seamos capaces de permanecer abiertos a la posibilidad de que podemos equivocamos.

Qué decir y hacer después del ‘hola’

Sólo con un primer vistazo somos capaces de hacernos una imagen de una persona desconocida. Si hay algo en ella que nos atrae (y nos atrevemos a hablar) es entonces cuando llega el momento de dejar el terreno de lo meramente físico y adentrarnos en el universo de las personalidades.

Algo así fue lo que le planteó un lector a Nemko tras publicar un artículo en el que explicaba cómo conocer al hombre perfecto. Teniendo las “claves” para encontrar a la persona, toca hablar con ella. Pero, ¿qué decir?

La doctora recomienda que “lo mejor es empezar con un comentario positivo” y añade un par de ejemplos sobre cómo podrían ser. Claro que en uno de ellos nos remite a que hablemos bien sobre el medio ambiente y en el otro sobre lo estupenda que es la sección de psicología de equis librería.

No, no hay que hablar de reciclaje ni de libros de autoayuda, a lo que se refiere es a que debemos buscar una frase positiva en torno a las circunstancias que nos rodean para buscar un nexo común que pueda halagar y atraer a la otra persona.

No me habla, maldición

Nemko no se olvida de que también hay gente a la que no le gusta demasiado charlar. Ante los silencios incómodos, propone “hablar sin avasallar y dejando que fluya el tiempo suficiente para que les interese mantener una conversación”.

Si eres un charlatán pero te has empecinado en hablar largo y tendido, ármate de paciencia y cuenta con que “la persona no va a pensar que eres poco profunda al menos después de dos horas de silencio”. Vamos, que las relaciones idílicas no tienen por qué nacer de que hayas contado tu vida y milagros en los diez primeros minutos de conversación.

Expone también un ejemplo de conversación e incluso añade gestos que podríamos hacer mientras habla nuestro interlocutor ("Ahora frunce el ceño"). Sin embargo, no debemos olvidar que, para bien o para mal, la vida no está guionizada.

Por mucho que previsualicemos y estructuremos en nuestra mente cómo vamos a conducir una conversación, la otra persona puede contestar cualquier cosa impredecible. No te anticipes, simplemente sé cordial y muestra tu lado más simpático.

Intentar que la conversación surja de un modo natural es la clave para no parecer una personaatormentada.

‘Alerta tarado’ o qué no quiere escuchar nadie

Esa persona nos ha atraído por algo en concreto (entendiendo que hay algo más que un físico espectacular), así que debemos explotar en nuestras primeras palabras lo que hemos percibido de esa primera impresión pero sin humillarnos.

Por ejemplo, si nos ha llamado la atención algo tan simple como que lleve una camiseta de nuestro grupo de música preferido, quizás sería algo ridículo acercarnos cantando una canción de su disco más mítico, especialmente si lo hacemos mal (bueno no, esto es un exceso aunque seamos los amos del karaoke).

Y, por supuesto, tener cuidado del lenguaje agresivo, intrusivo o absurdo. No te olvides que estás hablando con una persona desconocida (en serio, no te olvides, por favor). Dice Nemko que es mejor "No utilizar frases como por ejemplo ‘¿crees en el amor a primera vista o debo seguir caminando?’". Pues está en lo cierto, mejor no lo hagas. El universo de las frases para ligar tiene mucho peligro (neurocirujanos del mundo, queremos entender).

Trata de evitar hablar de ex relaciones fracasadas (normalmente fracasan por culpa de ambos bandos, no te dejes mal), situaciones familiares complicadas, complejos corporales inapreciables (ahora sólo te mirará esa cicatriz), en general, de prácticas sexuales (aunque sea en broma, es raro), o dar demasiadas explicaciones de por qué te has acercado a charlar (no, a nadie le interesa ser el tercer plato de la noche).

La importancia de dejar hablar (y escuchar, a modo de detalle)

En términos psicológicos, la doctora habla de laregla del semáforo(que, de seguirse a rajatabla, sería como tratar de flirtear en el plató de ’59 segundos’) o delintercambio ping-pong. Ambos establecen la necesidad dedejar espacios para contestarentre pregunta y respuesta para que las dos personas hablen el mismo tiempo (más o menos)

“Después de tu primer comentario, escucha atentamente la respuesta y pregunta algo relacionado”. Lo que viene siendo conversar. Pero la doctora hace hincapié en la importancia de escuchar. Puede que estemos nerviosos, pero no tiene sentido tratar de hablar con alguien si no nos interesan sus opiniones o contrapreguntas.

El grado de intimidad surge (la sinceridad está sobrevalorada)

Atentos al ritmo en las intimidades que revelan. Mientras hay personas que apenas dicen nada sobre sus miedos, inseguridades y problemas durante semanas, otras tardan sólo unos minutos en “destapar el pastel”.

“Cuanto más largas sean tusintervenciones, más probabilidades tendrás de ser visto como egoísta” (y puede que de “brasas”). Hay que medir. El colegueo prematuro asusta y la otra persona puede pensar que estamos abriéndonos demasiado rápido.

Como explica Nemko, con conversaciones pausadas en las que ambas personas hablen por igual, se consigue “ir profundizando yrevelando poco a poco temas más íntimos” (o, por qué no, huir si resulta que la persona no nos produce ningún interés).

Y quizás algún otro lector le plantee ahora: “¿Y qué sigue?”. Francamente, eso ya sólo lo sabes tú. Puedes haber conocido a una persona formidable o que seaun completo fail.

Que “nunca tendrás una segunda oportunidad para dar una primera impresión”, además de ser una frase hecha devastadoramente negativa, no es del todo cierta y la vida está llena de situaciones y personajes que son capaces de demostrar no ser lo que en un principio parecían. Hagan memoria, que seguro que encuentran más de un ejemplo.

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