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La sorprendente y extraña causa por la que te puedes romper la rodilla sin contacto
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EL PELIGRO DE LA VIDA URBANA

La sorprendente y extraña causa por la que te puedes romper la rodilla sin contacto

La lógica señala que las lesiones sólo se pueden producir si hay contacto, pero una nueva investigación recuerda que no tiene por qué ser necesariamente así

Foto: Es posible sufrir una lesión en la rodilla sin contacto. (iStock)
Es posible sufrir una lesión en la rodilla sin contacto. (iStock)

La lógica más aplastante sugiere que es la práctica del deporte en condiciones inadecuadas o un estado de forma lamentable unido al esfuerzo desmedido lo que da lugar a lesiones en nuestras extremidades. Sin embargo, una nueva investigación que acaba de ser publicada en el Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports abre una nueva puerta a causas insospechadas. En concreto, el estudio señala que una disrupción sonora, como un ruido muy alto o repentino, puede acabar con el buen estado de nuestras rodillas. No, no es una broma: dichos estímulos pueden alterar el sistema nervioso, que tiene una gran influencia en nuestra estabilidad.

Es el caso de los cláxones de un automóvil, de las sirenas de coches de policía o de bomberos y de otros ruidos tan presentes en el entorno urbano. Estos pueden provocar una momentánea disrupción en los circuitos del cerebro que controlan los músculos y los ligamentos que estabilizan la rodilla. Ello puede dar lugar a caídas o resbalones entre las personas sorprendidas por dichos estímulos. Algo que puede resultar particularmente grave en el caso de los deportistas distraídos por los gritos y bocinazos de la afición deportiva mientras se dedican a su actividad, a pesar de que su control muscular y equilibrio son superiores a los de la media de los ciudadanos. Sin embargo,los autores del estudio han aclarado en las páginas de The Wall Street Journal que los ruidos con los que realizaron el estudio quizá no puedan asimilarse a los de un evento deportivo.

El ruido desestabilizador

La investigación recuerda que alrededor de 250.000 roturas y esguinces de ligamento cruzado anterior son tratadas al año en Estados Unidos, según los datos proporcionados por los CDC (Centers for Disease Control and Prevention), y los investigadores creen que un alto porcentaje de ellas se deben a estos estresantes ruidos. El estudio, realizado por la Universidad de Delaware, ha sido llevado a cabo con 36 veinteañeros –18 hombres y18 mujeres–, cuya actividad muscular fue analizada a través de electrodos. La rodilla era flexionada de los 30 grados a los 40 al mismo tiempo que escuchaban un sonido de alta frecuencia y breve, tan alto como el ruido de una motocicleta, a través de unos auriculares.

La reacción de los analizados era muy similar: el ruido generaba una respuesta que incrementaba significativamente la rigidez de los músculos durante los primeros cuatro grados de flexión. Por el contrario, aquellos que movían la pierna sin ningún estímulo asociado no mostraban dicha respuesta. A medida que el efecto del ruido disminuía, la rigidez inicial de articulación se reducía hasta que la rodilla alcanzaba su flexión máxima de 70 grados. Además, la rigidez inicial se reflejaba en una perturbación en el control neuromuscular que, como concluye la investigación, puede conducir a un estrés anormal en la rodilla y a lesiones no intencionadas. Además, los niveles fluctuantes de estrógenos en las mujeres también podrían influir en el control neuromuscular y en la rigidez de la rodilla.

Por lo general, las causas más habituales de rotura del ligamento cruzado anterior son recibir un fuerte golpe en el lado de la rodilla, extender excesivamente la articulación o parar y cambiar de ritmo rápidamente, algo que se comprueba a menudo en el mundo del fútbol, cuando un jugador se detiene de súbito y no puede continuar en el partido. Por lo general, la lesión suele ir acompañada de un cruido, inflamación en las seis horas que siguen al accidente y dolor al tratar de apoyar la pierna. El baloncesto, el esquí y el fútbol (tanto el soccer como el americano) suelen dar lugar a muchas lesiones de este tipo.

La lógica más aplastante sugiere que es la práctica del deporte en condiciones inadecuadas o un estado de forma lamentable unido al esfuerzo desmedido lo que da lugar a lesiones en nuestras extremidades. Sin embargo, una nueva investigación que acaba de ser publicada en el Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports abre una nueva puerta a causas insospechadas. En concreto, el estudio señala que una disrupción sonora, como un ruido muy alto o repentino, puede acabar con el buen estado de nuestras rodillas. No, no es una broma: dichos estímulos pueden alterar el sistema nervioso, que tiene una gran influencia en nuestra estabilidad.

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