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El mejor truco para saber cómo va a comportarse una persona
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Y UN CONSEJO PARA SER MEJOR PERSONA

El mejor truco para saber cómo va a comportarse una persona

Para adivinar cómo va a comportarte una persona, la psicología debería aprender una lección de otra ciencia social, más cercana de lo que parece: la economía

Foto: Todos tenemos tentaciones, y es muy fácil caer en ellas. (iStock)
Todos tenemos tentaciones, y es muy fácil caer en ellas. (iStock)

En toda relación personal, ya sea con un amigo o nuestra pareja, hay información que ocultamos. Esto no tiene por qué ser malo: todos necesitamos privacidad, y esto implica, necesariamente, guardar ciertos secretos a ciertas personas. El problema es que, en ocasiones, los secretos se nos escapan de las manos: no tanto porque nos cueste seguir ocultándonos, sino porque nos sentimos mal con ellos a cuestas. Y esto ocurre porque hemos incurrido en comportamientos de los que no nos sentimos orgullos. Cosas que pasan y no queríamos que pasaran. Hablamos, por supuesto, de las infidelidades, pero también de las mentiras, la gula, la pereza…

Según el doctor Jeremy E. Sherman, psicólogo evolucionista y colaborador habitual de Psychology Today, todos tenemos secretos, porque todos tenemos tentaciones. Y debemos tener en cuenta que las otras personas también las tienen. Constantemente.

Sherman cree que la psicología, para solucionar los problemas que acarrean las tentaciones,debería aprender una lección de otra ciencia social, mucho más cercana de lo que parece: la economía.

Los economistas tienen un dicho: “nadie deja dinero encima de la mesa”. Algo que podemos aplicar también al ámbito psicológico. Si tenemos la oportunidad de sacar ventaja de una situación, no vamos a rechazarla, aunque éticamente debiéramos hacer lo contrario y, aunque después de haberlo hecho, vayamos a sentirnos mal.

Sí, la cirugía plástica es artificial, pero nadie resiste a la tentación de operarse los pechos porque lo sea. Sí, el porno es una ilusión, pero seguimos viéndolo. Sí, los coches dañan el medio ambiente, pero seguimos utilizándolos. Y el bacón es una comida poco saludable, pero si nos gusta, seguiremos consumiéndolo. Por norma general, aunque algo sea criticable, seguiremos haciéndolo si nos proporciona placer o nos resulta cómodo y no conlleva un castigo.

Si no quieres caer en la tentación, aléjate de ella

“Comparado con la tentación de tomar ventaja en una situación, la doctrina moral es muy débil”, asegura Sherman. Sí, hay personas capaces de abstenerse, pero todos caemos tarde o temprano en comportamientos de los que no nos sentimos orgullosos. Y no debemos olvidar que a los demás también les ocurre.

“Si quieres saber lo que la gente, incluida tú, va a hacer, ten una regla en mente: tarde o temprano todo el mundo sucumbe a las tentaciones disponibles si cree que no van a pillarle”, afirma tajante Sherman. Pensar lo contrario es una ingenuidad.

Si quieres ser mejor persona, y acabar con comportamientos de los que no estás orgulloso (y de todo tipo) no trates de convencerte con argumentos morales del tipo “esto está mal”. Es mil veces más efectivo, y más sencillo, acabar con las tentaciones. Y haz lo mismo si crees que una persona cercana te está engañando o está incurriendo en comportamientos que no le convienen: trata de alejarla de aquello que le tienta.

Sherman sigue siempre una regla: “No puedo cambiarme a mí mismo, pero puedo cambiar mi entorno, y este me cambia a mi”. Es una frase un poco rara pronunciada en boca de un psicólogo, pero no deja de ser un consejo útil.

En toda relación personal, ya sea con un amigo o nuestra pareja, hay información que ocultamos. Esto no tiene por qué ser malo: todos necesitamos privacidad, y esto implica, necesariamente, guardar ciertos secretos a ciertas personas. El problema es que, en ocasiones, los secretos se nos escapan de las manos: no tanto porque nos cueste seguir ocultándonos, sino porque nos sentimos mal con ellos a cuestas. Y esto ocurre porque hemos incurrido en comportamientos de los que no nos sentimos orgullos. Cosas que pasan y no queríamos que pasaran. Hablamos, por supuesto, de las infidelidades, pero también de las mentiras, la gula, la pereza…

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