"Este año me acostaré con 365 personas, una distinta cada día"

Las relaciones sentimentales del siglo XXI están marcadas en un alto porcentaje por la intercambiabilidad y la eventualidad. Aún más si eres homosexual, afirma el artista Mischa Badasyan. Por ello, el ruso residente en Berlín se ha propuesto en su nueva performance denunciar el statu quo del amor acostándose con 365 personas diferentes, una cada día, en relaciones esporádicas con desconocidos. Un proyecto que ha llamado la atención de los medios de comunicación de todo el mundo.

Save the Date (algo así como “salva la cita”, pero también “ahórrate la cita”) intenta trasladar la idea de los no-lugares de Marc Augé a la época de aplicaciones como Tinder, Grindr o sitios como GayRomeo y Gaydar, que el ruso utiliza para conocer a sus parejas sexuales. Una experiencia frustrante, en cuanto que, añadida a otras costumbres como el cruising, le han posibilitado conocer a multitud de hombres, pero ha sido incapaz de enamorarse de ninguno de ellos.

“Iba al parque todas las noches y tenía sexo con chicos, hasta las cinco o las seis de la mañana”, ha explicado a Mic.“Y siempre me sentía muy mal, lloraba todo el tiempo”. No obstante, reconoce que “es más fácil para un gay realizar un proyecto así”, ya que “los heterosexuales no utilizan las mismas aplicaciones, los chats, el cruising, los clubs y bares sexuales, no tienen las mismas oportunidades que los homosexuales”. Es ahora cuando el mundo heterosexual está descubriendo las dificultades para encontrar pareja que, durante décadas, y debido al aislamiento y la persecución, ha sufrido el homosexual.

No-sexo en la sociedad moderna

Badasyan encuentra en Marc Augé y sus no-lugares la inspiración de su última obra. “Escribió acerca de los no-lugares en las grandes ciudades; lugares como los supermercados, los centros comerciales, los aeropuertos, las autopistas, y decía que la gente ha perdido su identidad, que no hay comunicación y que nopertenece a ningún lugar, lo que causa que se sientan solos”, ha explicado. En última instancia, lo que el ruso pretende es convertirse en otro no-lugar intercambiable como aquellos en los que se ve obligado a vivir el hombre moderno. “Me convertiré en un no-lugar, como un supermercado. Iré a la cita y volveré”.

No se trata simplemente de hacer el amor, ha explicado a Salon, sino de tener una nueva cita cada noche. Estas pueden ser de tipos muy diferentes, reconoce, incluso en grupo. Badasyan añade que ya ha sido contactado por candidatos de Brasil, Londres, Túnez o Sri Lanka, a los que tendrá que hacer hueco en su agenda. Y, en caso de que ellos no sean suficientes para completar los 365 huecos que tiene su calendario, volverá a sus lugares más queridos, es decir, “parques, calles, bares, clubs o lo que sea”.

El sexo es lo de menos, recuerda. “Los encuentros sexuales son sólo la expresión de la idea”, ha explicado. “La idea es conocer a gente. Me siento bastante solo, así que esto consiste en establecer relaciones con la gente con la que me encuentre”. Sin embargo, en el caso de que se enamore de alguna de las personas con las que se cruce, deberá rechazarla. “Es el mayor peligro. Puedo conocer a gente que sea muy agradable y con la que quiera volver a quedar”, explicaba en Salon. “Puede ser difícil decir adiós para pasar al siguiente. No romperé todos los contactos pero seguiré adelante con el proyecto”.

El artista se dejará grabar a lo largo de todo el año con el objetivo de protagonizar un largometraje, aunque probablemente eliminará las partes más explícitas del mismo, ya que “no se trata de una película porno”. En caso de que aparezca alguna relación en la película, será “de forma artística”. Las respuestas tanto en uno como en otro sentido no se han hecho esperar. Mientras que una organización de lucha contra el SIDA proveerá al artista con preservativos para todo el año (“voy a promocionar el sexo seguro”), Badasyan también ha recibido amenazas de grupos neonazis, que aseguran que tiene 30 días para desistir o, de lo contrario, lo matarán. Quizá no sea la mejor manera de reflejar la soledad del hombre moderno, pero desde luego, ha puesto de manifiesto la sempiterna intolerancia de un amplio sector de la sociedad hacia el sexo libre.