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La felicidad de los pequeños actos o por qué tiene tanto poder una sonrisa
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EL SECRETO DEL BIENESTAR

La felicidad de los pequeños actos o por qué tiene tanto poder una sonrisa

Sabemos que ayudar a los demás nos hace felices, pero no siempre. Un nuevo estudio explica cómo enfocar la gratitud para ganar bienestar

Foto: La felicidad se encuentra en las pequeñas cosas. (iStock)
La felicidad se encuentra en las pequeñas cosas. (iStock)

Uno de los secretos mejor conocidos para perseguir la felicidad pasa por ayudar a otras personas. Sabemos que las partes del cerebro que se activan cuando se experimentan sensaciones placenteras son las mismas que se activan al practicar el altruismo y hay diversos estudios que muestran que experimentamos una mayor felicidad cuando compramos algo para regalar a otras personas que cuando nos compramos algo para nosotros mismos.

Pero hay algo que falla en esta teoría. ¿Qué ocurre cuando tratamos de ayudar a otros y no lo conseguimos? Supuestamente es la “gratitud” en sí lo que nos hace felices. Pero no es cierto. Lo que nos hace felices es saber que hemos ayudado a alguieny esta ayuda ha servido para algo. Al menos esta es la principal conclusión de un estudio dirigido por la psicóloga Jennifer Aaker, de la Universidad de Stanford, ypublicado en el Journal of Experimental Social Psychology.

Según ha podido comprobar tras realizar seis estudios de laboratorio, la felicidad de una persona sólo aumenta cuando sus actos de gratitud persiguen un objetivo concreto y este se cumple. De lo contrario, ocurre lo que los investigadores han bautizado como helper burnout: si buscamos ayudar a otras personas de forma abstracta y no lo logramosnuestra gratitud acaba teniendo un impacto negativo sobre nuestra felicidad.

El poder de una sonrisa

En uno de los experimentos los investigadores pidieron a un grupo de 25 adultos que hicieran a alguien feliz en las próximas 24 horas. A otros 25 participantes les pidieron que, en el mismo tiempo, lograran que alguien sonriera. Al día siguiente, las personas que habían hecho sonreír a alguien se mostraron más felices y más seguras de sí mismas, pues realmente pensaban que habían logrado aumentar la felicidad de alguien. Por el contrario, las personas que habían tratado de hacer a alguien feliz en abstracto no estaban seguros de haberlo logrado, y no notaron ninguna mejoría en su bienestar. Los investigadores obtuvieron resultados similares cuando pidieron a los participantes que trataran de salvar al medio ambiente (objetivo abstracto) o reciclaran más (objetivo concreto).

Tras realizar la investigación, los autores tienen claro que el camino más cortohacia la felicidad reside en trabajar de forma activa para alcanzar objetivos concretos que, consideramos, hacen mejor a nuestra sociedad. La razón por la que esto ocurre es casi una obviedad: cuando persigues un objetivo concreto es más fácil tener éxito. Si, por el contrario, persigues logros abstractos, creas expectativas poco realistas, que acaban haciendo que seas menos feliz.

Parece sencillo, pero el problema radica en que la mayor parte de nosotros creemos que la felicidad se encuentra enlas grandes gestas, cuando en realidadlas investigaciones nos muestran lo contrario: reside en las pequeñas cosas.

“Aunque el deseo de alcanzar la felicidad parezca claro, el camino para alcanzarla no lo es”, explica Aaker en la nota de presentación del estudio. “La gente cree que sabe lo que conduce a la felicidad, pero sus predicciones acerca de lo que les hace felices son a menudo inexactas”. Ahora tenemos una nueva pista.

Uno de los secretos mejor conocidos para perseguir la felicidad pasa por ayudar a otras personas. Sabemos que las partes del cerebro que se activan cuando se experimentan sensaciones placenteras son las mismas que se activan al practicar el altruismo y hay diversos estudios que muestran que experimentamos una mayor felicidad cuando compramos algo para regalar a otras personas que cuando nos compramos algo para nosotros mismos.

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