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Paternidad inmadura, hijos responsables: "mis padres venían borrachos y de fiesta"
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Inmadurez en la paternidad

Paternidad inmadura, hijos responsables: "mis padres venían borrachos y de fiesta"

La paternidad antes era el momento para asentar la cabeza y sacar la faceta más responsable pero ahora hay casos en los que ocurre todo lo contrario

Foto: En ocasiones la forma de actuar de los padres dejan en evidencia a los hijos. (iStock)
En ocasiones la forma de actuar de los padres dejan en evidencia a los hijos. (iStock)

“Este año encontré trabajo y mis padres me dijeron que estarían echándome un ojo. Pero lejos de ello apenas les vi y un sábado que tuve que madrugar para empezar mi turno me los encontré llegando de fiesta, borrachos y bajo efectos de las drogas. La experiencia fue muy embarazosa ya que, además, estaba el chico que me gusta y me dijo que yo era como la personaje de Absolutely Fabulous (comedia en la que una hija tiene que estar constantemente pendiente de una madre que sigue de forma continua nuevas ridículas modas y abusa del alcohol y las drogas), pero en realidad no me gustaría tener que madurar demasiado rápido por culpa de mis padres”.

Esta historia es real. Fue enviada por una joven preuniversitaria al consultorio que Mariella Frostrup, periodista y estrella televisiva británica, gestiona en The Guardian. Seguro que también han visto por la calle a padres que llevan los pantalones más caídos que sus hijos o tenéis compañeros de trabajo que se dedican a mandar constantemente cadenas por Whatsapp. Más allá de estos casos tan llamativos, hay una realidad y esta es que los padres ahora también quieren vivir su vida y muchos son los que no dudan en disfrutar de unas vacaciones sin niños, ir de festival o vivir fiestas más salvajes que en su juventud.

El psicólogo Esteban Cañamares no ve negativo que los padres disfruten de las fiestas y de sus amistades (siempre y cuando no pierda el rol como figura paterna) y afirma que ha sido un gran paso adelante los cambios que han vivido las familias en los últimos 15 o 20 años ya que es de agradecer que el papel del hombre ya no solo sea traer dinero y el de la mujer limpiar la casa.

Para Cañamares, ahora existen más motivaciones vitales para los progenitores y los hijos siguen siendo un factor muy importante dentro de su vida. Pero también reconoce que hay casos en los que se cae en el error de dejar a un lado el papel de padre y pretender volver a vivir una alocada segunda juventud.

Ni todos los jóvenes son "ninis" ni todos los adultos saben madurar

Frostrup expone que entre los adultos existe la idea de que los jóvenes de ahora son un colectivo con aspiraciones muy pobres, apáticos y sin interés por la sociedad y la política. Sin embargo, ella considera que este es un pensamiento peligroso e irreal. Para visualizar su opinión, la polifacética comunicadora inglesa pone el ejemplo de un concierto de Dolly Parton, en el espectáculo de la madura artista estadounidense gran parte del público pasaba holgadamente la barrera de la adultez, mientras que la mayoría de jóvenes que estaban en el recinto se encontraban trabajando limpiando los retretes o sirviendo las cervezas y helados que consumían los asistentes.

Con esta respuesta, Frostrup no hace más que mostrar dos realidades existentes en la sociedad actual. La primera de ellas es que hay vida joven más allá de los "ninis" y la segunda es que hay un sector de adultos con hijos a los que les ha afectado de sobremanera las temidas crisis de la mediana edad.

Por otro lado, el abuso de la camaradería entre padre/madre e hijo puede llevar a olvidar el papel que tiene cada uno en el eje paterno-filial. Cañamares considera que abandonar la figura paternal es un error ya que siempre ha de existir y todos los hijos deben empaparse de unos ideales sólidos, claros y a veces contrarios a ellos. Últimamente se ha errado en la idea de mostrar a los padres simplemente como colegas de los hijos, porque eso es algo que no debe ocurrir y mucho menos en la adolescencia.

La madurez ya no “mola”

En los últimos tiempos ha habido un proceso de mitificación de la juventud en una sociedad que ya no señala, como antes, a las canas como un símbolo de categoría elevada, sino que ahora estos pelos blancos son un enemigo público, pues se tiende a valorar solamente a la juventud y se pretende ser, como dice la canción, para siempre jóvenes.

Valorar el vigor y la actitud jovial es algo positivo, pero ensalzarla en demasía, obviando las virtudes que tiene madurar, está siendo un error común en diferentes sectores como el entorno familiar y, según Cañamares, no debe perderse la perspectiva educativa en una familia. Algo que no tiene por qué estar discutido con divertirse y disfrutar de la vida.

Cumplir 40 o 50 años debería ser igual a otro cumpleaños cualquiera, pero está claro que no está siendo así en muchos casos. El temor que tienen algunos padres a envejecer, así como ver la evolución y maduración de sus hijos, les puede llevar a tomar decisiones con el afán de parecer más jóvenes. Estas medidas no solo son equivocadas sino que además pueden llegar a ser comportamientos imprudentes viniendo de una figura paternal.

Uno de los principales consejos que la mayoría de expertos dan para encarar la crisis de los 40 (o 50) es que la importancia no reside en querer aparentar ser joven, sino realmente sentirse como tal. Por eso, el papel del padre cuando se encuentra en tal situación, y tiene hijos, debe ser el de no caer en el error de querer asemejarse a ellos y seguir con la labor educativa parental, eso sí, adaptándola a las nuevas necesidades de los hijos ya no tan niños.

Disfrutar de la vida no está reñido con la edad. Un padre ha de tener una actitud madura respecto a su hijo, lo cual no significa que siempre se esté serio ni se deje a un lado el sentido del humor ni la pasión por vivir con pasión cada momento.

“Este año encontré trabajo y mis padres me dijeron que estarían echándome un ojo. Pero lejos de ello apenas les vi y un sábado que tuve que madrugar para empezar mi turno me los encontré llegando de fiesta, borrachos y bajo efectos de las drogas. La experiencia fue muy embarazosa ya que, además, estaba el chico que me gusta y me dijo que yo era como la personaje de Absolutely Fabulous (comedia en la que una hija tiene que estar constantemente pendiente de una madre que sigue de forma continua nuevas ridículas modas y abusa del alcohol y las drogas), pero en realidad no me gustaría tener que madurar demasiado rápido por culpa de mis padres”.

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