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¿Error grave en nuestra dieta? La 'bestia negra' de la alimentación no es perjudicial
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LA DIETA DE LOS CELIACOS NO ES MÁS SANA

¿Error grave en nuestra dieta? La 'bestia negra' de la alimentación no es perjudicial

El último grito en tratamientos de peso parece ser adoptar la misma alimentación que los celiacos, pero sin padecer dicha patología. No es una buena idea

Foto: Una panadera prepara unos donuts veganos y libres de gluten, pero con bacón, en una tienda de Los Ángeles. (Reuters)
Una panadera prepara unos donuts veganos y libres de gluten, pero con bacón, en una tienda de Los Ángeles. (Reuters)

Hasta hace una década sólo sabían lo que era el gluten las personas celiacas, que padecen una intolerancia permanente a estas proteínas contenidas en la harina de diversos cereales. Esto es, según la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), el 1% de la población española.

Padecer esta enfermedad era un auténtico quebradero de cabeza. Hay muchísimos alimentos que contienen gluten. Los celiacos y sus familiares tenían que mirar la etiqueta de todos los productos para saber que iban a dar de comer y las alternativas sin gluten a productos como la pasta o el pan tenían que comprarse en establecimientos especializados. Pero de un tiempo esta parte, los productos sin gluten se han puesto de moda.

El último grito en tratamientos de peso parece ser adoptar la misma alimentación que los celiacos, pero sin padecer dicha patología, pensando que una alimentación sin gluten favorece el adelgazamiento. De la noche a la mañana el gluten se ha convertido en la bestia negra de la alimentación, un chivo expiatorio al que se atribuyen todo tipo de problemas: inflamación, exceso de mucosidades dentro del cuerpo, acidificación del pH interno y, por supuesto, un enorme aporte calórico.

La dieta sin gluten se ha puesto de moda entre las celebrities: Lady Gaga, Kim Kardashian, Gwyneth Paltrow, Victoria Beckham o Rachel Weisz han caído en sus redes, arrastrando con ellas a hombres y mujeres en todo el planeta y generando un boom en la industria alimentaria que sin ellas habría sido imposible.

Pero, lo que es sin duda una buena noticia para los celiacos –que pueden encontrar cerveza sin gluten en cada vez más bares y productos pensados para ellos en la marca blanca de cualquier supermercado–, no lo es tanto para el resto de las persona que, sin padecer la enfermedad, compran alimentos gluten free pensando que engordan menos.

Como explica Martgo Wootan, directora de política nutricional del Center for Science in the Public Interest, en el Wall Street Journal, “hace diez años una dieta libre de gluten podría haberte ayudado a perder peso, porque habrías dejado de consumir un montón de productos como las magdalenas o el pan. Pero la moda del gluten-free está minando la salud de las personas, porque ahora existen variedades sin gluten de toda la comida basura. Y aunque tu donut no tenga gluten, sigue siendo un donut”.

La historia se repite

La industria alimentaria está respondiendo a la demanda de productos sin gluten de la misma forma que a la demanda de productos sin grasa de la década de los 80. Por aquel entonces, fueron las grasas saturadas las que se convirtieron en la bestia negra de la alimentación (debido a unas recomendaciones dietéticas que cada vez más científicos consideran erradas), se creó un nuevo nicho de mercado y los fabricantes de alimentos reaccionaron vendiendo todo tipo de productos light, que aún hoy abarrotan los lineales de nuestros supermercados. Productos que, en efecto, contenían menos grasa, pero más azúcar y el mismo número de calorías.

“Todo el mundo pensó que eran saludables, así que la gente empezó a comer más este tipo de productos y acabaron ganando peso”, explica en el Wall Street Journal Abigail Carroll, historiador de la alimentación y autor del libro Three Squares: The Invention of the American Meal. “El consumo de grasa disminuyó en los 80 al mismo tiempo que aumentaban las tasas de obesidad”.

Al igual que los productos light, la mayoría de alimentos sin gluten son menos saludables que su contraparte con gluten pues, para conseguir que determinados productos sean comestibles sin depender de la proteína, es necesario aumentar su contenido en azúcar y grasa. Pero, además, según comprobó el profesor de la Escuela de Nutrición de la Universidad Estatal de Arizona, Glenn Gaesser, en un estudio publicado en 2012 en Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, hay evidencias científicas que sugieren que una dieta sin gluten podría ser perjudicial para la salud intestinal en personas que no padecen la enfermedad celíaca o una sensibilidad especial a éste.

Ni que decir tiene, que los productos que no contienen trigo, centeno ni cebada, no llevan gluten de todas formas, por lo que etiquetar un yogur como gluten free, algo que hace, por ejemplo, Danone, no va a hacer que sea más sano. En ocasiones es sólo un reclamo publicitario para vender el mismo producto, pero más caro. Hay incluso pienso para perros sin gluten, aunque el setter irlandés es el único can que puede sufrir de verdad la enfermedad celiaca.

Una industria millonaria

Según un estudio de NPD Group, el 29,4% de los estadounidenses asegura que está tratando de limitar el consumo de gluten en su dieta. Y, aunque en España este porcentaje es seguro menor, sólo hay que ver cómo han crecido las búsquedas del término “gluten” en Google desde nuestro país para darse cuenta de que las modas (por muy absurdas que sean) tienen un impacto global.

La enfermedad celiaca es un trastorno de base genética, y su prevalencia estimada entre los europeos y sus descendientes es del 1%, siendo más frecuente en las mujeres, que tienen el doble de probabilidades de padecer la enfermedad. Aunque, según las asociaciones de celiacos, sigue habiendo una parte importante de la población a los que no se ha diagnosticado correctamente la enfermedad (un 75%, según las estimaciones de la FACE), su prevalencia no ha aumentado. En España la padecen por tanto unas 470.000 personas, lo que no es poco, pero no más personas de las que la padecían hace una década. Pese a esto, la venta de productos sin gluten no ha dejado de crecer.

Según un estudio de Euromonitor Internacional, la venta mundial de productos sin gluten se ha doblado desde 2007 y el último año los comercios facturaron 2.100 millones de dólares con estos productos. Esto es una buena noticia para la industria (que puede vender nuevos productos que en realidad no necesita la mayoría de la población, a un precio superior) y para los celiacos (que tienen más a mano, y cada vez más barato, todos los alimentos que necesitan), pero algo que debería preocupar al 99% de la población restante, que está comprando alimentos más caros, y menos saludables, sólo porque Gwyneth Paltrow lo hace.

Hasta hace una década sólo sabían lo que era el gluten las personas celiacas, que padecen una intolerancia permanente a estas proteínas contenidas en la harina de diversos cereales. Esto es, según la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), el 1% de la población española.

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