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El parte meteorológico que cambió la Segunda Guerra Mundial (y la historia)
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70 ANIVERSARIO DEL DESEMBARCO DE NORMANDÍA

El parte meteorológico que cambió la Segunda Guerra Mundial (y la historia)

Hoy se cumple el 70 aniversario del desembarco de Normandía, pero si el hombre del tiempo de Ike no le hubiera aconsejado bien la historia sería muy distinta

Foto: Imagen en primera persona del desembarco de Normandía. (Robert F. Sargent)
Imagen en primera persona del desembarco de Normandía. (Robert F. Sargent)

El general Eisenhower y sus consejeros pasaron mucho tiempo pensando cuál era el día perfecto para invadir la costa de Normandía y liberar a Francia de las garras de Hitler. Las variables a tener en cuentapara realizar el desembarco en las mejores condicioneseran muy numerosas, y no sólo en lo que respecta a los planes de los alemanes, también en lo relativo al tiempo. Su intención era programar los aterrizajes poco antes del amanecer, a medio camino entre la marea baja y la alta, pero con esta subiendo, y en un día de luna llena.

Tras numerosas discusiones encontraron el día perfecto. A las cuatro de la madrugada del 5 junio de 1944 todo estaba preparado para ejecutar la Operación Overlord, que supondría la estocada definitiva al Tercer Reich: unos 150.000 hombres con 30.000 vehículos –en su mayoría de los ejércitos británico y estadounidense– esperaban la orden para cruzar el Canal de la Mancha y lanzarse sobre las tropas nazis.

Pero el desembarco de Normandía (del que se cumplen hoy 70 años) tuvo que esperar un día más. Harold Checketts, un experto meteorólogo de la Armada británica, que trabajaba bajo las órdenes del capitán James Martin Stagg, meteorólogo jefe de la Royal Air Force, dio la voz de alarma: el viento era demasiado fuerte y las nubes estaban demasiado bajas para asegurar el éxito de la invasión. Pero su parte era esperanzador: en 24 horas, la situación iba a calmarse.

Una decisión muy compleja

Eisenhower se planteó retrasar la invasión dos semanas, entre el 18 y 20 de junio, cuando volvíaa cumplirse la combinación de mareas necesarias (aunque sin luna llena). Pero al final se fió de los meteorólogos británicos y retrasó la invasión al día siguiente, una decisión que salvó al ejército aliado, pues entre el 19 y 22 de junio estalló una tormenta imposible de prever que habría dado al traste con sus planeas.

“Todos nos dimos cuentade que el tiempo y el estado de la mar en las playas podía ser un asunto de vida y muerte para las tropas que se acercaran al territorio enemigo”, explicó Checketts en sus memorias. “Nuestro objetivo era reducir los riesgos en la medida de lo posible”. Y lo lograron. Aunque cuando cayó la noche el seis de junio habían muerto 9.000 soldados aliados, más de 100.000 lograron llegar a tierra y tomar las aldeas costeras francesas.

Acertar con el parte meteorológico no fue tarea fácil. En aquella época no había satélites, no había LIDAR (una tecnología que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie), y los radares estaban en pañales. La meteorología misma apenas había comenzado su recorridocomo ciencia.

Pero además, Stagg y Checketts tuvieron que lidiar con otro problema. El meteorólogo jefe de la American Air Force, Irving P. Krick, insistió hasta el final en que el tiempo de la madrugada del 5 de junio era perfecto para la invasión y no merecía la pena retrasarla. Pero, por suerte,no convenció a Eisenhower. Como explica John Ross en su libro The Forecast of D-Day, “esa era la noche en la que Ike, basándose en el parte del equipo de Stagg, decidió retrasar la invasión. Si hubiera dado por bueno el consejo de Krick, la invasión se habría realizado con la mar revuelta, muchísimo viento y espesas nubes. Estoy seguro de que habría sido un fracaso”

La torpeza de los meteorólogos nazis también jugó a favor de los aliados. Dado que los alemanes no contaban con estaciones meteorológicas en el Atlántico, no pudieron prever que la madrugada del 6 de junio los vientos iban a calmarse. Los hombres del tiempo de la Luftwaffe, que tenían su cuartel en París, habían predecido otras dos semanas más de tiempo tormentoso, por lo que no esperaban ningún tipo de invasión esos días. De hecho, numerosos comandantes de la Wehrmacht habían dejado sus puestos en Normandía para participar en unos juegos de guerra en Rennes, pensando que, con tal mal tiempo, nadie iba a acercarse a la costa. Se equivocaron de lleno.

“Fue un trabajo razonablemente bien hecho”

Uno de los hombres del tiempo que lograron que el desembarco de Normandía se realizara con éxito, Harold Checketts, tiene hoy 94 años y vive en una residencia de ancianos en Disley (Reino Unido), según ha podido saber The Guardian. Y se acuerda perfectamente del día de la invasión.

Sólo unas horas antes de que las tropas aliadas desembarcaran en las costas francesas, en la noche del 5 de junio, Checketts acudió con su mujer, Jean Farren –también meteoróloga–, a una fiesta de cumpleaños. Los invitados no estaban especialmente alegres, pues sabían que la invasión del territorio francés era inminente y había demasiado nerviosismo en el ambiente. Pero sólo Checketts y su mujer conocían que la operación se iba a llevar a cabo esa misma madrugada.

“Sabíamos exactamente lo que estábamos haciendo y éramos conscientes de lo que significaba”, ha reconocido Checketts a The Guardian, 70 años después. “Estoy muy orgulloso de haber estado en el centro de la operación”. Pero no se considera un héroe. “Fue un trabajo razonablemente bien hecho”, explica. “Esto es todo”.

El general Eisenhower y sus consejeros pasaron mucho tiempo pensando cuál era el día perfecto para invadir la costa de Normandía y liberar a Francia de las garras de Hitler. Las variables a tener en cuentapara realizar el desembarco en las mejores condicioneseran muy numerosas, y no sólo en lo que respecta a los planes de los alemanes, también en lo relativo al tiempo. Su intención era programar los aterrizajes poco antes del amanecer, a medio camino entre la marea baja y la alta, pero con esta subiendo, y en un día de luna llena.

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