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Un ejecutivo de JP Morgan ha saltado al vacío. Buscaba la inmortalidad cuántica
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'TENÍA UN LADO OSCURO UNIDO A SU INTELIGENCIA'

Un ejecutivo de JP Morgan ha saltado al vacío. Buscaba la inmortalidad cuántica

Gabriel Magee, un ejecutivo de J.P. Morgan, puso fin a su vida tras tirarse del edificio de la compañía. ¿Estaba buscando la "inmortalidad cuántica"?

Foto: Magee saltó desde este la sede londinense de J.P. Morgen el pasado 28 de enero. (CC/Danesman1)
Magee saltó desde este la sede londinense de J.P. Morgen el pasado 28 de enero. (CC/Danesman1)

A comienzos de febrero de este mismo año se habló de “plaga” para definir la ola de suicidios que se estaba produciendo entre algunos de los ejecutivos más importantes de la City londinense. La cifra ascendía hasta 18 si se contaba a los CEO de todo el mundo y se tenían en cuenta los meses anteriores.Pero solo en la banca se llegaron a contar hasta tres casos, entre los que se contaba la muerte de un ejecutivo que se había disparado con una pistola de clavos en el pecho y en la cabeza.

Uno de los difuntos era Gabriel Magee, un ejecutivo de J.P. Morgan que puso punto final a su vida después de saltar del techo de la sede londinense de la firma al asfalto del Canary Wharf en la mañana del 28 de enero. Esta semana ha surgido nueva información sobre el caso y resulta, cuanto menos, peculiar. Según las declaraciones en el tribunal de la antigua novia de Magee, Lucy Pinches, este tenía “un lado oscuro” y había quedado “traumatizado” tras la separación que se había producido el año anterior. Pero eso no es, ni de lejos, lo más revelador de las palabras de Pinches.

Una afición poco común

Según cuenta Pinches, el suicidio de dos estudiantes americanos pudo ser el catalizador para que Magee, de 39 años de edad, hiciese lo propio. No se trataba de un acto ritual, sino la puesta en práctica del conocido como “suicidio cuántico”. “Tenía que ver con la física cuántica y el suicidio, los dos estudiantes estaban conectados a inyecciones letales que estaban operadas por números de lotería”, explicó. La razón por la que habían utilizado dicho sistema era porque “así se garantizaban despertar en el universo en el que serían millonarios”. Pero no adelantemos acontecimientos: más tarde examinaremos a qué se refería.

La exnovia del prometedor banquero vinculaba la portentosa inteligencia de este con sus tendencias suicidas. El grupo de investigación encontró en el ordenador de Magee notas que decían “intentar saltar del edificio” y “odio mi vida”. A diferencia de otros casos, en los que se creía que el suicidio podía ser una forma de encubrir asesinatos de gente “que sabía demasiado”, todo el mundo parece haberse puesto de acuerdo en que la muerte de Magee fue voluntaria, por mucho que el padre del fallecido acusase al banco de negligencia y “homicidio por omisión”.

Como explicó Pinches en el tribunal, Magee parecía obsesionado por la física cuántica, una rama científica particularmente dura y que se encuentra aún más lejos que las tendencias que el big data y otras herramientas predictivas han instaurado en la banca de inversión. “Era algo a lo que Gabe daba muchas vueltas y tenía la capacidad mental para pensar, con sus ecuaciones y la física”, explicó su pareja, con la que rompió a finales de 2012. “Era una persona única, era increíblemente inteligente, tenía una mente brillante. Pero siempre pensé que sufría alguna clase de depresión que en determinados momentos iba a peor. Había algo oscuro ligado a su creatividad”.

¿Puede la “inmortalidad cuántica” hacerte ganar la lotería?

Las palabras de Pinches aluden, a lo que se ha dado en llamar “suicidio cuántico”, y que podría encontrarse tras la trágica decisión de Magee. Este concepto fue desarrollado a finales de los años noventa por investigadores como Hans Moravec, Bruno Marchal y Max Tegmark, a partir de la teoría de los universos múltiples diseñada por Hugh Everett y se trata de una especie de inversión del célebre experimento del gato de Schrödinger, vivo y muerto al mismo tiempo.

La diferencia es que, en esta ocasión, el experimento se traslada al punto de vista de su protagonista: un hombre es apuntado por una pistola que se dispara en el caso de que una partícula subatómica gire un lado u otro. Ello provoca, como ocurría con el gato de Schrödinger, que existiese un 50% de probabilidades de que el hombre muriese en cada ejecución del experimento. La teoría sugiere que cada ejecución da lugar a dos nuevos universos: uno en el que el hombre muere y otro en el que no. Por lo tanto, si el experimento se repite, aparecerán nuevos universos… Con la salvedad de que forzosamente habrá uno en el que la partícula siempre gire hacia el lado en el que el hombre sobreviva.

Dicho experimento ha sido utilizado para acuñar el concepto de “inmortalidad cuántica”, es decir, la ligada a ese universo en el que el arma nunca se ha disparado. Se trata de una tesis semejante a la que ha permitido a Robert Lanza, defensor de la teoría del biocentrismo, señalar que “la muerte, tal y como la concebimos, es sólo una ilusión” a partir de la teoría del multiverso.

Así pues, si como afirmaba Everett, la conciencia siempre perviviría “en cada camino que no llevase a la muerte”, ¿qué tiene que ver ello con la lotería y la misteriosa inyección letal que acabó con la vida de los dos jóvenes? Muy sencillo (por decir algo): en primer lugar, debemos asegurarnos de comprar un décimo de lotería.Si nos conectamos a un sistema que ponga fin a nuestra vida en caso de que el número premiado no sea el que hemos comprado, estaremos acabando con todos los universos en los que seguimos siendo pobres como una rata. Y, al mismo tiempo, si es cierto que existe uno en el que siempre sobreviviremos, debemos garantizar que ese en el que sigamos vivos sea el que nos garantice la riqueza. Quizá no sea la manera más sencilla de llenarse los bolsillos, pero desde luego, tiene mucha más miga de lo que pensamos.

A comienzos de febrero de este mismo año se habló de “plaga” para definir la ola de suicidios que se estaba produciendo entre algunos de los ejecutivos más importantes de la City londinense. La cifra ascendía hasta 18 si se contaba a los CEO de todo el mundo y se tenían en cuenta los meses anteriores.Pero solo en la banca se llegaron a contar hasta tres casos, entre los que se contaba la muerte de un ejecutivo que se había disparado con una pistola de clavos en el pecho y en la cabeza.

Muerte Física Suicidio Loterías y Apuestas del Estado (LAE)
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