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Dos horas en el otro barrio: el ensayo clínico que cambiará la definición de 'muerte'
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PRIMERa prueba DE ANIMACIÓN SUSPENDIDA

Dos horas en el otro barrio: el ensayo clínico que cambiará la definición de 'muerte'

La animación suspendida consiste en ralentizar los procesos vitales de una persona, dejándola en un estado cercano a la muerte, para prolongar la vida

Foto: Imagen de la película 'Prometheus', donde se fabula sobre la hibernación interestelar.
Imagen de la película 'Prometheus', donde se fabula sobre la hibernación interestelar.

El 7 de octubre de 2006 Mitsutaka Uchikoshi se fue de excursión con un grupo de amigos a los montes Rokko, uno de los lugares más populares de Japón para realizar senderismo. Pero no regresó. “Me tumbe en un zona con césped, en la que se estaba bien al sol y me quedé dormido. Es lo último que recuerdo”, explico después de su rescate.

Cuando le encontraron, el 31 de octubre, casi no tenía pulso, sus órganos estaban adormecidos y su temperatura corporal había descendido a 22 grados centígrados. Estaba en el mismo sitio en el que se había tendido a echar la siesta. Uchikoshi había entrado en un estado de hibernación, que le salvó de la muerte.

El caso fue tachado de “revolucionario” por los expertos de hibernación japoneses y Uchikoshi se convirtió en el ser humano que más tiempo ha aguantado con vida en un estado de hipotermia. Pero no es la única persona que ha pasado por una experiencia de este tipo. Ni será la última.

Un ensayo con heridos de bala o apuñalados

La hibernación, más conocida como “animación suspendida” en los círculos científicos, consiste en ralentizar los procesos vitales de una persona, dejándola en un estado cercano a la muerte, lo que permitiría prolongar su vida en una situación o ambiente extremo.

Aunque suena a ciencia ficción, la animación suspendida es una técnica que lleva décadas sobre la mesa de destacados laboratorios. Y, por primera vez en la historia, se va a probar en humanos. El director del ensayo clínico será Samuel Tisherman, cirujano del Hospital Presbiteriano de Pittsburgh (EEUU), que seleccionará víctimas de heridas de bala o puñaladas con lesiones fatales. En el hospital ven casos como de este tipo todos los meses y su posibilidad de supervivencia es de menos del 7%. Pero los 10 siguientes pacientes que lleguen a urgencias con un cuadro de este tipo puede que tengan mejor suerte.

El protocolo está perfectamente estudiado. Cuando llegue al hospital una persona que haya sufrido un paro cardiaco, después de una lesión traumática, y hayan fallado los intentos de reanimar su corazón, todo el equipo de Tisherman será convocado a la sala de operaciones. “El paciente probablemente habrá perdido ya el 50% de su sangre, y su pecho estará abierto”, explica Tisherman.

Los médicos reemplazarán la sangre de los pacientes con una solución salina que, una vez congelada, dejará su cuerpo en un estado de práctica inactividad celular. Esto les permitirá ganar tiempo para curar sus heridas, pero mientras tanto los pacientes estarán técnicamente muertos: no podrán respirar y no tendrán actividad cerebral.

Pasadas dos horas, y después de ser operados, los doctores reintroducirán la sangre en el cuerpo de los pacientes y, si todo va bien, volverán a la vida después de su gélida siesta. Los científicos que estudian la animación suspendida tienen un dicho: “no estás muerto hasta que estás caliente y muerto”.

“Si un paciente viene a nosotros dos horas después de morir no podemos devolverle a la vida”, ha explicado a New Scientist Peter Rhee, cirujano de la Universidad de Arizona en Tucson, y uno de los pioneros de la técnica. “Pero si se está muriendo y le suspendes, tienes la oportunidad de devolverle a la vida después de arreglar sus problemas estructurales”.

Una técnica de largo recorrido

El primer ensayo humano de este tipo de técnicas llega después de numerosos experimentos exitosos realizados con animales. El más importante de ellos se llevó a cabo en 2000, cuando un equipo de científicos, dirigido por Rhee, logró “congelar” a 200 cerdos, operarles y revivirles con éxito en el 90% de los casos. “Una vez que el corazón comienza a latir y la sangre bombea, voilà, tienes otro animal que ha regresado del otro lado”, declaró Rhee a New Scientist.

“Después de que realizáramos estos experimentos cambió la definición de ‘muerte’”, asegura Rhee. “Todos los días en el trabajo declaro a gente muerta. No tienen signos vitales, ni pulso, ni actividad cerebral. Firmo un papel sabiendo que, en realidad, no están muertos. Podría suspenderles en ese momento, pero tendría que meterles en una bolsa para cadáveres. Es frustrante saber que existe una solución”.

Aunque los primeros ensayos de animación suspendida sólo mantendrán a las personas en hibernación un par de horas, los científicos trabajan para encontrar la manera de alargar el estado de suspensión, y no sólo con el objetivo de ganar tiempo en una operación quirúrgica. La metaúltima, que tanto ha explotado la ciencia ficción, es mantener a las personas en un estado de hibernación, que les permita recorrer grandes distancias interestelares o despertar en el futuro, cuando su enfermedad crónica tenga cura. Pero para ver esto habrá que esperar.

“Estamos tratando de salvar vidas, no empaquetar a la gente para viajar a Marte”, asegura Tisherman, que prefiere evitar la expresión animación suspendida y llamar a su técnica preservación y resucitación de emergencia. “¿Podemos aguantar más de dos horas sin circulación sanguínea? No lo sé. Quizás dentro de unos años alguien descubra cómo hacerlo, pero seguro que llevará tiempo”.

El 7 de octubre de 2006 Mitsutaka Uchikoshi se fue de excursión con un grupo de amigos a los montes Rokko, uno de los lugares más populares de Japón para realizar senderismo. Pero no regresó. “Me tumbe en un zona con césped, en la que se estaba bien al sol y me quedé dormido. Es lo último que recuerdo”, explico después de su rescate.

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