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La dieta que no es dieta: estrategias para comer lo que quieres y no engordar nada
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TRUCOS PSICOLÓGICOS INFALIBLES

La dieta que no es dieta: estrategias para comer lo que quieres y no engordar nada

Acabar una dieta es un reto que sólo alcanza el 20% de las personas. Sin embargo, existe una solución llamada alimentación consciente o ‘dieta no dieta’

Foto: La alimentación consciente se basa en comer todo lo que el cuerpo nos pida, pero evitando hacerlo de manera emocional. (Corbis)
La alimentación consciente se basa en comer todo lo que el cuerpo nos pida, pero evitando hacerlo de manera emocional. (Corbis)

Acabar una dieta es un reto que sólo alcanza el 20% de las personas que se someten a régimen. De entre ellas, una gran mayoría vuelve a ganar peso durante los meses posteriores por razones principalmente psicológicas. La tentación se esconde en lo prohibido, y cuanto más nos reprimamos por comer una serie de alimentos, más ansiedad nos generará y tendremos mayores dificultades para prescindir de ellos, hasta caer inevitablemente en los peligrosos atracones. En la regla del todo o nada, sólo una minoríamentalmente muy fuertelogra adelgazar. Sin embargo, existe una solución llamada 'alimentación consciente' o, como se la ha denominado comercialmente, la ‘dieta no dieta’.

La alimentación consciente se basa en comer todo lo que el cuerpo nos pida. Esto es, atender a las necesidades nutricionales de nuestro organismo, sin privarse de nada en concreto, pero evitando caer en los atracones como respuesta emocional. Los que la practican, primero deben aprender a escuchar a su cuerpo, pues el organismo sabe intuitivamente lo que necesita y lo que no. Como explica la nutricionista de la Universidad de Harvard Michelle Gallant, en primer lugar es preciso prestar atención a los efectos de la comida, averiguar qué nos sienta bien o mal y qué es realmente lo que necesitamos comer. Es decir, saber de manera instintiva lo que más nos agradará.

La emoción puede superponerse sobre la razón y no es fácil esquivar los patrones de comportamiento que nos generan satisfacción ante los desequilibrios emocionales

El primer bocado a una onza de chocolate no tendrá el mismo sabor que el tercero o el cuarto. Quizá nos baste con unosolo. Otro de los ejemplos que suele poner Gallant en sus textos, y al que siempre recurren sus alumnos cuando explica este método, es el de la comida basura. “Cuando explico esta idea, mis alumnos me dicen que entonces van a estar comiendo siempre hamburguesas y patatas fritas. Sin embargo, si uno aprende realmente a prestar atención a su cuerpo, se dará cuenta de que éste no quiere estar engullendo comida basura todo el rato, sino que después de ingerir un plato con muchas calorías, lo siguiente que lo hará sentir bien será una fruta o algo ligero”, matiza la nutricionista.

Para llegar a este grado de comprensión, en el que comer lo que queramos significa comer de manera sana y equilibrada, hay que ejercitarse mentalmente y provocar cambios profundos en nuestra manera de pensar sobre la comida o, más bien, de sentir la comida. El nutricionista Tracy Tylka, que ha trabajado ampliamente sobre este concepto, propone la siguiente escala para medir el grado de alimentación consciente de las personas, a la vez que ofrece una serie de trucos para alcanzarla.

Atiende a las señales de saciedad que envía el cuerpo

Para mejorar la conciencia sobre cuándo estamos realmente llenos, Tylka propone anotar los síntomas y sensaciones físicas que se tienen antes de comer, cuando tenemos hambre, y después de comer, una vez saciados. A continuación, recomienda establecer un ranking de hambre del cero al diez, que previsiblemente irá variando con el tiempo y nos ayudará a que no nos sirvamos más comida de la que necesita nuestro cuerpo para seguir funcionando correctamente.

Comer de la forma más lenta posible y realizar ejercicios respiratorios de relajación antes de ponerse a comer es otro de los trucos que recomienda este nutricionista para seguir una alimentación consciente. A medida que avanzamos es preciso preguntarnos mentalmente cuánta hambre aún tenemos y calcular en base a ella la cantidad de comida que será suficiente para saciarnos.

Evita comer como respuesta emocional

Numerosas investigaciones han demostrado que la mayoría de las veces no comemos por una necesidad física, sino emocional. Aunque no lo parezca, comer porque estamos tristes, felices, aburridos o estresados es una conducta muy implantada y casi automática, lo que hace que sea una de las más difíciles de controlar. El estrés y el nerviosismo, por ejemplo, son dos de las patologías que más influyen en el sobrepeso, y es que de ellas se deriva una considerable falta de autocontrol que nos lleva a comer de forma más impulsiva y sentirnos menos saciados. Además pueden provocar la ralentización del metabolismo.

En primer lugar es preciso prestar atención a los efectos de la comida, averiguar qué nos sienta bien o mal y qué es realmente lo que necesitamos comer

La emoción puede superponerse sobre la razón y no es fácil esquivar los patrones de comportamiento que nos generan satisfacción ante los desequilibrios emocionales. Sin embargo, a base de entrenamiento y constancia se puede llegar a una cierta autocontención que, al menos, ayude a reducir la frecuencia de las comidas emocionales.

Retrasar el momento, buscar un entretenimiento alternativo o practicar la relajaciónpara disminuir la intensidad de las emociones son algunos trucos a tener en cuenta.

No te prives de nada, siempre y cuando el cuerpo te lo pida

Para los comedores intuitivos no existen los alimentos “buenos” o “malos”. Eso no quiere decir que no haya diferencias nutricionales entre un pastel y unamanzana, sino que después de comer un postre altamente calórico, el cuerpo rechazará el azúcar o las calorías en las próximas comidas y nos pedirá ingerir alimentos más nutritivos, explica Tylka.

La clave está en el equilibrio. Por tanto, si no atendemos a las necesidades básicas del cuerpo y a las señales que nos envía, sólo conseguiremos empeorar nuestra salud física y psíquica. Como dijo Aristóteles, la virtud está en el término medio. A simple vista, este método puede parecer sencillo, pero hace falta un poco de práctica, y seguir estos ejercicios, para conseguir llevar a cabo una alimentación consciente. Al final, todo está en nuestra mente.

Acabar una dieta es un reto que sólo alcanza el 20% de las personas que se someten a régimen. De entre ellas, una gran mayoría vuelve a ganar peso durante los meses posteriores por razones principalmente psicológicas. La tentación se esconde en lo prohibido, y cuanto más nos reprimamos por comer una serie de alimentos, más ansiedad nos generará y tendremos mayores dificultades para prescindir de ellos, hasta caer inevitablemente en los peligrosos atracones. En la regla del todo o nada, sólo una minoríamentalmente muy fuertelogra adelgazar. Sin embargo, existe una solución llamada 'alimentación consciente' o, como se la ha denominado comercialmente, la ‘dieta no dieta’.

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