Es noticia
La terapia exitosa: ¿basta con hablar las cosas para que todo cambie?
  1. Alma, Corazón, Vida
ASÍ TRABAJAN LOS PSICÓLOGOS

La terapia exitosa: ¿basta con hablar las cosas para que todo cambie?

El factor de éxito más importante de una terapia radica en la implicación que demuestre la persona que ha recurrido a ella. No basta con recibir consejos

Foto: En una terapia no basta con charlar para arreglar los problemas. (Corbis)
En una terapia no basta con charlar para arreglar los problemas. (Corbis)

Cuando una persona valora que no tiene recursos personales para enfrentarse a las situaciones que le preocupan, cuando percibe que el problema le desborda, nota síntomas de ansiedad, no sabe qué hacer ante determinadas situaciones, cuando siente dificultades en la comunicación con otras personas, cuando siente que su estado emocional no lo controla o tiene dificultades para relacionarse y no es suficiente el apoyo cotidiano de las personas allegadas, es un buen momento para plantearse acudir a la consulta de un psicólogo.

El psicólogo estudia el comportamiento humano y la interacción entre la persona y su entorno. Realiza la evaluación de los trastornos psicológicos y realiza intervenciones psicológicas para resolverlos. Recoge información relevante del problema, establece un plan de evaluación, realiza un diagnóstico y elabora un plan de intervención para que la persona resuelva el problema.

El psicólogo debería hacer más trabajo con el paciente en los escenarios reales que en los despachos

Ninguna terapia puede resolver nuestros problemas si no nos implicamos en ella. Puede proporcionarnos las claves necesarias para que aprendamos a comprender y asimilar todo lo que nos ocurre. El factor de éxito más importante de una terapia radica en la implicación que demuestre la persona que ha recurrido a ella. No exisen soluciones mágicas. Para lograr cambios hace falta esforzarse para estar activo y cumplir los objetivos terapéuticos. El psicólogo, a diferencia de otros profesionales, no sólo habla con el paciente y ya está, sino que diseña un plan de trabajo en el que se modifican los contextos en los que se relaciona habitualmente, se trabaja con las familias en muchos casos para que refuercen determinados comportamientos e ignoren otros del paciente, trabaja con variables motivacionales intrínsecas y externas para que el paciente realice las tareas y, como consecuencia, los cambios de conductas problemáticas.

Inicia entrenamientos en habilidades y competencias que el paciente necesita tener adquiridos para adaptarse mejor a las situaciones cotidianas. Le enseña a gestionar sus emociones, a enfrentarse a sus miedos, a pensar de otra manera, a ser una persona proactiva para conseguir aquello que es importante para normalizar su vida, para disminuir la resistencia a los cambios, a prevenir situaciones de riesgo para no tener recaídas, en definitiva, a hacerle partícipe del diseño de los objetivos para estar bien y cómo cumplirlos.

Es muy importante la relación terapéutica entre el psicólogo y el paciente, basado en el respeto a la persona, en la honestidad y en la sinceridad. Explicar qué es lo que está pasando y cómo lo vamos a intentar resolver, educarle en el problema. Dar información permanentemente del proceso de la intervención, en qué punto estamos para que el paciente sepa lo que tiene que hacer y de esta manera mostrarse más motivado en la realización de las tareas. Esto facilita la adherencia al tratamiento y se disminuye por tanto el abandono terapéutico.

No es la palabra sino la acción del paciente y de la familia en situaciones reales la variable más importante para conseguir los objetivos terapéuticos

Si, por ejemplo, le decimos a un paciente que deje de beber es muy probable que no lo haga. La palabra no cambia el estilo de comportamiento. Lo que le va a facilitar al paciente dejar de beber es que un miembro de la familia, amigo, o el psicólogo le acompañe a la salida del trabajo y cambien la ruta para llegar a casa sin beber, si planificamos actividades incompatibles con los momentos en que es más probable que el paciente beba, si tenemos más control del dinero que necesita a diario, si le entrenamos a controlar la sintomatología de ansiedad, si le entrenamos a reestructurar sus pensamientos y su autoconfianza en sus recursos personales y profesionales, si entrenamos a la familia a gestionar las consecuencias si bebe o cuando no bebe, si entrenamos a todos a comunicarse de manera más eficaz, si facilitamos que realicen actividades gratificantes de manera individual y de manera conjunta, si cambiamos el hábito de comportamiento durante el fin de semana.

La palabra no cambia el comportamiento, pero si planificamos unas metas fácilmente conseguibles y le ayudamos a que las cumpla y reciba por ello gratificaciones por parte de la familia y amigos, si le hacemos experto en detectar situaciones de riesgo para beber en situaciones reales, y muchas más estrategias, será más fácil para el paciente dejar de beber. No es la palabra sino la acción del paciente y familia en situaciones reales la variable más importante para conseguir los objetivos terapéuticos.

El psicólogo debería hacer más trabajo con el paciente en los escenarios reales que en los despachos, en general las personas tienen más problemas fuera que dentro de los despachos. Cambiar la forma de interactuarcon el entorno para que el paciente se adapte mejor facilitaría su calidad de vida y su salud, ese sería el principal objetivo y no imitar el modelo médico caracterizado en que posiblemente te déalguna instrucción y seguramente un fármaco, pero que se va a despreocupar del paciente hasta varias semanas o meses después, hasta la siguiente cita. “No coma grasa, realice ejercicio físico, tómese esta pastilla y le haremos un análisis en seis meses”, y lo dicen como si su palabra fuera lo suficiente para que el paciente cumpla sus instrucciones. Todos sabemos que no.

Cuando una persona valora que no tiene recursos personales para enfrentarse a las situaciones que le preocupan, cuando percibe que el problema le desborda, nota síntomas de ansiedad, no sabe qué hacer ante determinadas situaciones, cuando siente dificultades en la comunicación con otras personas, cuando siente que su estado emocional no lo controla o tiene dificultades para relacionarse y no es suficiente el apoyo cotidiano de las personas allegadas, es un buen momento para plantearse acudir a la consulta de un psicólogo.

El redactor recomienda