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Diez cosas sorprendentes que pasan dentro de ti cuando alguien te rechaza
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LAS CONSECUENCIAS DEL DESPRECIO

Diez cosas sorprendentes que pasan dentro de ti cuando alguien te rechaza

Sentirse rechazado es habitual en la vida, ya sea en el amor, en la amistad o en el terreno laboral. Y cuando ocurre, siempre hay consecuencias

Foto: Una gran cantidad de sentimientos se activan cuando nos rechazan. (Corbis)
Una gran cantidad de sentimientos se activan cuando nos rechazan. (Corbis)

El rechazo en la vida es algo con lo que cualquiera debería poder lidiar, pues todos nos vemos expuestos a él tarde o temprano. Podemos sentirnos ignorados o rechazados, por supuesto, en el amor, cuando alguien nos responde con una negativa, no nos hace el caso que nos gustaría o nos ignora implacablemente. Pero aunque el rechazo amoroso es uno de los más sonados –de algo se ha tenido que nutrir la literatura– no es el único.

Los amigos pueden darnos la espalda, fallarnos o no contar con nosotros, de igual modo que nuestros compañeros de trabajo pueden ignorarnos a la hora de la comida o del café. Nuestro jefe, claro está, puede rechazar cada propuesta o sugerencia, o incluso rechazarnos a nosotros mismos y despedirnos.

Todas estas formas de desprecio causan en nosotros una serie de daños emocionales que nos afectan de una manera u otra. El psicólogo Guy Winch ha identificado diez consecuencias que padece el que se ha visto expuesto al desprecio:

1. El rechazo hace que se resientan las zonas de dolor en el cerebro

Winch recuerda que son las mismas áreas cerebrales las que se activan cuando nos sentimos rechazados y cuando experimentamos dolor físico. Por eso el rechazo duele tanto, neurológicamente hablando. Nuestro cerebro responde de modo idéntico, pues, al desprecio y al dolor físico.

2. El Tylenol reduce el dolor emocional que produce el rechazo

Para probar la hipótesis de que la sensación de rechazo imita al dolor físico, se ha probado a dar Tylenol (paracetamol) antes de pedirles que recuerden una experiencia de rechazo que les haya marcado. Los participantes que habían recibido la dosis de paracetamol relataron un menor dolor emocional que aquellos que habían ingerido un placebo.

3. El rechazo tiene una función vital en nuestro pasado evolutivo

Los psicólogos asumen que ha de haber una razón específica que explique el fuerte vínculo entre el rechazo y el dolor físico. Se han querido buscar los orígenes de esta relación en el hecho de que en nuestro pasado de cazadores y recolectores, estar condenado al ostracismo era equivalente a una sentencia de muerte: era imposible sobrevivir estando solo. Los psicólogos evolucionistas consideran que el cerebro ha desarrollado un sistema de alerta para avisarnos cuando el riesgo de ostracismo aparezca. Los que mayor dolor experimentaron ante el riesgo de marginación mostraban una evolución mayor, ya que eran capaces más tardede identificar la alerta y corregir su actitud.

4. Podemos revivir el dolor social más vivamente que el dolor físico

Cuando tratamos de evocar un dolor físico pasado no solemos experimentar demasiada alteración. La memoria no es capaz de rememorar verdaderamente el dolor físico. Sin embargo, cuando revivimos un rechazo doloroso enseguida nos vemos invadidos por los mismos sentimientos, y el cerebro responde como entonces lo hizo.

5. El rechazo desestabiliza nuestra necesidad de pertenecer

Somos animales sociales y por eso nuestro cerebro prioriza el rechazo. Todos tenemos la necesidad de pertenecer a un grupo, y la desconexión de éste provoca un gran dolor emocional. Por el contrario, estar rodeado de seres queridos o de personas con las que se comparten valores y afinidades nos calma emocionalmente.

6. El rechazo genera ira y agresividad

Señala Winch que en 2001 se publicó un informe en el que se decía que el rechazo suponía un mayor riesgo de violencia entre los adolescentes que la droga, la pobreza o las malas compañías. Innumerables estudios han demostrados que el rechazo lleva a la gente a volverse agresiva contra los demás. El maltrato en el colegio, contra la mujer, contra los niños… Cualquiera que en su infancia se ha sentido rechazado tiene todas las papeletas para ser agresivo en su entorno social al llegar a la edad adulta.

7. El rechazo destruye nuestra autoestima

Es muy frecuente responder a los rechazos amorosos culpándonos a nosotros mismos y fustigándonos emocionalmente sin razones reales. La mayoría de los rechazos amorosos son una cuestión de falta de química, incompatibilidad de caracteres o distintos modos de vida por ambas partes. Atacarnos y culparnos a nosotros mismos nos genera un dolor emocional y hace que sea más difícil, a posteriori, recuperarse del golpe.

8. El rechazo hace descender temporalmente nuestro coeficiente intelectual

La simple evocación del rechazo hace descender el nivel de nuestro coeficiente intelectual, así como merma nuestra memoria a corto plazo y la capacidad de decisión. Cuando acabamos de vivir un rechazo doloroso, no es fácil pensar en claro.

9. El rechazo no responde a ninguna razón

Un experimento puso a una serie de participantes en la tesitura de ser rechazados por gente desconocida. Sorprendentemente, cuando se les dijo que los desconocidos no habían querido realmente rechazarlos, los participantes apenas experimentaron un alivio del dolor que habían sentido.

10. Hay modos de tratar las heridas psicológicas que causa el rechazo

Debemos tratar cada aspecto individualmente, intentar paliar la agresividad y la ira, proteger nuestra autoestima y mantenernos en un lugar en el que nos sintamos queridos.

El rechazo en la vida es algo con lo que cualquiera debería poder lidiar, pues todos nos vemos expuestos a él tarde o temprano. Podemos sentirnos ignorados o rechazados, por supuesto, en el amor, cuando alguien nos responde con una negativa, no nos hace el caso que nos gustaría o nos ignora implacablemente. Pero aunque el rechazo amoroso es uno de los más sonados –de algo se ha tenido que nutrir la literatura– no es el único.

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