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Las 'barbies' de carne y hueso
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LA OBSESIÓN DE LAS JÓVENES POR LA ESTÉTICA

Las 'barbies' de carne y hueso

Silicona, blefaroplastia, liposucciones, extirpación de costillas flotantes, cirugías varias, delgadez extrema... la obsesión estética de las 'barbie dolls'

Foto: La joven ucraniana Valeria Lukyanova, en una foto colgada en su Facebook.
La joven ucraniana Valeria Lukyanova, en una foto colgada en su Facebook.

Quieren ser barbies de carne y hueso, y algunas de ellas lo están consiguiendo a base de silicona, liposucciones, extirpación de costillas flotantes, cirugías varias, blefaroplastia,delgadez extrema y kilos maquillaje. La obsesión por la imagen siempre ha estado ahí, pero el fenómeno de las baby dolls japonesas, jóvenes que quieren imitar físicamente a los dibujos de manga, o directamente a las muñecas fabricadas por Mattel, ha traspasado los límites que hasta ahora imponía la salud. Un fenómeno que se está expandiendo por casi todo el mundo, generando una suerte de competición en la que cada día alguien da un paso más allá.

Las dos reinas del momento, al menos las que más han llamado la atención entre las seguidoras de esta moda, son la joven ucranianaValeria Lukyanova, de 23 años, y la estadounidenseBlondie Bennett, de 38. “El físico natural es aburrido.Me encantaría ser totalmente como una muñeca Barbie”, explicaba esta última a sus fans en Facebook, quien para convertir en realidad su obsesión ya se ha gastado unos 40.000 dólares en operaciones.

Como ocurre con todo fenómeno social, lasbaby dollsya cuentan con su propio movimiento de oposición. El artistaNickolay Lammes uno de sus principales promotores, quien ha ganado una fuerte notoriedad después de diseñar unaBarbienormal”, a la que ha bautizado como Lammily. Se trata de una muñeca creada con proporciones corporales realistas y adecuadas a una joven de 19 años.El vídeo en el que muestra el diseño por ordenador de Lammily se hizo rápidamente viral, por lo que su siguiente paso ha sidorecabar fondos mediantecrowdfundingpara podersacarla a la venta. El objetivo de sus impulsores no es otro quecontrarrestar “las imágenes corporales negativas se inculcan a los niños”.

La 'Hada de las flores'

La última de estas peculiares divas es otra joven, también de origen ucraniano, que podría destronar a su compatriota: Anastasia Shpagina. Tan sólo tiene 20 años y, según ella misma ha asegurado a sus fans, ha adelgazado más de 40 kilos y se ha quitado dos costillas para convertirse en la encarnación de un personaje de manga. Incluso se ha cambiado de nombre por uno de origen japonés (Fukkacumi).

Sus vídeos en Youtube cuentan con miles de visitas, sobre todo los tutoriales en los que enseña a sus seguidoras a maquillarse como ella (el llamado 'Hada de las flores' ya ha sido reproducido más de seis millones de veces). El peligro para la salud de su extrema delgadez es evidente, pero que se haya convertido en un modelo a seguir por miles de adolescentes de todo el mundo ha encendido las alarmas entre padres, educadores y psicólogos.

Trastornos a medio y largo plazo

Para Enrique García Huete, profesor de psicología emocional en el MBA del Instituto de Empresa y director de Quality Psicólogos, las víctimas potenciales de esta tendencia son las adolescentes, que se encuentran en un período de identificación personal, que buscan mediante la pertenencia grupal, y cuya autoestima es baja. “Por un lado está la influencia del ambiente social y, por otro, la pertenencia grupal, en la que suelen tener mucha importancia la estética y la filosofía que está detrás de ella”, apunta. En este sentido, “las que son más influenciables y que no sienten una pertenencia a otros grupos, es más fácil que se enganchen a estas modas”.

A medio y largo plazo, los trastornos dismórficos corporales (TDC), conocidos también como dismorfofobia, son algunas de las consecuencias más graves que pueden sufrir estas adolescentes, sobre todo aquellas que van más lejos en lo que a operaciones quirúrgicas irreversibles se refiere. El botox, por ejemplo, puede corregirse estéticamente en un momento dado pero, por ejemplo, la extirpación de las costillas flotantes no tiene marcha atrás.

El TDC es una patología por lo que la persona ve alguna parte de su cuerpo distorsionada. Aunque aún es pronto para adelantar los efectos psicológicos en esta generación de baby dolls, Huete pone como ejemplo los tatuajes. “Mucha de la gente que se los hizo en un momento determinado, por pertenencia grupal, luego al socializarse se encontraron con dos opciones. Si sus vidas transcurrían en ámbitos en los que no estaban mal vistos los tatuajes, se mantenían, mientras que si por ejemplo acaban trabajando de ejecutivos o algo por el estilo trataban de borrárselos”.

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Falta de autoestima y necesidad de pertenencia grupal

El tipo de operaciones estéticas que están popularizando Lukyanova, Bennett o Shpagina no son precisamente tatuajes que puedan borrarse en un momento dado. Ante la proliferación de estos fenómenos, la mejor herramienta de protección para evitar que la obsesión por la estética acabe arruinando la vida y la salud de las jóvenes, pasa por una educación que genere autoestima en las adolescentes.

“Cuanto más seguras menos influenciables serán y, por tanto, menos probabilidades tendrán de moverse por modas”, afirma el psicólogo. Para ello, es preciso llevar a cabo un proceso educativo, sobre todo durante la niñez,“mediante el que se reconozcan tanto los puntos fuertes, para potenciarlos, como los débiles, para corregirlos, sin recurrir al castigo, y procurando que se encuentren a gusto en sus grupos de pertenencia o que busquen otros más acordes”.

Huete insiste en que este trabajo educativo debe llevarse a cabo antes de la adolescencia, pues a esas edades ya son los grupos de referencia los que ejercen una influencia mayor que la de los padres. Por ello, sentencia, “es importante que se eduque a los hijos en coherencia con la ideología paterna. Es decir, si quieres que aprecie la naturaleza puedes introducirlo en grupos de pertenencia que fomenten los valores ambientales, como los scouts, como si eres laico o católico lo llevarás a un colegio u otro”.

Quieren ser barbies de carne y hueso, y algunas de ellas lo están consiguiendo a base de silicona, liposucciones, extirpación de costillas flotantes, cirugías varias, blefaroplastia,delgadez extrema y kilos maquillaje. La obsesión por la imagen siempre ha estado ahí, pero el fenómeno de las baby dolls japonesas, jóvenes que quieren imitar físicamente a los dibujos de manga, o directamente a las muñecas fabricadas por Mattel, ha traspasado los límites que hasta ahora imponía la salud. Un fenómeno que se está expandiendo por casi todo el mundo, generando una suerte de competición en la que cada día alguien da un paso más allá.

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